24.10.13

¡Que entre aire fresco!

Concilio Vaticano II

Las imágenes o, lo que es lo mismo, aquello que nos puede servir de ejemplo para llegar a alguna conclusión, vienen la mar de bien cuando se trata de temas como el que hoy traemos aquí.

Sabemos que cuando se abre una ventana pueden pasar muchas cosas.

Pues bien, como decíamos ayer, en la homilía del pasado domingo, 20 de octubre, el sacerdote (hombre mayor muy bien intencionado y con buen corazón) dio a entender que el Beato Juan XXIII quiso convocar el Concilio Vaticano II para que entrara aire fresco en la Iglesia católica.

Bueno, en realidad lo que dijo fue esto:

“Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que podamos ver hacia fuera y para que desde fuera pueda verse el interior”.

Y eso está muy bien porque ya sabemos que, de vez en cuando, conviene abrir las ventanas para que el aire de dentro de la casa (o del edificio que sea) no se enrarezca y, digámoslo suavemente, huela mal. Entonces, claro, también es posible que entre aquel aire fresco al que hacía referencia el sacerdote citado supra.

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23.10.13

Lo siento, pero esto no lo puedo tragar

Papado

Tengo que reconocer que en muchas ocasiones o, vamos, en casi todas, que escuchó una homilía, me vienen a la cabeza posibles temas para escribir. La Palabra de Dios nunca deja de sorprendernos y lo que dicen los sacerdotes al respecto de la misma, menos aún. Y eso, para quien tiene que ponerse todos los días ante el teclado para decir algo, es una buena fuente de información y de formación.

Y eso me pasó el pasado domingo, 20 de octubre, a la sazón 29 del Tiempo Ordinario de este Año de la Fe que va camino de su final.

Pues bien, la cosa dio como para dos días. Es decir que mañana jueves también escribiré, Dios mediante, sobre algo que el sacerdote tuvo a bien decir en la homilía.

Tengo que decir, antes de empezar, que espero que nadie me interprete mal porque no vaya a ser que quien lea esto entienda cosa distinta a lo que se quiere dar a entender y saber.

No es la primera vez que escucho esto en boca de la misma persona. Sin embargo como estoy más que seguro que no será la única que lo piense y lo diga, pues tampoco quiero ser el único (eso espero) que diga lo que piensa al respecto.

El Papa Francisco (a quien Dios guarde muchos años) hace lo que puede. Es bien cierto que le ha tocado lidiar con un toro bastante difícil porque, por una parte, tiene vitola de ser persona que dice lo que piensa y eso, a lo mejor, no siempre viene bien; por otra parte, según lo hecho hasta ahora (política de gestos que son, seguramente, más que verdaderos y no impuestos por ninguna circunstancias de disimulo) más de uno ha dado en pensar que ya era hora de que un Santo Padre fuera como tiene que ser.

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22.10.13

Un amigo de Lolo - Sobre las huellas de Dios

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Sobre las huellas de Dios

“Dios no es un Ser circense, amigo de los escamoteos, sino volcado con intensidad sobre las criaturas y en continua manifestación ”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (731)

Sabemos o, por lo menos, lo tenemos por cierto y verdad, que Dios es veraz. Decir eso, a lo mejor, se puede entender como si el Creador no mintiese nunca. Y eso es, de raíz, ciertamente verdad porque en Dios no hay engaño ni actúa como si quisiese decirnos una cosa mientras piensa otra. Lo bueno del Todopoderoso es que pone las cartas sobre la mesa desde el primera día de la creación.

Pues bien, por eso mismo, sabemos que no podemos andar con el Padre como si pensase una cosa e hiciese otra sino que, como ha demostrado a lo largo de la historia de la humanidad desde que esta sabe que Dios existe y que es el que es, cuando dice esto o lo otro es que piensa esto o lo otro. Por eso Jesús sabía y dijo que donde era sí debíamos decir sí y donde es no tal no era lo que debía imperar. Sin zarandajas o disimulos.

En realidad, lo que pasa es que Dios siempre está presente en la vida del hombre, en sus circunstancias y, digamos, en todo aquello que tiene que ver con su criatura. Presente y con formas tan diversas que nadie debería decir que no es capaz no de ver a Dios tal cual es sino a través de su obra, de su creación y de todo lo que tiene relación con ella.

