13.11.22

La Palabra del Domingo - 13 de noviembre de 2022

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 Lc 21, 5-19

 
“5 Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: 6  ‘Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.’  7 Le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?’ 8   Él dijo: ‘Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y “el tiempo está cerca’. No les sigáis. 9 Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.’ 10 Entonces les dijo: ‘Se levantará nación contra nación y reino contra reino. 11  Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. 12 ‘Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre;  13 esto os sucederá para que deis testimonio. 14 Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, 15 porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. 16 Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, 17 y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. 18 Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. 19 Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.”

       

COMENTARIO

Perseverantes debemos ser 



En las Bienaventuranzas Jesucristo avisa acerca de las persecuciones que podrían sufrir sus discípulos. Y, sobre eso, dice “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.” Y eso es a lo que se refiere ahora, en esta conversación con aquellos que, escuchándole, quieren salvarse. 

Cuando Cristo avisa de la destrucción del Templo, ya podemos imaginar la situación en la que quedó, Él mismo, y la Casa de Dios. A muchos, con toda seguridad, debió preocupar mucho aquellas palabras. Y preguntan acerca de eso. 

Sabemos, sin embargo, que el Hijo de Dios, más que referirse a la destrucción del Templo que acaecería en el año 70 de nuestra era, lo hacía sobre un tiempo más lejano (no sabemos cuándo) y que tiene que ver con su segunda vuelta al mundo. Aún, pues, no se había ido a la Casa del Padre pero ya ponía sobre la mesa lo que pasaría cuando volviera. 

No podemos decir que sean nada agradables las palabras de Jesucristo. No son almibaradas ni dichas para alegrar los oídos y corazones de las que las escuchan. No. Son, simplemente, lo que son, lo que ha de pasar, lo que pasará. 

La cosa, además, no va a ser de repente. Es decir, antes de que el Hijo de Dios venga en su Parusía, han de suceder muchas cosas. Algunas, según se sostiene hoy mismo, ya están sucediendo pero si lo miramos bien, también en otros momentos de la historia del hombre después de la Resurrección de Cristo ha parecido que estaban llegando los últimos tiempos que son, no lo olvidemos, a los que hace referencia el Emmanuel. 

No hace falta que las repitamos. En el texto del Evangelio de San Lucas están explicitados los tiempos, las formas y, en fin, lo que sucederá sin temor a equivocaciones ni duda alguna. Lo que sí es importancia es que Jesucristo nos dice que no debemos tener miedo. Y eso, que es fácil de decir, seguramente no será fácil de hacer. No. Y es que es comprensible que el miedo se apodere de los corazones de aquellos que vean que todo se viene abajo, que se es perseguido hasta la muerte y, en fin, que todo parece terminar porque, en efecto, terminará… 

Sin embargo, decimos, el miedo no deberá ser acogido en nuestros corazones. La esperanza y al confianza habrán de prevalecer porque Dios está con nosotros y su Santo Espíritu nos iluminará para nuestra defensa o, simplemente, para fortalecer nuestro corazón ante la adversidad y la asechanza del Maligno que, sin duda alguna, gobernará el mundo entonces, cuando vuelva Jesucristo (así está escrito y así será). 

Por eso la última esperanza es la que siembra Cristo en nuestro corazón: hemos de ser perseverantes, tanto en la persecución como en la oración. Entonces seremos salvados. Sólo así y sólo entonces. 


PRECES

Por todos aquellos que no quieren tener esperanza en su salvación.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no confían en la venida de Cristo.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos tener siempre presente la necesidad de perseverancia en la oración y en la esperanza.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.


El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 ¡Siempre es muy importante estar atento a las palabras del Hijo de Dios!

  

Eleuterio Fernández Guzmán

7.11.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – Así sí se sobrenaturaliza el sufrimiento

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Así sí se sobrenaturaliza el sufrimiento


“De pronto noto que mi hermana llega por el pasillo y pregunta: 

-¿De qué te ríes?

 Si te lo digo, vas a ser tú la que se monde de risa. ¿En qué dirás que me estaba entreteniendo? Pues en hacer planes de comidas… 

El caso es que uno, que tiene más faltas que la báscula de un carbonero, no se acusa desde hace más de veinte años de ese neroniano y pantagruélico pecado que es la gula. No es que yo sea un hombre virtuoso, sino que la tentación, por inapetencia, carece simplemente de sentido” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 112)

  

En una concreta ocasión (siento no recordar ahora en qué libro escribe eso Lolo) el Beato de Linares (Jaén, España) hace una relación de comidas. Es decir, escribe lo que le gustaría comer para desayunar, comer a mediodía y, luego cenar. 

