InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Amigo de Lolo

16.10.19

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro" - Gracias a Dios; Gracias, Dios

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Gracias a Dios; Gracias, Dios

 

“La perpetuidad de la Encarnación nos permite el favoritismo de la doble personalidad redentora, un Cristo-Hombre que agiganta los méritos en su doble papel de Dios”. (El sillón de ruedas, p. 106)

 

Todo lo que nuestro Creador, Dios Todopoderoso y Único, hace lo lleva a cabo, digamos, en beneficio de su Creación. Y, como sabemos, dentro de la misma hay sobre quien (y no es presunción sino pura expresión de Amor), por ser su imagen y semejanza, pone sus ojos y su corazón de una forma más que especial.

Con esto queremos decir que sobre el ser humano, creación perfecta (aunque el mismo ser humano sea, muchas veces, imperfecto según sus acciones…) de Dios, pone nuestro Padre del Cielo toda su atención.

No vamos, ahora y aquí, a mostrar que esto ha sido cierto desde que creó al hombre. Y es que, en realidad, no hace falta porque con las caídas en el abismo que ha tenido el ser humano desde entonces (Ya empezaron con tal práctica Adán y Eva) y que el mismo haya llegado a hoy mismo… en fin… que es prueba más que suficiente como para saber que sí, que Dios nos ha creado y nunca, pero nunca de jamás, nos ha abandonado ni nos abandona a cada uno de nosotros, particularmente a mí y a ti y al otro…

Pues bien, el Beato Manuel Lozano Garrido, muy consciente de esto, sabe, por así decirlo, donde se perfeccionó una tal entrega de parte de Dios hacia su creatura, como se decía hace tiempo.

Lo que nos dice Lolo es que es en el momento de la Encarnación donde se certificó que las promesas del Todopoderoso estaban a punto de cumplirse y que, es esto cierto y verdad, lo dicho iba a ser hecho.

Hay algo, por cierto, que nos dice nuestro hermano en la fe, que debería hacer pensar a más de uno que lo que Dios hace no es algo que haga y, ¡hala!, ahí se queda. Algo así como si no tuviera más importancia y fuera algo puntual.

Pues no. Las cosas, en materia de espiritualidad divina, no son tan simples como podamos llegar a creer las personas.

Esto lo decimos porque, como apunta el Beato de Linares (Jaén, España) la Encarnación es “perpetua”.

No podemos negar que no resulta fácil comprender cómo algo que se produjo hace tantos siglos pueda perpetuarse cuando nosotros, los seres humanos, lo miramos todo según nuestros escasos años de vida y nuestra limitación temporal.

Sobre esto podemos decir que Dios nunca hace las cosas para que dejen de ser sino, al contrario, para que se cumplan siempre. Y eso es lo que pasa con la Encarnación de donde, decimos, nace la definitiva salvación del hombre y, así, llega el final de los tiempos al ser enviado el Mesías al mundo.

Sí. Decimos que la Encarnación está dotada de perpetuidad porque, desde entonces, Cristo se encarna en cada instante del mundo para, luego, nacer también cada instante y, ¡Ay!, morir cada instante.

Es verdad que esto es muy difícil de entender. Pero si miramos las cosas desde el punto de vista de Dios acabaremos por comprender que para Él, para nuestro Señor, no hay tiempo en el sentido humano y todo, todo, se produce, se ha producido y se producirá en “su” tiempo.

Bueno. A lo mejor lo hemos liado aún más. Digamos, sin embargo, que entendemos que se nos quiere decir con esto que Dios siempre está presente, que no nos abandona y que nace en nuestros corazones cada día y, es más en cada instante y que, por eso, la Encarnación, a partir de la cual todo se entiende, siempre está ahí.

Vayamos, de todas formas, al grano de la cosa.

