12.03.24

"Con qué facilidad condenamos"

Son palabras calentitas, recién horneadas en el Vaticano, y oreadas a continuación públicamente. No tienen pérdida.

A las que se añaden, en la misma jugada, estás otras: “Jesús no nos señala con el dedo”.

Pues, si esto va así, los señores Obispos de este País -que se deshace-, y de esta Iglesia católica en España -que desaparece a marchas forzadas-, deberían leerlas con la devoción que profesan a su autor o autores; e, inmediatamente, rectificar lo que están haciendo con La Sacristía más prestigiosa que la Iglesia tenía por estos lares. Si, la de La Vendée.

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5.03.24

Descristianización total. O casi.

Hasta hoy no había caído en la cuenta de la fractura tan grande que, en el orden de la Descristianización, ha sufrido España. Y me imagino que en todo el mundo Occidental.

Por cierto, y como inciso: la Santísima Virgen, en pleno siglo XIX, se lo había profetizado a Sor Patrocinio. Y se ha cumplido. Podia haber sido de otra manera, sí; pero ha sido así, porque no nos hemos querido convertir ni al Sagrado Corazón de Jesús, ni al Corazón Inmaculado de María.

Digo lo de la Descristainización a propósito de cómo ha penetrado en las conciencias, antes católicas en su inmensísima mayoría, la falta de “crítica” ante lo que nos ha traído, paso a paso y como “a la chita callando", el mundo de las “democracias liberales, o así". 

Hay católicos que están encantados con el invento: bastantes; resignados, otros tantos; derrotados, otros más… Pero sin el más mínimo criterio -católico, por supuesto-, todos ellos; más la inmensa mayoría de los que queden. Si quedan. Que quedan bien pocos, por cierto.

Porque, ¿cómo se puede mantener uno católico aceptando el aborto, la eutanasia, la anticoncepción, el mundillo, los multicolorines, los géneros y los subgéneros, las especies y las subespecies, la corrupción como Sistema -avalado por la mentira como único y seguro fundamento del mismo, el saqueo de los bolsillos -las arcas públicas se les quedan en nada-, y la destrucción de la persona y la sociedad como meta última?

Y todo orquestado y llevado a cabo, ni más ni menos, que por los “amantes de la libertad” y los “defensores apasionados del derecho y de los oprimidos”. Tal cual. Así se definen -contra toda evidencia, que ellos mismos se encargan de poner de manifiesto bien a las claras-, pues “la cabra tira al monte”. Necesariamente. Es que no lo pueden evitar.

Pero hay que saber, necesaria y conscientemente, que:

“Defensores de los oprimidos”, para la progrez multicolor -masónica, marxista, atea como primer principio-, significa que “hay que tener oprimidos; y, si hace falta, hacerlos; pues, si no, no se les puede “defender", manteniéndolos en su condición, penosa y cruelmente inhumana, de oprimidos, para mantener la propia. Es nuestra razón de ser”.

Y “amantes de la libertad” no pasa de “mantener la suya propia”; nunca la de los demás, porque estos dejarían de ser “oprimidos", y se quedarían, los de la libertad, sin su motivo de ser y de sobrevivir, insisto a propósito. Todo ello, “para vivir a cuerpo de rey”, como está más que demostrado. Hasta la saciedad y la evidencia, que no sólo dan vergüenza ajena, sino sobretodo nauseas.

Lo que más sorprende en todo esto, al menos a mí, es la cantidad industrial de “católicos” que se definen a sí mismos como tales -convencidos están-, y sostienen con sus votos un Sistema tal; tan corrompido que se hace pedazos, y destroza todo aquello donde pone sus zarpas, ponzoñosas ellas. Empezando por los mismos católicos, su meta más ansiada y gozosa.

Lo mismo se cargan Instituciones -la Familia, por ejemplo y como primer objetivo: la célula originaria y fundante de la sociedad; ya que, corrompida la familia, se corrompe necesariamente todo lo demás-, como las mismas personas, a las que buscan despojar hasta de sus constantes antropológicas. Saquearles las perricas va de suyo obligadamente; antes, durante y después de todos los desaguisados que ponen en práctica.

Pasando por donde haya que pasar: por encima de la Iglesia Católica; que ya les queda menos. Es en lo que están de hoz y de coz. Sueñan con lograrlo. ¡Será por dinero!

Todo esto se soporta -se admite, se cobija, se asimila y se defiende, incluso-, teniendo dicho por boca del Señor que: No podéis servir a dos señores. Que:  estamos en el mundo, pero no somos mundanos; ni somos para el mundo. Que: “hemos de oir, ver y entender"; es decir: enjuiciar y decidir en consecuencia.