Dios, Padre Todopoderoso es, en efecto, Padre porque tiene unos hijos, creados cuando quiso crearlos y a su imagen y semejanza; es Todopoderoso porque siempre se manifiesta o, mejor, se manifiesta siempre en todo aquello en lo que nosotros pensamos que no puede manifestarse. Es como si tuviéramos el corazón cerrado ante la evidencia de Dios y que sólo cuando lo abrimos a su presencia, al igual que les pasara a los discípulos de Emaús cuando Jesús partió el pan ante ellos, somos capaces no ya de entrever (en el sentido de procurar ver) sino de ver, directamente, esto o lo otro de lo hecho por Dios atribuyendo al Creador lo hecho. Pura presencia en un corazón, ya, nuevo y abierto al Padre.

Pero no por eso podemos creer que nuestro Señor se aviene a manipulaciones de las muchas que los seres humanos solemos utilizar con nuestros semejantes. No. Al contrario es la verdad porque, como hemos dicho arriba, Dios es veraz y, por lo tanto, siempre nos trata con franqueza: lo escogemos a Él o escogemos al mundo. Ni más ni menos. Así de fácil es la elección aunque muy diferentes sean los resultados: mundo es igual a alejamiento de Dios; Creador, elegirlo a Él, es la forma mejor y más benéfica para nuestra alma de proceder.

Dios, pues, siempre se manifiesta. Y lo hacen en tantas y tantas realidades que hay que estar más que ciego, cegado para el bien, para no darse cuenta de lo que por nosotros ha hecho y hace. Presente, siempre; liberándonos, siempre, del Mal que nos acecha y pretender perdernos.

Así es Dios, así de gozosa nuestra existencia con Él.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Ser otro Cristo, el mismo Cristo… Comencemos por descubrir su pacto con nosotros, la luz que el dedo de Dios impresionó en nosotros al ser concebidos.

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21.10.13

Serie oraciones – invocaciones - Oración de amor a Dios, de San Juan María Vianney, Cura de Ars

Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud.

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso.

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador.

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración “es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso.

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones –invocaciones: Oración de amor a Dios, de San Juan María Vianney, Cura de Ars

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20.10.13

La Palabra del Domingo - 20 de octubre de 2013

Biblia

Lc 18, 1-8

“1 Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. 2 ‘Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.3 Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ‘¡Hazme justicia contra mi adversario!’ 4 Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5 como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme.’ 6 Dijo, pues, el Señor: ‘Oíd lo que dice el juez injusto; 7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? 8 Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?’”

COMENTARIO

Perseverancia en la oración

En el cumplimiento de la misión que tenía encomendada Jesús, enseñar a los que le escuchaba cómo y cuándo debían orar, y de la forma e la que debían y hacerlo, era más que importante.

Como sabemos, por las veces que así lo hace, Jesús utiliza la parábola como instrumento espiritual con el que enseñar lo que es importante saber por quien se dice hijo de dios. Y en este caso, es lo que hace.

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19.10.13

Serie Fundación GRATIS DATE – El Apocalipsis según Leonardo Castellani (y II) – El Apocalipsis como drama, de Alfredo Sáenz, S.J.

GRATIS DATE

Escribir de la Fundación GRATIS DATE es algo, además de muy personal muy relacionado con lo bueno que supone reconocer que hay hermanos en la fe que tienen de la misma un sentido que ya quisiéramos otros muchos.

No soy nada original si digo qué es GRATIS DATE porque cualquiera puede verlo en su página web (www.gratisdate.org). Sin embargo no siempre lo obvio puede ser dejado de lado por obvio sino que, por su bondad, hay que hacer explícito y generalizar su conocimiento.

Seguramente, todas las personas que lean estas cuatro letras que estoy juntando ya saben a qué me refiero pero como considero de especial importancia poner las cosas en su sitio y los puntos sobre todas las letras “i” que deben llevarlos, pues me permito decir lo que sigue.