No podemos negar que eso sería, es así mismo escrito y dicho, una relación más que normal para una persona, digamos, que no tenga achaques del cuerpo. Pero eso, para Lolo, no era más que un ejercicio, digamos, de “ilusión” pues nada de lo que allí había escrito podía entrar en su estómago… 

Pues bien, ahora mismo hace algo por el estilo y lo que pasa muestra hasta qué punto nuestro amigo Lolo tenía un sentido del humor que estaba muy fuera de lo normal pues, dadas sus circunstancias, era algo más que guasa lo que le dice a Lucy, su hermana-madre-cuidadora, cuando entra y lo ve “¡riendo!” 

Antes que nada, debemos tomar nota de alguna de las palabras que dice Lolo. Y es que el dice que “nota” que su hermana se le acerca. Y dice que lo nota porque, sencillamente, ya no puede ver pero, de todas formas, conoce muy bien, digamos, los pasos de Lucy y está más que seguro que es ella quien se le acerca. 

Pues bien, el caso es que la hermana ha de preguntarle la razón de que Lolo se esté riendo él solo, allí donde estuviera. Por fuerza debía tratarse de algo muy gracioso que bien hubiera recordado el bueno de Manolo o, en fin, alguna de sus ocurrencias que le llevaran a la risa. 

Y, ciertamente, como bien le contesta Lolo a Lucy, aquello que estaba haciendo (seguramente pensando mentalmente) era para mondarse de risa… 

¡Estaba haciendo Lolo planes de comida! Lo hacía quien poco podía ingerir y todo aquello no era más que un plan de ilusión, como hemos dicho arriba, como lo que le gustaría comer pero que, por su enfermedad, era imposible que comiera. Sin embargo, él sabe cómo sacarle punta a toda circunstancia que le acaece e, incluso, es capaz de hacer risa de eso… ¿Quién de nosotros sería capaz de hacer eso cuando “sólo” le duele una muela…? No, nosotros, en general, sólo rabiaríamos por lo que no podríamos comer pero Lolo estaba hecho de otra pasta que tenía mucho que ver con la fe, con su modo de entender la fe. 

A este respecto, debemos darnos cuenta de lo que supone que alguien como el Beato Lolo, dándose perfecta cuenta de sus propias circunstancias, digamos, culinarias, sea capaz de ponerse el mundo por montera y hacer risa sobre sí y sobre lo que le pasa. Y eso sólo lo puede hacer quien se da cuenta de que incluso aquello podría ser sobrenaturalizado y, por tanto, elevado muy por encima del simple comer o necesidad de tan buen proceder… 

Digamos, ya para terminar, que Lolo nos da una lección espiritual más que grande con esto y que consiste, en general, en entender que lo que nos pueda acaecer que no sea de nuestro gusto también puede ser puesto a los pies de Dios en ofrecimiento. Así se sencillo pero, claro, así de difícil.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

5.11.22

La Palabra para el Domingo - 6 de noviembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 6 sino sábado, 5 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 


Lc 20, 27-38

 
“27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: 28 ‘Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. 29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; 30 y la tomó el segundo, 31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. 32 Finalmente, también murió la mujer. 33  Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.’ 34 Jesús les dijo: ‘Los hijos de este mundo toman mujer o marido; 35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, 36   ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37   Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor ‘el Dios de  Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. 38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.’”


        
COMENTARIO

La eternidad de Dios y la vida eterna del hombre
 
En este texto del Evangelio de San Lucas el Hijo de Dios dice mucho acerca de la vida eterna, de cómo es y de qué se ha de esperar de ella. Pero antes debía manifestar mucho a los que querían tenderle una trampa. 

En realidad, aquellos hombres, saduceos, debían querer burlarse de Jesucristo. Por eso le preguntan eso que le preguntan. 

Sí, en efecto, resulta manifestación de burla preguntar acerca de la resurrección sin creer en ella. Por tanto, lo que preguntaran llevaba el marchamo de chanza y, además, intención malsana de querer coger al Maestro, como ellos lo llaman, en un renuncio espiritual. Y le preguntan esperando una respuesta que sea de su gusto… por eso aquello de la mujer que tantas veces contrajo matrimonio. 

Ciertamente, el tema era peliagudo. Y es que los saduceos no creían en la resurrección y, por lo tanto, les debía parecer de todo menos serio aquello de volver a la vida. Sin embargo, lo que no comprendían era que no se trataba de lo que ellos creían y, sobre todo, no comprendían, para nada, la naturaleza de Dios Padre Todopoderoso: es Dios de vivos. 

Ya en una ocasión, se ve Cristo obligado a decirle a los que le preguntan acerca del divorcio a través del acta de repudio que eso lo estableció Moisés por la dureza de sus corazones pero que en el principio Dios estableció que lo que había unido Él no podía separarlo el hombre. Y ahora debe pensar lo mismo el Hijo de Dios de ellos: ¡no comprenden nada de nada! 

