17.10.12

Padre, ayúdeme a ser santo

Tengo ganas de que alguien me lo diga. O que me pidan que les enseñe a rezar, me pregunten por un buen centro de formación o una tanda de ejercicios espirituales que merezcan la pena.

Verán por qué digo esto. Voy notando sobre todo en los comentarios que demasiadas veces echamos la culpa a los sacerdotes de todos los males de la Iglesia. Que si no celebramos bien, que si no dedicamos suficiente tiempo al confesionario, que si la liturgia, que si la ortodoxia, que si salimos, que si entramos.

Me parece una táctica tan antigua como ineficaz. Ya se sabe que la mejor defensa es un buen ataque, y siempre será más sencillo poner de relieve los fallos –que los tenemos- de los sacerdotes que iniciar un auténtico proceso de conversión al evangelio.

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16.10.12

Preparados para ser mártires

Llevo tiempo diciéndolo, al principio sotto voce y cada vez más abiertamente. Hay que estar preparados para ser mártires. No sólo porque moralmente estemos sintiendo ataques que no podemos comprender, sino porque las agresiones físicas van apareciendo de cuando en cuando.

Hace tiempo que lo vengo observando. Primero fueron las agresiones verbales en medios de comunicación sobre todo y en la calle. Que si la Iglesia tal, que si los curas cual, que si los cristianos, que si… Luego, agresiones contra las cosas: un templo con pintadas, una capilla profanada en tal universidad, una iglesia a punto de arder, sagrarios profanados. Cosas que pasan.

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15.10.12

Impresiones de Armenia


No estaba entre mis preferencias visitar Armenia. Pero una amable invitación me abrió el país de par en par.

Una nación que sabe de sufrimiento, de dolor, persecución y exterminio. Con un inmenso territorio en la antigüedad que hoy apenas llega a los 30.000 kilómetros cuadrados, y una población en el país de poco más de 3.000.000 de habitantes. El resto, hasta doce millones, en la diáspora.

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14.10.12

Los curas tenemos que ser más profesionales

(Dedicado a mi amigo Emilio, con el que he compartido un magnífico viaje por Armenia y a quien le ha comenzado a picar la cosa de empezar un blog)

Le comentaba un servidor a Emilio, cura de Zaragoza, el título del blog: “De profesión, cura” y le decía que muchas personas no comprenden eso de que ser cura fuera una profesión, que si no debería ser más bien una vocación que otra cosa.

Su respuesta es que ser cura no es sólo una profesión, sino que si algún problema tenemos, es que deberíamos ser más profesionales.

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9.10.12

En busca del arca perdida

Escribir algo con el teléfono y una conexión deficiente es todo un éxito.
Estoy desde el domingo en Armenia, la primera nación oficialmente cristiana en el año 301.
Gente sencilla y de profunda fe de la que dan testimonio sus monasterios y de manera especial esos miles de cruces talladas en piedra, patrimonio de la humanidad, y que son la muestra perenne de una fe sembrada por San Bartolomé y San Judas Tadeo y que ni siquiera los duros años soviéticos consiguieron arrancar.
Ayer, en la soledad de un monasterio, la suerte de poder disfrutar en directo de una muestra de canto litúrgico armenio que nos emocionó y nos hizo elevar el espíritu.
Desde algún monasterio se vislumbra en lontananza el monte Ararat, donde la tradición coloca el lugar donde tocó tierra el arca de Noé.
Conmovidos por los testimonios que nos hicieron conocer el olvidado genocidio armenio que a principios del siglo XX dejó más de un millón de muertos.
Unos días de oración, convivencia con otros sacerdotes y tranquilidad que se han hecho posibles gracias a la generosidad de unos buenos amigos que quisieron regalarme esta oportunidad.
Y una cosa de la primera noche que no me resisto a contar. El vuelo hizo escala en Moscú y para aprovechar seis horas con la conexión del otro vuelo se nos dio la oportunidad de cenar en Moscú, ver el Kremlin por fuera y atravesar a pie la plaza roja. Frente al mausoleo de Lenin… Un centro comercial… Ay! Sic transit gloria mundi.