Sin duda alguna GRATIS DATE es un regalo que Dios ha hecho al mundo católico y que, sirviéndose de algunas personas (tienen nombres y apellidos cada una de ellas) han hecho, hacen y, Dios mediante, harán posible que los creyentes en el Todopoderoso que nos consideramos miembros de la Iglesia católica podamos llevarnos a nuestros corazones muchas palabras sin las cuales no seríamos los mismos.

No quiero, tampoco, que se crean muy especiales las citadas personas porque, en su humildad y modestia a lo mejor no les gusta la coba excesiva o el poner el mérito que tienen sobre la mesa. Pero, ¡qué diantre!, un día es un día y ¡a cada uno lo suyo!

Por eso, el que esto escribe agradece mucho a José Rivera (+1991), José María Iraburu, Carmen Bellido y a los matrimonios Jaurrieta-Galdiano y Iraburu-Allegue que decidieran fundar GRATIS DATE como Fundación benéfica, privada, no lucrativa. Lo hicieron el 7 de junio de 1988 y, hasta ahora mismo, julio de 2013 han conseguido publicar una serie de títulos que son muy importantes para la formación del católico.

Como tal fundación, sin ánimo de lucro, difunden las obras de una forma original que consiste, sobre todo, en enviar a Hispanoamérica los ejemplares que, desde aquellas tierras se les piden y hacerlo de forma gratuita. Si, hasta 2011 habían sido 277.698 los ejemplares publicados es fácil pensar que a día de la fecha estén casi cerca de los 300.000. De tales ejemplares, un tanto por ciento muy alto (80% en 2011) eran enviados, como decimos, a Hispanoamérica.

De tal forman hacen efectivo aquel “gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10,8) y, también, “dad y se os dará” (Lc 6,38) pues, como es de imaginar no son contrarios a las donaciones que se puedan hacer a favor de la Fundación. Además, claro, se venden ejemplares a precios muy, pero que muy, económicos, a quien quiera comprarlos.

Es fácil pensar que la labor evangelizadora de la Fundación GRATIS DATE ha des estar siendo muy grande y que Dios pagará ampliamente la dedicación que desde la misma se hace a favor de tantos hermanos y hermanas en la fe.

Por tanto, esta serie va a estar dedicada a los libros que de la Fundación GD a los que no he hecho referencia en este blog. Esto lo digo porque ya he dedicado dos series a algunos de ellos como son, por ejemplo, al P. José María Iraburu y al P. Julio Alonso Ampuero. Y, como podrán imaginar, no voy a traer aquí el listado completo de los libros porque esto se haría interminable. Es más, es mejor ir descubriéndolos uno a uno, como Dios me dé a entender que debo tratarlos.

Espero, por otra parte, que las personas “afectadas” por mi labor no me guarden gran rencor por lo que sea capaz de hacer…

El Apocalipsis según Leonardo Castellani (y II), – El Apocalipsis como drama, de Alfredo Sáenz, S.J.

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18.10.13

Eppur si muove - Comunión de los divorciados vueltos a casar

Sagrada Comunión

Yo no sé qué diría Jesús. En realidad, no hace falta que venga ahora mismo y se presente ante el mundo (eso ya llegará cuando llegue) y diga lo que cree al respecto porque ya lo dijo hace mucho tiempo. Tiene que ver con lo que Dios une y con lo que no puede separar el hombre.

A uno le da impresión de que eso ha de querer decir que el Creador no está de acuerdo con que el hombre separe lo que él ha unido. Y, aunque el que esto escribe no sea teólogo ni nada por el estilo, como simple creyente, me parece que ha querer decir algo que, a lo mejor, sólo a lo mejor, no hay que saltarse a la torera o tergiversarlo según sean los tiempos que corren…vamos, según sea lo moderno del momento.

Estoy seguro que muchos dirán que el tema de los divorciados y vueltos a casar y la comunión que, ahora mismo, no pueden tomar, no es tema dogmático y que, por lo tanto, es posible cambiarlo según entienda quien eso puede hacer. Sin embargo, no negarán, las mismas personas, que hay que tener un desvío grande de la doctrina católica hacer lo contrario de lo que se hace.

Ahora se escuchan voces, seguramente interesadas en que se escuchen lo que dicen, que el Papa Francisco se está pensando eso de que los divorciados vueltos a casarse puedan comulgar sin ningún problema.