Sin embargo, asistimos -atónitos como mínimo-, a un siglo de lastimosas traiciones y deserciones, en laicos, sacerdotes y religiosos, amén de miembros encumbrados de la Jeraquía; de francas e hipócritas apostasías en todos los estratos de la Iglesia; y de herejías consentidas, cuando no promovidas desde arriba, ninguna de nuevo cuño, en mi opinión.

Como mínimo, nos hemos viciado de mundanismo, hasta el punto de pensar que, “ser mundano” es, exactamente “lo católico”: Ahí están Biden y sus émulos para demostrarlo. Que “los signos de los tiempos” son la conversión al mundanismo y sus máximas. Que “el soplo del espíritu” es la claudicación incondicional a las sugerencias de la Serpiente contra los Mandatos de Dios. Que “el becerro de oro” es quien “nos ha sacado de Egipto”. Y que “es el mundo el que nos salva”. De ahí el montarnos la vida “como si Dios no existiese”.

Un siglo que nos reclama, quizá como nunca -o como siempre-, ser hijos constantes y fieles de Dios y de nuestra Madre la Iglesia Santa. Ser católicos cien por cien, a contracorriente: en caso contrario, se nos llevará la corriente. Que es fortísima: un auténtico desbordamiento, como nunca se ha visto y sufrido.

Ésta es la Esperanza del Sagrado Corazón de Jesucristo y del Corazón Inmaculado de Maria; y el reto al que nos convocan; sabiendo, por nuestra parte, que su Gracia es segura, amén de sobreabundante. También el Premio: porque a quien más se pide, más se le da.

A Dios, como nos enseña la Historia Sagrada, no le dejamos otra solución si no le respondemos a su envite que, como hizo con los Judíos, no dejar que ninguno de los que salió de Egipto -por Su Mano Poderosa-, entrase en la Tierra Prometida.  O, como les dice Jesús a los judíos, os será quitado el Reino de Dios para dárselo a otro pueblo que rinda los frutos a su tiempo.

Así, y de ahí, hace la Iglesia; y así y de ahí, hemos venido los católicos. Lo explica la misma Boca Divina, la de Cristo, con la parábola de los arrendadores injustos y asesinos que pretenden quedarse con la viña matando al heredero; y la necesaria y justa pena con la que les castiga.

Con la Descristianización que, en la vida real es el desprecio directo de Cristo, al Señor no le dejamos otra solución, si no nos convertimos: Nos quitará lo que nos ha dado generosa, gratuita y amorosamente, y se lo dará a otro pueblo que dé los frutos a su hora.

Bueno, le queda otra solución: dar carpetazo a su Tiempo, cortar por lo sano, y pedirnos cuantas estrechas de nuestra administración. Que me da no van a ser cuentas demasiado airosas, visto lo visto.

¿Es reversible esta situación y esta perspectiva, nada alagüeña en sí misma? Sí, por supuesto. Y gracias a Dios, nunca mejor dicho. Porque ha puesto a nuestro alcance todas las herramientas necesarias para ello.

Que se resumen en una sola: Conversión. Es decir: volver nuestra mirada a Cristo. Como rezamos con el Salmo: Vultum tuum, Domine, requiram! -Busco tu Rostro, Señor!

Esto se traduce, necesariamente, en dejarnos enseñar por Él, y por los Pastores que, en su Iglesia, sólo tienen la Palabra de Dios en la boca, al llevarla en su corazón. Es limpiar nuestro corazón y nuestra conciencia en el Sacramento de la Confesión, para que rebrote el trigo bueno que sembró el Sembrador. Es dejar de inficcionarnos con mentiras interesadas -desde fuera y desde dentro de la Iglesia-, para  quedarnos, y defender, la Palabra de Dios en nuestra alma, en nuestra conciencia, en nuestro corazón y en nuestra vida real.

Es, si preciso fuere, llegar a ser mártir en medio de esta sociedad pagana y adúltera. Es no tener ninguna connivencia con el pecado, o con las estructuras de pecado. cualquier cosa antes que convertirnos en unos lapsi “a lo Biden": incluso con Comunión diaria si hace falta, oiga! Será por comuniones!

27.02.24

Presupuestos de las democracias, liberales o así.

O sea: de las “democracias liberales” nacidas masónicas, materialistas y anticatolicas, por ateas: se coloreen como se coloreen. Que, de cierto, ni son liberales, ni son democráticas: son un engendro demoledor para todo el que no pertenece, en cuerpo y alma, al Poder.