Ellos creían tenerlo todo atado y bien atado: según Moisés, aquella mujer se había casado, uno tras otro, con siete hermanos. Entonces, cuando llegara la resurrección (en la que los saduceos que preguntan no creen) ¿qué pasará? 

Seguramente pensaban que no sabría Cristo salir de aquel trance. Pero no contaban con la Verdad. 

La Verdad, que es Dios mismo, determina que lo que ha creado, el ser humano que está hecho a su imagen y semejanza ha de resucitar si… 

Atributos de Cristo | veniracristo

Decimos eso de “si”, en modo condicional, porque Jesucristo dice, con toda claridad, que “los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquello mundo” (por el Cielo o la vida eterna). Es decir, que no todos van a alcanzar la Bienaventuranza sin los que, en efecto, “sean dignos” de alcanzarla.  Es más, que no todos van a resucitar la para la vida eterna sino aquellos que, repetimos, “sean dignos” para gozar de la Visión Beatífica. Y eso quería decir, a contrario, que habría otros que resucitarían para la muerte eterna que es lo que, en más de una ocasión, dijo Jesucristo en su predicación: quien crea y se convierta, vivirá… quien no crea y no se convierta… no vivirá para siempre o, lo que es lo mismo, morirá para siempre. 

Y, sin embargo, el meollo de aquello era lo que será la resurrección o mejor, el momento inmediatamente posterior: cómo será eso. 

Jesús lo dice de forma que se le entiende todo: no se tomará ni marido ni mujer porque los resucitados no serán como hombres y mujeres de carne sino que serán espíritus. Dice Cristo “como ángeles” que son, como sabemos, seres espirituales. Y los seres espirituales no pueden cumplir las mismas características y vivencias que los seres carnales sino otras muy distintas y más gozosas. 

Por eso, además, vivirán para siempre los que, en efecto, vivan para siempre. Y es que Dios, que quiere cabe sí a su descendencia, no podía permitir que sus hijos murieran para siempre. Al contrario es la verdad: hizo todo lo posible, vía muerte de su Único Hijo engendrado y no creado, que la salvación eterna fuese posible. Y lo fue; vamos, lo es.

 
PRECES

Por todos aquellos que no creen en la resurrección de la carne.

Roguemos al Señor. 

Por todos aquellos que  no quieren acaparar para la vida eterna sino sólo para el mundo y en el mundo. 

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos  alcanzar la Bienaventuranza.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Sobre la vida eterna es seguro que hacer chanza de ella no es nada bueno.

31.10.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – Dios, el de las oportunidades sin cuento

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Dios, el de las oportunidades sin cuento

 

“No sé cómo explicar este fenómeno, pero nunca he sentido correr un año tan aprisa. Bueno, sí lo sé. La realidad es ésta: Dios, Él solito, ha hecho un nuevo y radical planteamiento de mi vida, en el que también juegan las compensaciones. El trabajo grato y fecundo, ese por el que siempre he deseado vivir, me ha llovido en estos meses de tinieblas como tres de los otros juntos. ¡Si apenas tuve un minuto para encarar el porvenir! Es como si tuviéramos una luz delante de la cara y de pronto no la viéramos, pero tampoco notábamos su falta porque una nueva antorcha empezaba a arder por dentro de la frente.” (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 110-111)


En el mismo párrafo que esto que dice Lolo aporta el Beato de Linares (Jaén, España) un dato importante siendo el día 6 de octubre de 1962 cuando esto escribehacía dos días, el 4 de mes décimo del año, se cumplió uno, 1 año, desde que empezara a perder la vista. Y ahora, en 1962, vamos, que nada de nada eso de ver…

No podemos negar que a Manuel Lozano Garrido no le gustó nada perder tal sentido (¿a quién sí?) pero… como era como era… vamos, que a continuación se rehace, remonta el vuelo y, ¡hala!, a saber de qué va la cosa… Y Dios, en su estado de ánimo, tiene mucho y más que ver.

 El caso es que, aunque ha pasado un año desde que perdió la vista, al parecer a Lolo le ha venido más que bien tal año. Y no es que salte de alegría por no poder ver sino que se ha dado cuenta de que Dios, lo dice él mismo, mucho ha intervenido en su vida. Y bien podemos decir que a Manuel Lozano Garrido se le ha cerrado una puerta pero se le han abierto muchas ventanas…

 Como es lógico, aquello a lo que Lolo quería dedicarse y que tiene que ver con el trabajo de periodista y escritor no es que le haya venido a menos o que, en fin, a partir de la pérdida de la vista, haya menguado. Es, justamente, al contrario: le ha llovido en tal año “como tres de los otros juntos”. Y eso para una persona que es lo que quería… le viene, como se dice en la Biblia, como miel sobre hojuelas y, seguro, le hizo más llevadera la nueva situación a la que se enfrentaba al dejar de ver con los ojos del cuerpo pero no con los del corazón. 