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17.10.13

Nada nuevo bajo el sol: progres contra mártires

Persecución por la fe

¡Cómo está el patio!

Resulta que, estirando la celebración de la beatificación de 522 mártires de la persecución izquierdista contra la Iglesia católica, perfectamente orquestada por los mandamases de la II República Española y defendida por tantos y tantos a lo largo de los años que desde entonces han transcurrido, digo que, estirando de lo que pasó el domingo 13 de octubre, hay personas que, por muy inteligentes que puedan parecer no muestran más que un odium fidei bastante claro y, en general, una ignorancia más que sustanciosa.

Son, por así decirlo, unos buenos tontos ilustres que, además, hacen un flaco favor a los que llaman “sus” muertos que, en una Guerra Civil lo son de todos. Pero ellos, sectarios que son, no pueden evitar ciertos tics.

Pero bueno, esto es lo que hay.

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16.10.13

Cosas que a uno le parecen la mar de bien

De rodillas

Estoy más que seguro que conforme se vaya leyendo el artículo de hoy, más de una persona pensará “pues no es para tanto”; alguna que otra dirá “pues vaya”; e, incluso, algún que otro sacerdote estará en lo cierto si dice, por ejemplo, “eso a mí no me pasa”. Es más, a lo mejor cosa tan simple como este le sirve a más de uno para hacer algo parecido si es que no lo hace ya.

Las cosas relacionadas con la Santa Misa son tenidas, en demasiadas ocasiones, como realidades que están ahí y que, al fin y al cabo, todo el mundo las conoce y tampoco es como para hacer hincapié donde no hay que hacerlo.

Hace casi tres años no tuve más remedio que escribir, sobre el mismo asunto de hoy, pero desde la perspectiva negativa, esto:

En el momento de la consagración yo voy a lo de Dios o, lo que es mismo, a lo mío (porque en este caso hay coincidencia perfecta entre una voluntad, la del Creador, y una actitud, la del creyente). Es decir que estaba de rodillas y, como suelo hacer, para mejor recogimiento, con los dedos cruzados y tapándome los ojos (así lo aprendí el primer día de colegio cuando un jesuita nos dijo que se podía rezar, también, poniendo así los dedos y no sólo con las palmas de las manos juntas mirando hacia arriba y fue mi primera decisión espiritual que aún mantengo).

Pero decidí experimentar algo y miré para mi derredor y para el resto de la Iglesia. !Albricias¡, vi que más de la mitad (bastante más) de los fieles no se arrodillaban cuando el cuerpo y la sangre de Cristo se consagraba y, digamos, traíamos al presente aquellas palabras de Jesucristo “Esto es mi cuerpo… porque esta es mi sangre” y demás parte de la consagración.

Es bien cierto que muchas personas de las que no se arrodillaron eran mayores y, como es de esperar, no pueden ponerse de rodillas. Sin embargo, un gran número de creyentes eran, seguramente más jóvenes que yo (que tengo 47 años ya cumplidos).

Entonces dije que no me parecía nada bien que en un momento tan importante de la Santa Misa (¡nada menos que la Consagración!) muchas personas tenga la tendencia a no arrodillarse como si se tratara de un momento de poca importancia.

Pues bien, el pasado día 12 de octubre y aún no siendo día de precepto (esto da para otro artículo; y lo dará, si Dios quiere) el que esto escribe tuvo la feliz idea de dirigirse a la única Parroquia de mi localidad donde se celebra la Eucaristía todos los días a horas más bien tempranas. Era la Misa de las 9, 30 de la mañana o, para los que gusten del latín, ante meridiem.

Recuerdo ahora (vamos, no es que lo recuerde sino que lo he visto al leer lo que, dicho arriba, escribí en su día) que un comentarista, y además colega de esta casa InfoCatólica, llamado Luis Ignacio Amorós dijo esto acerca del tema en cuestión:

Los sacerdotes tienen el instrumento de las moniciones para ejercer una cierta docencia sobre la asistencia correcta y respetuosa a misa, pero pocas veces la emplean, y rarísimamente para advertir de incorrecciones al canon. Esa enseñanza es oficio de cristianos, pero sobre todo de sacerdotes, y los obispos son quienes deben supervisar que cumplen su labor.

