15.03.20

Más gente en misa que nunca

Ya ven. Y yo que me creía que la misa de hoy iba a ser en absoluta soledad. Ni mucho menos. Al revés. Todo lo contrario.

Sugerencia de una buena amiga:

-        ¿No se van a celebrar misas en público?

-        No…

-        ¿Por qué no la transmites a través de Facebook?

-        Leche…

La primera vez. Buenos, al menos intentarlo.

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13.03.20

Las campanas de don Camilo

Los distintos libros de D. Camilo, escritos maravillosamente por Guareschi, deberían ser de lectura obligatoria en el seminario, y libros de cabecera para todo párroco rural.

En estos días de coronavirus, cuando casi hora a hora nos llegan instrucciones diversas y posiblemente hasta veamos los templos cerrados, me he acordado de una preciosa historia de este buen párroco italiano. Una vez más se había desbordado el Po y la aldea de D. Camilo hubo de ser abandonada. Todos marcharon menos D. Camilo, que se trasladó a vivir a la torre de la iglesia. Allí, en su torre, él seguía tañendo las campanas y celebrando su misa a la hora de siempre, porque decía que la gente, en la distancia, al escuchar las campanas, se sentiría reconfortada y sabría que Dios seguía cuidando de cada uno. Especialmente emotiva la celebración de la eucaristía, él solo, y el toque en la consagración. Estarían lejos, pero sabían que la misa se celebraba en su parroquia por todos.

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9.03.20

8.03.20

Coronavirus. Trampas, no

Anoche me llamó un amigo para contarme que no había podido comulgar en la misa vespertina. La razón fue que el sacerdote les dijo que según órdenes recibidas quedaba suprimida la comunión en la boca.

Este amigo se puso en contacto conmigo para preguntarme quién había dado esa orden. Tuve que decirle que lo ignoraba, ya que, desde luego, en mi mail no había recibido nada ni tampoco via whatsapp, que a veces utilizamos para comunicación más inmediata.

No obstante, decidí pasearme por la red para ver cómo andaban las cosas y por si algo se me hubiese pasado. Es cierto que pude leer recomendaciones de algunas diócesis, pero no de Madrid, y a lo más que llegué fue a una nota de la conferencia episcopal, que me costó mucho dar con ella, y unas recomendaciones del secretario de la conferencia en las que se nos ofrecen pistas de puro sentido común. En ningún caso prohibición estricta de comunión en la boca. Así que no me queda más fremedio que concluir que el señor cura del caso negó la comunión en la boca por su cuenta. Mal hecho.

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4.03.20

Tenemos presidente

Yo creo que a nadie le ha extrañado. Mis lectores, que son exactamente la repera limonera, todo lo tienen que preguntar con la pretensión de tirarme de la lengua. Lo tienen fácil, porque si algo tiene un servidor es facilidad para decir exactamente lo que piensa.

Para empezar, vamos a reconocer que el peso de la conferencia episcopal de facto es bastante escaso. Quizá lo único sea alguna negociación con el gobierno, y eso que nuestra querida vicepresidenta lo que haya que negociar suele tratarlo directamente en Roma. 

Tampoco es que nos sorprendan, aunque sea un poquito, con algún documento medio potable. La búsqueda del mayor consenso posible lleva necesariamente a ir bajando listones hasta llegar a la casi nada. 

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