En realidad, nuestro amigo de Linares es, digamos, una bestia del trabajo. Y no queriendo malmeter contra su persona, no es poco decir que si alguien pierde la vista y a partir de tal momento le llega más trabajo que nunca y, además, lo lleva hacia adelante… vamos, como que no es que se trate de una persona ordinaria. Y si no creen que la cosa se así, no tienen ustedes más que imaginar qué pasaría en su vida si perdiesen la vista…

 Ante todo esto que le pasa sabe muy Lolo a Quién se lo debe. Ya hemos dicho arriba que sabe que es a Dios que, como dice Manuel, “ha hecho un nuevo y radical planteamiento de mi vida”. Entonces, juega aquí un papel más que importante la santísima Providencia del Creador que ha tenido a bien, que tuvo a bien, reforzar a Lolo en sus cualidades para que siguiera cumpliendo su especial papel de ser entregado a Dios y al prójimo. 

Muy bien se da cuenta Lolo de lo que le pasa. Y pone el ejemplo de la luz que, de repente, te quitan o, simplemente, desapareciera pero, a la vez, algo así como una luz ardiera dentro de ti… Y es que ardiendo dentro de uno no resulta ya imposible conducirse sin los ojos del cuerpo. 

Por eso titulamos que Dios es el de las oportunidades sin cuento porque nunca deja que sus criaturas se hundan en la desesperanza si es que ellas quieren darse cuenta de las manos que el Padre les ofrece. Y Lolo se dio cuenta y de eso, por decirlo así, nosotros somos testigos.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

29.10.22

La Palabra para el Domingo - 30 de octubre de 2022

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 30 sino sábado, 29 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 19, 1-10



“1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. 2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. 3 Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. 4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. 5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: ‘Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.’ 6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. 7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: ‘Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.’ 8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: ‘Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo. 9 Jesús le dijo: ‘Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, 10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.’”




COMENTARIO

Querer buscar a Cristo

Es bien conocido que los publicanos no eran muy bien vistos por el resto de sus compatriotas. Ellos trabajaban cobrando impuestos. Eso no sería nada malo si fuera en beneficio del pueblo judío pero era el invasor romano el que se llevaba el fruto del trabajo de los elegidos por Dios. 

Pero aquel hombre no estaba perdido del todo. 

Cuando le dicen que Jesús va a pasar cerca de su casa piensa que siempre ha querido ver al Maestro. En el fondo de su corazón no había obstáculo absoluto contra aquel hombre que, según decían, hacía grandes obras por aquellos que lo necesitaban. 

Tenía un problema que era doble: era bajo de estatura física pero también moral. Al respecto de la primera ya nos lo dice el texto de San Lucas. Por eso se ve obligado a subirse a un sicómoro. De otra forma, con el gentío que allí había, ni siquiera hubiera visto las sandalias de Jesucristo. 

Pero también, como decimos, era bajo en estatura moral. Y eso lo reconoce él mismo cuando habla con Jesús acerca del “beneficio” de su trabajo. 

De todas formas, Zaqueo quería, tenían intención de ver a Jesús y hace todo lo que está en su mano. Y obtiene un fruto que, seguramente, era mucho más de lo que podía esperar. 

Biografia de Zaqueo

Y Cristo alza la vista. Ahora no lo hace para dirigirse al Cielo y pedir a Dios Padre. No. Ahora lo hace para dirigirse a alguien que era considerado pecador por todos los allí presentes. Y podemos imaginar la cara que se le quedaría a más de uno de esos que le reprochan que quiera entrar en la casa de alguien a quien todos miran tan mal. 

Jesús, de todas formas, sabe que su misión es salvar a quien está perdido.  Lo dice él mismo en este Evangelio.

Digamos que Zaqueo se siente conquistado por Jesús. Suponemos que nunca había hablado con él, pero el Hijo de Dios, que conocía a los suyos, estaba más que seguro que, por las características del trabajo de Zaqueo era posible que hubiera incurrido en alguna que otra malversación o que, simplemente, hubiera robado de los impuestos o a quienes lo debían pagar. 

Aquella palabra, salvación, entra en el corazón de Zaqueo como una llama purificadora. Y, como un resorte, salen de su boca palabras que, en otro tiempo y momento, nadie habría esperado escuchar. Él sabe que, en efecto, la salvación ha entrado en su casa con aquella particular invitación que Jesús se hace a sí mismo para hospedarse en aquella casa. 