Sigamos, pues.

Decía que era la Santa Misa de las 9.30 a.m. cuando, en el momento determinado, justo antes de proceder a la consagración, el sacerdote que celebraba dijo esto: “De rodillas”. Dijo a los presentes que debíamos ponernos de rodillas.

La verdad es que más de uno dirá que es lo que hay que hacer y que tampoco es necesario que lo diga el sacerdote. Sin embargo, no sólo dijo eso sino que, el buen hombre (Dios lo guarde muchos años) quiso dar una pequeña explicación, dar razones de nuestra esperanza, como diría San Pedro, acerca de tal acto y el tal momento.

Hizo, exactamente, lo que recomendó, como necesidad, el comentarista arriba citado. Y bien que lo hizo.

¿Qué dijo?

Pues lo obvio pero que, por obvio, de olvida demasiadas veces por parte de quien, no estando impedido físicamente para ponerse de rodillas, simplemente no se pone de rodillas.

Y fue que se trata, en primer lugar, de un gesto de empequeñecimiento ante el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Nos arrodillamos, pues, para reconocer nuestra humildad (esto lo digo yo) y en un momento en el que el cereal y el vino pasan a ser el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que murió en muerte de cruz por todos nosotros. Y eso parece más que importante como para que los creyentes que en tal momento están presenten se muestren su “respeto” y “adoración” hacia tal momento y hacia Quien está presente en tales formas.

Y es que dijo, también, que debemos respeto y adoración y que por eso nos arrodillamos.

Es más que cierto, y es evidente con tan sólo asistir a una Misa que muchas personas no pueden, físicamente, arrodillarse por ser mayores o por estar aquejadas de enfermedad. En este caso, supongo yo que bastará con un recogimiento especial en el momento de la Consagración en señal de tan respeto y de tal adoración. Sin embargo, es difícil negar que otros muchos católicos no se arrodillan porque, es posible, ignoran lo que está pasando o, simplemente, porque no quieren arrodillarse. Y, en tal caso, será Dios quien, cuando corresponda, diga lo que tenga que decir. A nosotros nos basta y nos sobra con decir lo que pasa pues tampoco somos más que nadie (mejor, somos menos que muchos) pero no vamos a permanecer callados cuando vemos determinadas cosas.

En fin. Como he dicho arriba más de uno pensará que la cosa es muy común. Sin embargo, al que esto escribe hay cosas que le parecen la mar de bien y lo que hizo el sacerdote en la Santa Misa, 9, 30 a.m. de la Parroquia de la Asunción de Torrent (Valencia) está la mar de bien.

Y que se repita, oiga.

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saberse muy poco ante Dios es la mejor manera de reconocer cómo somos.

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15.10.13

Un amigo de Lolo - Dios es Todo de todo pero no todo es Dios

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Dios es Todo de todo pero no todo es Dios

“¡Qué inmensa fuente de energías Aquella que puede dar su poder al rayo, la ola, el viento, los átomos y el sol! ”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (1)

Existe la idea panteísta según la cual todas las realidades son Dios. Sin embargo, bien sabemos que eso no es cierto por una razón tan sencilla como es, por ejemplo, en el hombre, la existencia del pecado y en el resto de seres, la simple imperfección en su esencia y su existir.

Todo, eso sí, parte de Dios y se mantiene, también, por el mismo Creador que, a diferencia de lo que se pueda pensar, no se quedó a descansar para siempre en el famoso séptimo día en el que, después, de Crear (con mayúscula) tomó tan sabia decisión de dejar que lo creado actuase por sí mismo llevado de la libertad (racional o irracional en el sentido de instintiva) como don de Dios.

En realidad, si bien lo pensamos es bastante cómodo para nosotros creer, porque es cierto, que Dios da a todo lo que existe una razón para existir, una forma de existir y, en fin, un modo de conducirse. Es cómodo, decimos, porque nos evita tener que estar, continuamente, justificando esto o lo otro. Todo es parte de la Providencia del Todopoderoso y a ella nos debemos.

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