Porque estos Sistemas piden la entrega de cuerpo y alma. Lo note el ciudadano o no; caiga en la cuenta o no; lo discurra así o no. Que siempre será problema única y exclusivamente del ciudadano, nunca del que detenta el Poder. De sus adláteres, tampoco.

El orden del desarrollo de este post es aleatorio: no por orden de importancia de los enunciados, que van a ser pocos. Tres, en concreto.

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22.02.24

"Dad al César..., y a Dios...".

No lo he copiado entero, porque supongo perfectamente conocido este texto, que nos ha llegado del mismo Jesucristo.

Otra cosa son las entendederas que uno sea capaz de ponerle. Que, visto lo visto, me da que son escasas: tanto en calidad de las mismas, como en cantidad notable de entendimientos.

Y me explico. No traigo estás palabras, reveladas, por traerlas, sino con toda intención. Y, muy en concreto, por el revuelo que, entre católicos -asi se dicen, casi indignados contra mi-, ha levantado el que pongo verde a la “democracia liberal” como el PEOR sistema político, en base a una única razón: “por sus frutos los conoceréis”.

Afirmación nada sospechosa de partidismo, ni de poner mi opinión personal como referente, pues viene del Señor. Imprescindible y principal elemento de juicio además, tan sensato y valioso como necesario. Porque, juzgar al margen y/o en contra de Cristo y, por tanto, de “lo católico” -nuestro valioso criterio, nuestro único criterio válido-, es un suicidio intelectual, moral, espiritual y religioso.

Si a alguien le parece que no, pues que nos lo explique bien, para poder entenderlo.

Porque hay “católicos, tan católicos” que, en cuanto les nombras la “democracia", colocándola en su sitio, se sienten como desamparados; incluso casi ofendidos. Es que se quedan sin respiración. Es que, materialmente, se mueren…

Y se ciegan hasta el punto de que se quedan sin ojos, sin oídos y sin entendimiento, todo en uno: precisamente, todo aquello con lo que nos ha dotado Dios como personas, para poder mantenernos firmes y seguros en medio de tanta MENTIRA como nos asfixia, ahora sí: esto sí que nos envenena, nos ahoga y nos mata. Sin remisión. ¡Sólo la VERDAD salva!

Porque el daño que ha introducido el Sistema, ha sido tan abundante y tan arrasador, que se ha cargado incluso a una parte grande de la Iglesia. Si es “parte importante” o no, es lo de menos realmente. A la sociedad que la acoge deja de existir como tal.

Vamos a la frase, máximamente ilustradora, que da título al post: Dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios.

Le han preguntado los judíos por si, al parecer, hubiese un conflicto entre sus deberes religiosos y sus deberes políticos con unos autenticos okupas de su País; que, encima, les cobraban por la conquista y la ocupación: que de algo tenían que vivir los romanos.

Y el Señor Jesús les contesta certeramente: dad a cada uno lo que se le debe. Esta es la Justicia -la rectitud moral- que nos manda Dios respecto a Él, y a los demás: siendo uno de esos demás los deberes respecto al Estado. Por ej.: los tributos. La Iglesia Católica, en su DS, acotará este deber de pagar impuestos en su función iluminadora de las conciencias en todas sus vertientes.

Por supuesto, a muchos se les escapa que los deberes con los poderes públicos, al nivel en que estén, SIEMPRE han de dejar libres, y han de poner por delante los deberes de la persona CON Dios. Que esto es exactamente, lo que les enseña Jesucristo. A ellos, y a nosotros.

Y no al revés, que es en lo que se ha traducido por tanta gente, tan católicos ellos, casi como sin darnos cuenta, o como el que no quiere la cosa, al pretender ¿entenderlo? y, por tanto, manejarnos al revés de como debe ser.

Pongo un ejemplo, especialmente clarividente a mi modo de entender: ¿Puede, un católico, en conciencia -es decir: dejando con ello impoluta su conciencia-, votar a un partido que, abiertamente está a favor del aborto? Porque, de hecho, ese partido lo alienta y lo promueve; o, como mínimo, dice que no va a tocar las leyes que, al llegar a la gobernanza de la Nación, se ha encontrado a favor del mismo: y las mantiene, claro. 

¿Puede un catolico, que pretende serlo de arriba abajo, TRAGAR con semejante salvajada, que repugna a cualquier conciencia no corrompida, aunque no sea católica? ¿Esta actitud, es compatible con ser y saberse católico cien por cien? 