Zaqueo se alegró mucho de ver a Jesús pero se debió alegrar mucho más de ver que su corazón, que debía estar sufriendo por su labor diaria, se limpiaba de golpe, a instancia de una mirada de amor que supone comprender y perdonar a quien necesitaba ser comprendido y perdona. 

Y es que querer buscar a Cristo siempre ha de tener su recompensa espiritual. 

PRECES 

Por todos aquellos que no quieren cambiar su mala forma de actuar y de ser.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no aceptan el perdón de Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a darnos cuenta de nuestros pecados.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.



El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Zaqueo quiso ver a Jesús. Y triunfó la Verdad en su corazón. 

24.10.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – Misa en casa de Manolo

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Misa en casa de Manolo 

 

“Pedro me ha conseguido autorización de misa en casa, y él mismo me ha dicho ya hoy la primera.

 …/

 Como lo pensé, lo dije:

 -’Tráete la máquina de escribir’.

 - Para qué ahora? ¿Estás loco?’.

 - ´Que sí, ea; aprisa. Te la traes y la metes debajo de la mesa, para que así el tronco de la Cruz se clave en el teclado y eche allí mismo sus raíces’”. (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 108-109)

Esto ocurre, según anota Lolo en su diario, el 20 de septiembre de 1962. Y para escribir sobre esto nos tomamos la libertad de titular según hizo lo propio el P. José Luis Martín Descalzo  cuando, en una grabación de 1971 vino a narrar que él también celebró la Santa Misa en casa de Manuel Lozano Garrido. 

Pues bien, ya podemos imaginar el gozo de Lolo cuando supo que podría acercarse a la Eucaristía o, mejor, que Cristo se acercaba a su casa y que podía hacerlo todos los días. 

Y entonces surge aquello que es, sin duda alguna, una de las anécdotas espirituales más conocidas del Beato de Linares (Jaén, España) y que muy bien dejó escrito en su libro Las golondrinas nunca saben la hora

No podemos negar que las palabras que recoge Lolo en esta parte de un diario tan extenso en años son muy significativas porque muestran el sentido mismo del ser periodista y la unión que con su vida espiritual tenía eso. Es decir, una unidad de vida perfecta y nada de separación entre lo que hace y lo que cree… 

El caso es que, como más que conocido, que Manuel Lozano Garrido pudiese asistir todos los días a la Santa Misa (realidad muy ansiada por él) era, dadas sus condiciones físicas, prácticamente imposible. Y aquello que, según dice, le consigue Pedro, de que la Eucaristía se pudiese celebrar en su casa (dado, como decimos, sus propias circunstancias) era algo que debía llenarlo de gozo. 

Entonces, para Lolo, nada mejor que escribir lo que en este momento escribe. Y es que no había separación entre lo que hacía en el mundo, ser periodista, y lo que tenía en su corazón: fe católica. 

De todas formas, a nosotros no nos extraña que su hermana Lucy dijera que creía que estaba loco cuando le pide que ponga la máquina de escribir debajo de la mesa que hacía las veces de altar. Y es que era, sí, algo extraño pero dado cómo era Lolo, también era lo que se debía esperar. Y es que es dicho y hecho: lo piensa y lo pide y, podemos suponer que es lo que sucedió: Lucy puso su máquina de escribir debajo de la mesa y, claro, surgió una unión tan especial entre aquel instrumento de trabajo de Lolo y lo que, en suma, era su propia fe que el resultado es evidente que fue el que es… 

Que a Lolo se le clavó el tronco de la Cruz en la máquina de escribir y que allí echó sus raíces es algo más que obvio: lo podemos ver en todo lo que escribió a partir de entonces pero, podemos decir, ya había tenido los mismos efectos, digamos, antes de tal momento porque Dios ya le había entregado un resultado así, así mismo, a Manuel, hacía algunos años…  

Eso sí, digamos que aquel momento, aquella misa en casa de Manolo, como titulamos esto y como tituló el P. Martín Descalzo la alocución radiofónica citada arriba, fue uno que lo fue más que especial pues era el principio exacto, el momento justo, en el que la Sangre y el Cuerpo de Cristo fue al encuentro de Lolo. Y, claro, eso bien que lo aprovechó nuestro amigo de Linares. 

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

22.10.22

La Palabra para el domingo – 23 de octubre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 23 sino sábado, 22 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 18, 9-14



9 Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: 10 ‘Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. 11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. 12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.’
13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’ 14 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.’”


