Craig no crea vida
No, no hay nuevas sobre la supuesta «creación de vida». Simplemente Craig Venter está en España, para recibir el premio Cátedra Santiago Grisolía 2008, de ahí el panegírico de hoy en ABC. Así que al grito de «ya que está aquí lo entrevistamos» ha sido noticia estos días. Me ha sorprendido el tratamiento, mucho más cauto y profesional que el año pasado, con titulares más neutros y exactos, ahora ya sólo es el creador del genoma sintético.
El que fuera uno de los descubridores de la secuencia del genoma humano se embarcó en la aventura de «crear» vida artificialmente. Lo de crear no era término suyo, más bien de la prensa sensacionalista. Ni hay creación, ni hay vida (dejo a mis lectores como deberes investigar qué se entiende por vida, ¿cuántos podríamos contestar si un virus es un ser vivo o no, y por qué?). Lo que ha conseguido, mejor dicho lo que está pretendiendo —porque todavía no se ha realizado del todo— es una «resíntesis» de lo que el denomina «genoma mínimo».
Es un proceso tecnológico, no científico, apasionante. En breves líneas consiste en escoger un forma de vida muy básica, la bacteria Mycoplasma genitalium (un parásito del sistema urinario, perdón por la cochinada pero curiosamente también la urea fue el primer componente orgánico sintético, ¿qué tendrá la fontanería?), y a la pobre se le van quitando genes para ver cuáles son los necesarios para que continúe viva. Una vez identificado ese mínimo se sintetiza y se reintroduce en una bacteria de Mycoplasma previamente vaciada de código genético—todavía están en ello, el propio Venter está «convencido que con la variante sintética funcionará»—. Está claro que esto no es «crear vida», ¿no?
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