Segunda pregunta: ¿Un católico puede, en conciencia, pretender que al votar a un partido abortista “no vota el aborto", porque él -el votante de turno y papeleta-, no lo aprueba personalmente? ¿Son separables, por/en la conciencia, estas cuestiones, y pretender que se la deja incólume, por tanto?

Y esto es válido para todas y cada una de las “líneas rojas” que un católico NO PUEDE trapasar. Que se nos han reiterado durante muchos años por nuestros Pastores.

Por tanto, si las “democracias liberales” al uso traen e imponen, con la fuerza de sus leyes, todas estas INJUSTICIAS que, sin dejar de serlo, son además y en muchos casos IRREVERSIBLES, ¿pueden ser aceptadas políticamente por un católico con su voto, que sostiene no sólo a un partido, sino a todo el Sistema?

Hablo especialmente de la Anticoncepción, del Aborto y de la Eutanasia. Y participa de esta gravedad, el Divorcio. Pero hay muchos más temas de fondo y en el fondo.

Ya sé que “las dos grandes crisis de nuestra época” -como ha llegado desde Roma hace pocos días-, “son el deterioro de nuestra casa común y las migraciones”. Pero, qué se le va a hacer: “con estos bueyes hay que arar”. Aparte de que Roma, a día de hoy, no da más de sí.

Además, hay “católicos tan católicos” que están a favor de estos sistemas de destrucción masiva. Y lo de “destrucción masiva” no es un eufemismo: en España, y solo en España, se han contabilizado ya más de 1 millón de abortos: primera causa de muerte en nuestro País. Sin contar los generados vía pildorita, que esa es otra…

¿Esto, todo esto, es tragable y digerible por alguien que se tiene por católico? ¿Hay que seguir manteniendo, en conciencia, un Sistema tal?

¿Hay que darle al César la conciencia y, con ella, la llave de la segura Condenación Eterna?

¿Nos queda entonces algo para Dios, o Dios ya no es nada para uno? Aún queda bien lo de ir a Misa, en algunos ambientes. Pero esto, por supuesto, no tiene nada ver con mi vida real y ordinaria como católico.

Esto es lo que ha traído la “democracia ‘, nacida del terror, del genocidio de La Vendee, y del anticatolicismo rabioso, por venir y nacer de la masonería más radical y más cruel.

Hay que ser muy, pero que “muy” católico, para necesitar vivir de esto. Es lo que  vengo calificando, con toda propiedad, como “católicos a lo Biden". Claro que estos especímenes ya no son católicos.

Y “al que le pique, que se arrasque”. Y “que cada palo aguante su vela”. Porque -y vuelvo al Señor-: no se puede servir a dos señores. Para muchos católicos de pro, por supuesto que se puede: ellos son la prueba viviente, ¿o no?

Pues es que NO. Ya que, exactamente y en concreto, se genera un conflicto de lealtades -lo explica Cristo perfectamente: ir a los textos oportunos- que, si no se corrige, destroza moralmente a la persona. Lo dice Jesús, no yo. Pero yo lo repito, a conciencia, como es de esperar.

Por cierto: para opinar de este post hay que responder, necesariamente, a las preguntas apuntadas, una por una. Luego ya sí se puede comentar. 

Seguiremos, que aún no hemos tocado siquiera los presupuestos en que nacen, viven y se desarrollan estas “democracias", innobles y corruptas.

PS. He recibido ya varios comentarios al respecto; pero, al no contestar a ninguna de las preguntas apuntadas en el post, no han pasado el filtro y, en consecuencia, no se publican esos comentarios.

16.02.24

"Bajarse del guindo".

“O no”, que diría Rajoy, ínclito perdedor. Le faltaba fuste al hombre, por decir algo que no creo ofensivo. Como le pasa a Feijoo; bueno, a este le faltan hasta las ganas de ganar, si hay que incomodarse un poco; cuando las expectativas le son más favorables, va e, inquieto por la perspectiva, lanza un discursito bien pensado para rebajarlas: además, le encanta jugar al despiste, como su seña de identidad más etnográfica. Supongo que esto tampoco sonará ofensivo, pues no lo digo con esa intención. Nada más lejos de mi mejor ánimo.

En este país, antes España, “la gente subida al guindo", como su lugar habitual de morada fija, tanto en el plano físico como en el intelectual, abunda más que los gorriones en El Retiro (Madrid). Y se nota mucho, la verdad, dado el grado de mansurronería en acto que las distingue.

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