COMENTARIO

Publicanos o fariseos como ellos


El mensaje que Cristo nos deja en esta conversación con aquellos que le escuchan es verdaderamente terrible. Queremos decir que desnuda, pone a la luz del día, las carencias espirituales de muchas personas. Pero, sobre todo, pone los puntos sobres muchas vocales que falsean o pretenden falsear la realidad espiritual de muchos hijos de Dios.


Al Templo acudían muchas personas. Es de suponer, imaginamos que debía ser así, para tener una conversación con Dios en la que se exponían sus cuitas y, al parecer, sus demostraciones de falta de modestia y de humildad.

Entre aquellas personas Jesús escoge a dos. Eran ejemplo de lo que debía ser un hijo de Dios y lo que nunca se debía querer ser.

Aquellos que estaban seguros de su fe, aquellos que creían tener la sartén por el mango e iban por el mundo alardeando de lo que eran, hacían como aquel fariseo. Estaban tan seguros de sus bienes espirituales que se atrevían a juzgar a su prójimo. Y eso es lo que hacía aquel fariseo al respecto del publicano que veía al final del templo.

Veamos algo sintomático de la seguridad espiritual que se puede llegar a tener: al fariseo lo imaginamos muy cerca del altar del temploal publicano, muy al final, casi como si quisiera esconderse.

En primer lugar, el fariseo decía cumplir con toda la ley. Seguramente era cierto pero había olvidado algo que Jesús le recrimina en esta parábola: no era nada humilde sino, al contrario, demasiado soberbio. Y este hombre no pide a Dios que sea compasivo con él porque cree estar en la verdad con su forma de hacer las cosas sin darse cuenta de que peca mucho y más que mucho siendo así de soberbio…

El otro hombre, el publicano, que era considerado pecador tan sólo por lo que hacía al recaudar impuestos, sabía cómo era, se conocía muy bien: él se sabía pecador y pedía perdón a Dios por eso.

¿Qué diferencia esencial hay entre una y otra persona?

En realidad, la diferencia que existe entre una y otra persona es la actitud que manifiestan una y otra persona: el fariseo no se siente pecador y no pide perdón a Dios; el publicano sí se siente pecador y, al contrario que el primero, sí pide perdón.

La parábola del fariseo y el publicano | literaturabautista.com

Aquí radica el mensaje primordial de esta parábola que, además, Cristo, dice y deja bien dicho. Y tiene que ver con la actitud que mantenemos y que es tenida muy en cuenta por Dios Padre.

Con esto queremos decir que la humildad no es una virtud que queda muy bien cuando se aplica a los demás. No. Ser humilde es casi, sin casi, un mandato de Dios dado a toda su descendencia. Y es que no quiere que seamos como el fariseo que, de forma soberbia, se pone muy por encima del resto de personas sin darse cuenta de la viga que tiene alojada no en un ojo sino en los dos.

La humildad, pues, ha de ser el punto sobre el que, en su día y en su tiempo, se nos ensalzará o se nos humillará. Y vale la pena, por tanto, darnos cuenta de qué actitud, a tal respecto, tomamos y vamos a tomar a lo largo de nuestra vida: ser como aquel fariseo o ser como aquel publicano.

PRECES

Por todos aquellos que no se dan cuenta de que son pecadores.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que prefieren ser soberbios.

Roguemos al Señor

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser humildes.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.



El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¡Qué importante es la humildad para un hijo de  Dios!

17.10.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" - Como un hijo

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Como un hijo

“Que te baste una sonrisa, que eso ya es una esperanza. Adiós, hijo; aléjate y no vuelvas los ojos atrás, que los míos no han de verte doblar el recodo del camino. No importa, porque su luz va contigo. Era blanca y tú te la llevas convertida en arco iris, que es un símbolo de paz. Ya ves, con todo, si no hay motivos para la esperanza” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 105)

 

Es verdad que, por decirlo así, a nivel general, cualquier persona que lea este texto de Manuel Lozano Garrido, puede llegar a entender el sentido del mismo. Sin embargo, será más fácil hacer eso si quien lo lee es, también, escritor. 

No podemos negar que al leer este texto de Lolo me produjo una clara impresión: es lo mismo que me pasa a mí. Y es que, cada vez que doy a la luz un libro (seguramente poco importante y de escasa o nula repercusión) digo eso de “tengo otro niño”. Y, por qué no decirlo, me he sentido muy identificado con estas palabras que el Beato de Linares (Jaén, España) escribe en su diario cuando recibe ejemplares de su libro “Dios habla todos los días” publicado en el año 1962 meses antes de lo que escribe el 25 de julio de aquel año. Aunque, claro, las cosas dichas por Lolo alcanzan un nivel más que elevado.. 

