Internet y las relaciones sociales
El primado de Inglaterra y Gales, monseñor Vincent Nichols, ha advertido de los efectos secundarios de la proliferación de redes sociales en internet. Y a mí me parece que sus palabras son muy adecuadas y necesarias en estos momentos. Facebook, MySpace, Twitter, etc, son instrumentos de comunicación muy poderosos pero, como todo en esta vida, si no se les da un buen uso, pueden causar no pocos incovenientes a personas con una personalidad problemática o no muy asentada. Y en ese sentido, los adolescentes son uno de los “grupos de riesgo” y soy partidario de que los padres sepan bien en qué redes están metidos sus hijos y quiénes son sus contactos. No se trata de fiscalizar toda la actividad de nuestros hijos en la red pero sí de supervisarla al menos de la misma manera que con sus amistades “de carne y hueso". El dime con quién andas y te diré quién eres es también cierto a la hora de elegir las amistades cybernéticas.
Puede parecer demagógico e hipócrita que alquien como yo, que llevo años pasando horas delante del ordenador cada día, diga que hay que tener cuidado de que internet no se convierta en una verdadera red que atrape la vida social de las personas. Ni los chats, ni las videollamadas, ni los foros, ni los blogs pueden sustituir al contacto directo con los amigos de siempre. En todo caso internet puede servir, y de hecho sirve, para aumentar el círculo de amistades, pero ojo con convertir la vida en una gran sentada delante de la pantalla del ordenador. Por no hablar de la adicción que produce en no pocos individuos, a los que si les quitas internet de sus vidas durante una semana sienten verdadero “mono".