El Beato Manuel Lozano Garrido, con estas palabras, favorece en nuestro corazón la confianza que debe ser tenida por parte de los hijos de Dios. Y es que Dios, al hacerse Hombre nos ha favorecido de forma doble aunque, francamente, nos hubiera valido tan sólo el favor de Dios-Dios. Sin embargo, quiso el Todopoderoso que el ser humano lo conociese en tal Persona, la Segunda de la Santísima Trinidad. Y gracias a eso, gracias a esas “doble personalidad redentora” nos ganó Cristo el Cielo luego, claro, de sufrir lo que sufrió.

      

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

9.10.19

Un amigo de Lolo – “Lolo, libro a libro” - Todo tiene relación

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Todo tiene relación

“Los que amamos al agua, la luz y la curva de la montaña por su eje de sencillez, brindamos un homenaje a la quintaesencia de las fórmulas elementales: la Redención.” (El sillón de ruedas, p. 104)

Lo más sencillo, para Dios, es que su corazón de carne y misericordioso se manifieste en toda su magnanimidad. Y eso es lo que hoy nos dice nuestro hermano Manuel Lozano Garrido, a la sazón Beato de la Santísima Iglesia católica. Y es que tiene más razón que un santo, como es.

Pues bien, el caso es que nosotros sabemos y reconocemos que el Todopoderoso creó lo que existe. Y sabemos que lo creó de la nada porque antes nada, salvo Él, existía. Y eso nos alegra porque nosotros formamos parte, excelsa y muy amada por el Creador, de tal Creación. Es más, estamos creados a Su imagen y semejanza y ello debería llenar nuestro corazón de gozo y nuestra alma de una legítima esperanza en la vida eterna.

La vida eterna es, por decirlo pronto y bien, el anhelo de todo aquel que reconoce que existe Dios, que lo ha creado y que, como se diría en tiempos antiguos, lo quiere cabe sí (cerca de sí). Y eso ha de formar parte de nuestro ser mismo de hijos de Dios.

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25.09.19

Un amigo de Lolo – ”Lolo, libro a libro” – Gracias, Dios

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Gracias, Dios

“Junto a la naturaleza infecciosa del pecado y su repercusión colectiva, el ciclo del Nazareno pone sobre la palestra la nueva realidad contagiosa del Bien, la potencia de choque de un acto bondadoso, capaz de fulminar una conquista masiva del Mal.” (El sillón de ruedas, 105)

 

No podemos negar que entre una realidad y la otra hay muchos siglos de por medio. Y es bueno saber cuáles y cómo.

Esto lo decimos porque cuando Adán y Eva pecaron por primera vez lo que pasó es conocido por todos: en primer lugar, fueron expulsados del Paraíso (¡Ay, el Paraíso!) pero, en segundo lugar, propiciaron que aquel Pecado llamado original porque fue, eso, el primero de los que luego vinieron, han venido y vendrán, tuviera repercusión en cada uno de los seres humanos nacidos luego a excepción, como sabemos, del Hijo de Dios y su Madre, María.

Ya tenemos, pues, planteada la situación: hay quien quiso ser igual que Dios (a lo mejor creyeron que hasta más que Quien los había creado) y Quien salvó de aquello.

Nuestros Primeros Padres, causantes de la mayor iniquidad que ha habido en el mundo desde que es mundo (es la mayor porque fue la que introdujo el pecado y la muerte en el mundo y luego… todo ha sido continuar aquello) produjeron algo que en el corazón de Dios, a lo mejor, estaba contenido. Es decir, es posible que Dios creyese en la inocencia del ser humano pero también sabía que, dada la libertad que le había otorgado… a lo mejor se torcía. Y ser torció de la peor manera: desobedeciéndole.