Esto lo escribe Lolo dirigiéndose a su nuevo libro y hace algo así como un “envío” al mundo, a que sea recibido en los corazones de los lectores. Y, ciertamente, me llega al alma lo que dice aquí nuestro buen amigo. 

Digamos que por aquel entonces, Lolo anda menos que regular con la vista. Por eso dice que, aunque el enviado vuelva los ojos atrás no podrá su autor ver como dobla “el recodo del camino”. 

¿Eso supone que Manuel Lozano Garrido se venga abajo? 

No. Es justo al contrario lo que le pasa porque con todo lo que estaba pasando nuestro amigo (lo que llevaba entonces pasado a lo que se añade lo de pérdida de la vista) nunca pierde la esperanza. Y lo dice él mismo, admitiendo que siempre, entonces también, “hay motivos para la esperanza”. 

Muy bien dice Lolo que su propia luz va impresa en las letras que dan forma a su libro. Sin embargo, reconoce y sabe que, si bien, era luz blanca ahora se ha convertido en un “arco iris” o, lo que es lo mismo, ha ganado mucho (si eso era posible) a la hora de ver transformado su pensamiento en palabras que ha dado al mundo para que el mundo goce con ellas cambiadas en eso y, por tanto, entiende Lolo que mejoradas… 

No podemos negar que el autor de “Dios habla todos los días”, es decir, Lolo, sabe muy bien que su labor puede ser fructífera cuando llegue lo escrito al corazón de los lectores. Y, ciertamente, no se equivoca pues, en efecto, lo es tanto tal libro como todo lo que dio a la luz del mundo mientras estuvo en este valle de lágrimas. 

Tiene Lolo un amor por su libro como lo tuviera por un hijo él, que no tuvo hijo alguno pero que, dado su corazón de carne supo muy bien entender que, al fin y al cabo, aquellas letras eran dadas como se envía a un hijo de carne y sangre: a dar luz, si es posible; a fructificar, si Dios quiere.

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

15.10.22

La palabra para el Domingo - 16 de octubre de 2022

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 16 sino sábado,15 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 18, 1-8

“1 Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. 2 ‘Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3 Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ¡Hazme justicia contra mi adversario!’ 4 Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5 como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme.’ 6 Dijo, pues, el Señor: ‘Oíd lo que dice el juez injusto; 7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? 8 Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?’”.

COMENTARIO

La justicia de Dios: la Justicia

En cuanto a la oración, aquel instrumento espiritual que nos pone en contacto con Dios, es bien cierto que, en demasiadas ocasiones, no es para nosotros algo fundamental sino que recurrimos al Creador como si se tratase de un “bombero espiritual” que apague nuestras muchas necesidades y fuegos.


Con esto queremos decir que orar, querer estar con Dios en determinadas ocasiones, no es eso. No es, precisamente, un querer usar o utilizar al Todopoderoso a nuestro antojo porque, además, Dios es justo y su Justicia puede ser, por justa, terrible para nosotros.

El caso es que Jesucristo quiere que entendamos, con la parábola de aquella mujer insistente, que lo mismo debemos hacer nosotros en lo tocante a la oración.

Aquella mujer quería que se le hiciese justicia. Pero quería eso porque estaba segura de tener razón en su querella contra el adversario del que nada sabemos salvo que era, eso, adversario de la mujer perseverante.

En realidad, sólo quien entiende que está en la verdad más absoluta puede tratar de que se le haga justicia, digamos, a horas intempestivas o, simplemente, a todas horas. Y aquella mujer creía estar en tal verdad. Por eso insistía tanto y buscaba que aquel juez hiciera su trabajo… con ella.

Debemos decir que aquel juez tenía mucho que aprender de Dios y de la aplicación de justicia humana. Y es que nos dice el texto de este Evangelio de San Lucas que no temía a Dios y eso, para un juez (que ha de aplicar la justicia humana) no era nada bueno. De todas formas, no se trata aquí de dar importancia a eso sino a la insistencia de la mujer que nos marca el camino a seguir.

Evangelizar a tiempo y a destiempo?



Si ella creía tener razón en lo que sostenía… lo mismo nosotros, si creemos que Dios nos escucha y darnos, digamos, la razón espiritual, debemos hacer: orar con perseverancia.

Sin embargo, en esto hay algo que no podemos pasar por alto porque la Justicia de Dios y Todopoderoso es justa y eso supone, para nosotros, un nivel de exigencia muy alto.

Esto lo decimos por lo último que dice Cristo en este texto evangélico y que es muestra de lo que se nos pide: “¿Encontrará la fe sobre la tierra”? Y se refiere a su vuelta al mundo, en su Parusía, cuando juzgará a vivos y a muertos y cuando, en tan exacto momento, seamos juzgados por Quien todo lo creó y mantiene.

