12.12.21

¿Cuáles son tus villancicos favoritos?

Como es sabido, lo mejor de InfoCatólica son los lectores. Tienen sus cosillas, claro, como todos en este mundo sublunar, pero en conjunto son de lo mejorcito que se puede encontrar. Habida cuenta de este alto nivel que tienen, me han pedido del Muy Ilustrísimo y Reverendísimo Consejo de Redacción que pregunte a los lectores por sus villancicos favoritos, para así hacer una lista que, presumiblemente, será igualmente estupenda: los villancicos de InfoCatólica.

La intención, lógicamente, es favorecer que se pongan buenos villancicos durante las Navidades, porque a menudo son auténticas catequesis populares, atractivas, entrañables y llenas de alegría (o nostalgia, según los casos). Y si se puede rezar con ellos, mejor. Como además tenemos lectores de todo el mundo, es una oportunidad para conocer villancicos que nunca hemos oído, de países o lenguas diferentes (en particular, el villancico es una de esas riquezas que España llevó a América y que ha dado abundantísimos frutos allí).

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8.12.21

Balbuciendo

¿Qué decir en un día como hoy? Cuando Dios nos deja sin palabras con un milagro como el de la Inmaculada Concepción de nuestra Señora, apenas se pueden balbucir algunos toscos versos:

A la toda santa

Toda santa, toda hermosa,
sierva a la par que señora,
cordera y también pastora,
hija, madre, reina, esposa.

En ti, perla generosa,
la Verdad que el alma añora
se hizo carne salvadora
que del mismo Dios rebosa.

¿De qué modo agradecerte,
sabia y divina maestra,
que nos libres de la muerte?

Apretando bien tu diestra
y, asombrados de tenerte,
llamándote Madre nuestra.

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4.12.21

Fumar mientras se reza y rezar mientras se fuma

Hace unos días, un lector recordaba en el blog el viejo chiste eclesiástico. Un dirigido espiritual (seglar o seminarista, según las versiones) le pregunta al director espiritual: ¿Padre, puedo fumar mientras rezo? “No, hijo mío”, le responde el sacerdote, escandalizado. “Eso sería una tremenda falta de respeto. Estás dirigiéndote a Dios todopoderoso y sería indigno que lo hicieras con un cigarrillo en los labios”. El dirigido se queda pensando sobre el asunto y, al día siguiente, le pregunta al sacerdote: “Padre, ¿puedo rezar mientras fumo?” “¡Por supuestísimo!”, le dice el clérigo con una gran sonrisa. “Todas las ocasiones son buenas para rezar. Reza siempre que fumes y te estarás ganando el cielo al hacerlo”.

El chiste, aunque ya sea muy conocido, tiene su gracia, pero lo que me sorprende es que, a menudo, se cuenta dando a entender que tiene una moraleja más o menos relativista: todo es según el color del cristal con que se mira, las cuestiones dependen de la forma en que se planteen, todos sabemos que da igual rezar fumando que fumar rezando, la hipocresía del director espiritual, etc.

Digo que me sorprende ese enfoque porque, si algo enseña el chistecillo es exactamente lo contrario. En efecto, lo que salta a la vista al contarlo es que las dos cosas de las que se habla, fumar y rezar, son cualitativamente distintas. Más aún, infinitamente distintas. De otro modo el chiste no tendría gracia. Basta sustituirlas por leer y respirar o por escuchar música y descansar, por ejemplo, y vemos que la historia pierde toda su gracia. Instintivamente sabemos que no se puede poner a Dios y a cualquier otra cosa en el mismo plano, mientras que ninguno de nosotros encontraría una diferencia sustancial entre descansar mientras se escucha música y escuchar música mientras se descansa. En cambio, cuando se trata de hablar con Dios, hay algo que no cuadra y crea la extrañeza en la que se basa el chiste.

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17.11.21

14.11.21

La integración católica

Veo que últimamente se ha puesto de moda, en los documentos eclesiales, hablar de “integración” con respecto al tema de los inmigrantes en general y, en particular, en nuestro caso, de la inmigración hacia España (por alguna razón no parece que a nadie le preocupen mucho los emigrantes españoles en el extranjero, que ya son millón y medio).

Supongo que no sorprenderé a nadie si digo que, como es habitual, dichos documentos suelen meterse en multitud de temas que no son de la competencia de la Iglesia o incluso muestran predilección por esos temas ajenos y, a menudo, extremadamente complejos. Resulta tentador ponerse a hablar de tales asuntos, que dan lugar a discusiones sin número, pero, como estamos en un blog católico, me ha parecido más oportuno examinar la cuestión de la integración de los inmigrantes en su aspecto más propiamente católico.

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