Hablando del agua bendita
¡Es que no van a creer lo que me pasó!
Justo el domingo desde muy temprano, tres personas -una tras otra- pelearon conmigo sin motivo. La última, gritaba y gesticulaba con cara de loca. Tan asustada estaba, que empecé a gritarle de vuelta para que no me gritara. ¡Vaya escena! ¿Pueden imaginarla?