Nosotros debemos perseverar en la oración cuando de eso se trate pero la premisa mayor de nuestra fe es mantenerla y acrecentarla en cuanto seamos capaces. Dios, cuando venga a juzgarnos, hará lo propio al respecto de nuestro amor del que seremos juzgados al final de nuestra vida…

La Justicia de Dios es una Justicia con mayúsculas porque es la más justa pero la más necesaria que existe. Y nosotros, y Jesucristo nos lo dice muchas veces como ahora, debemos perseverar en nuestra fidelidad: siempre, siempre, siempre fieles al Creador.

PRECES

Por todos aquellos que no creen en la Justicia de Dios. 

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren prepararse para ser juzgados por Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a mantener y acrecentar nuestra fe. 


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.



El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 Juzgados… seremos juzgados por Dios. Y eso, por decirlo pronto, debería suponer y ser mucho para nosotros.

10.10.22

Un amigo de Lolo – “Lolo, libro a libro” – Una franca entrega a Dios

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Una franca entrega a Dios

 

“’Te pido, Señor…’ ‘Dame…’ 

Dame, siempre dame, pedir, exigir; nuestro ‘yo’, como una alcancía; un Dios al que hay que desplumar a cada momento, como a un pavo de Pascua.

¿Cuándo ‘Te doy’… ‘Aquí tienes…’ ‘Te ofrezco…’? 

Pero ¿qué puede dar uno, tan limitado, tan pequeño, tan necesitado? Lo que sea, pero que se note el deseo de dar algo. Lo importante es dar; que dar, es amar. Dar, así, el corazón, desalojado de ‘yo’; alargarlo vacío, aunque nos duela el eco de la desolación, porque el dolor del vacío que deja en nosotros la generosidad, Dios se compromete a llenarlo con su misma presencia.

Apresúrate, corazón.” (Las golondrinas nunca saben la hora, 102)

  

Antes de dar comienzo al capítulo de “Las golondrinas nunca saben la hora” de título “Las noches de invierno son las más largas” (que es, además, la segunda parte de tal libro), Lolo escribe lo que podríamos denominar el “espíritu” del mismo y que hemos traído aquí. Y bien podemos ver que sabe lo que dice pues bien lo cumplió a lo largo de su vida. 

Bien podemos decir que Lolo nos ha “calao” a muchos creyentes cristianos, aquí católicos. Y eso lo decía hace unas decenas de años pero estamos más que seguros que la cosa sigue siendo, en general, igual: pedir, pedir y pedir a Dios…

En realidad, no está mal pedir. Es decir, cuando es necesario pedir a Dios por determinada necesidad, no está mal, como decimos, dirigirse al Creador para manifestarle tal petición. Sin embargo, nosotros creemos que Lolo se refiere a un estado continuo de petición. Y por eso habla de algo así como estar “desplumando” a Dios con tanta petición… (sabemos que eso es imposible pero esto se dice para que se entienda tal situación…) 

Sí, por tanto, debemos pedir al Todopoderoso pero, luego, está lo otro que es lo que verdaderamente importa. Y lo otro es dar. Eso, dar. 

Te doy, aquí tienes y te ofrezco”. Son expresiones con las que Lolo nos muestra cómo podemos ofrecer a Dios, de parte de nosotros mismos, lo que somos e, incluso, lo que podemos llegar a ser con tal darse. 

En realidad, tal forma de expresar las cosas nos dice que sí, que lejos de sólo pedir también podemos dar (siendo así efectivos) u ofrecer, siendo así potencias para, luego, serlo en acto, dándonos… 

De todas formas, ya nos imaginamos el pensamiento de más de un creyente. Y no es descubrimiento nuestro porque aquí mismo lo dice Lolo: ¿dar yo que no soy nada..? 

Sí, ciertamente, no somos nada. Sin embargo, eso no es obstáculo para darse. 

Es cierto y verdad que aunque sepamos que somos muy, muy limitados, eso no quiere decir que no seamos capaces, que no tengamos capacidad de darnos. Y de eso habla Lolo cuando dice que, aunque sea el corazón vacío… también podemos darlo. 

¿Y de qué servirá un corazón vacío? 

Ciertamente, aunque pueda parecer que ha de servir para nada, eso está alejado de la realidad pues, como escribe el Beato de Linares (Jaén, España) ya se encargará Dios de llenar el corazón que, eso sí, quiere darse. Y es que aquí la intención vale mucho más que en otras ocasiones pues Dios sale valedor por Nosotros. 

¿No ha de ser eso ya suficiente? 

Debemos, pues, darnos prisa en ofrecer al menos el corazón aunque pueda estar vacío o poco lleno. Ahí está Dios para hacer el resto.

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.