Aquello, como nos dice el Beato Manuel Lozano Garrido fue una infección, toda una infección. Y es que pasó a afectar, a toda la especie humana, con sus hombres y mujeres. A toda, pues, afectó aquello. Y sigue afectando, seguirá, hasta que el Hijo de Dios vuelva a mundo a juzgar a vivos y a muertos. Entonces, por decirlo así, todo quedará claro y bien claro…

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18.09.19

Serie Un amigo de Lolo – Lolo, libro a libro – Cristo siempre salva

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Cristo siempre salva

 

“Cristo, siempre, aún en lo humanamente desconcertante, está agavillando el fruto que un día ha de trenzarse sobre nuestras frentes reconocidas.” (El sillón de ruedas, p. 106)

 

Cristo, “siempre”.

Esta palabra entrecomillada, que es una sola y no tiene demasiadas sílabas es, sin embargo, el quicio sobre el que se debe apoyar nuestra fe y confianza en Dios Todopoderoso y, por supuesto, en su Hijo Jesucristo.

Es bien cierto que nosotros sabemos que eso es así. Bueno, en realidad, es parte esencial de nuestra fe católica reconocer que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad nunca nos da de lado ni se olvida de nosotros. Y es que, claro está, siendo Dios hecho hombre otra cosa ni podemos esperar ni pasa. No. Jesucristo siempre está a nuestro lado y si me apuran… en nosotros mismos al estar, Su Espíritu, en nuestro corazón como Su templo.

Esto es más que verdad. Y el Beato Manuel Lozano Garrido, tan cerca de Cristo como quisiéramos nosotros (al menos, la mitad de cerca… con eso nos podríamos hasta conformar) sabe que sí, que siempre está su hermano y Dios. Y lo deja bien dicho en este corto texto de su libro “El Sillón de ruedas” donde expresa, por primera vez (fue el primer libro que publicó este nuestro Beato) lo que pasa por su corazón.

Pues bien. Sí, Cristo está siempre. Pero esto, al parecer, no es suficiente. Y es que está, también, en aquellos momentos en los a nosotros todo nos puede parecer más extraño, donde lo estamos pasando más que mal y nos preguntamos si es que, acaso, Dios nos ha abandonado… 

Las dudas, en materia de fe, no nos son nada extrañas, por otra parte. Pero esto tiene un claro remedio: confiar en Cristo y en su presencia junto y en nosotros.

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11.09.19

Un amigo de Lolo – Lolo “Libro a libro” - Contra sí mismo, el hombre

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Un amigo de Lolo – Lolo “Libro a libro” - Contra sí mismo, el hombre

 

“El hombre se revuelve y patea la nobleza, la verdad y la justicia, reitera su delito y remacha los clavos de la Suma Inocencia, pero el martirio latente repercute sobre el resto del mundo en forma de gracia inacabable. “ (El sillón de ruedas, p. 106)

  

Esto que nos dice el Beato Manuel Lozano Garrido no podemos decir que nos sea extraño. Es decir, que estas palabras están más que bien dichas y dan, exactamente, en el centro de nuestra diana de iniquidad, de pecado.

Nosotros sabemos que el Creador hizo lo mejor cuando todo lo creó. Y cuando decimos “todo” incluimos en tal todo al ser humano, imagen y semejanza suya. Pero también sabemos lo que pasó cuando el mismo que había sido creado del barro quiso ser igual que Dios. Y sí, aunque podamos entender que cayeron en la trampa del Maligno, lo bien cierto es que querer, querían y más querían ser, Adán y Eva, mucho mejor de lo que eran…

Ciertamente, aquello fue un error tan grave que hoy día seguimos pagando aquel Pecado Original y siempre será pagado por los hijos de Dios al nacer. Y, por eso, lo que el Beato de Linares (Jaén, España) son tan bien venidas porque nos ponen la verdad de las cosas del espíritu en el lugar exacto donde están: a veces lejos, muy lejos de lo que nos conviene.

Pero, por otra parte, nosotros sabemos de la bondad de Dios con nosotros, con aquellos otros nosotros y con nosotros mismos. Y conocemos muy bien las veces que nos ha perdonado y que nos perdona.

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