InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: Marzo 2015

10.03.15

La Iglesia en Polonia vuelve a dar una lección

Ante la tibieza generalizada de buena parte de las iglesias en Europa, por no hablar de las que están en pleno proceso de apostasía -p.e, diócesis alemanas-, la Conferencia Episcopal de Polonia ha decidido que va a ser fiel a todo lo que representó San Juan Pablo II, gran papa santo polaco. 

Y para ello ha lanzado una campaña en vallas publicitarias en las que aparecen tres palabras prohibidas por la dictadura del laicismo y el lenguaje políticamente correcto que hoy impera en Europa Occidental: concubinato, adulterio, pecado. Es posible que el adulterio no aparezca tal cual pero sin duda es también objeto de la campaña.

La Iglesia en Polonia se limita a recordar que amancebarse sin casarse es pecado. Y que el adultero también lo es. A partir de ahí, que cada cual decida cómo viveComo bien explica Juanjo Romero, la reacción de los que odian la verdad ha sido la esperada. No les ha gustado que se llame a las cosas por su nombre.

Lo más cercano que hemos tenido en España fue la campaña “propóntelo, propónselo” de la Conferencia Episcopal, en respuesta a la campaña institucional “póntelo, pónselo". Lo que había que ponerse era el preservativo para evitar el Sida. En todo, caso, no recuerdo que en aquella campaña los obispos españoles usaran la palabra pecado.

Es curioso que quienes niegan la validez de la moral evangélica reaccionen tan mal cuando la misma se expone públicamente. Yo no creo en la reencarnación ni en el carácter sagrado de las vacas, pero me importa un pimiento que alguien haga campaña a favor de semejantes ideas y seguiré comiendo filetes de ternera cada vez que me los pongan en la mesa.

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8.03.15

De la abundancia del corazón, habla la boca

El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo de su mal saca lo malo: porque de la abundancia del corazón habla su boca.

Lucas 6,45

Ese principio establecido por Cristo es una realidad fácilmente comprobable en la vida diaria. Es imposible que una persona llena de maldad tenga un discurso bueno. Y a su vez, quienes tienen el alma llena del amor de Dios, hablarán las cosas del Señor para mayor gloria suya. Entre ambos extremos hay un amplio rango de situaciones y comportamientos. 

En la primera lectura de la Misa de hoy se nos dan lo Diez Mandamientos, guía segura para el pueblo de Dios, que Cristo resumió en dos: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. El mismo Dios que liberó a Israel de la esclavitud de Egipto es quien hoy quiere conceder a su pueblo la liberación de la esclavitud del pecado y del sometimiento al espíritu de un mundo que sigue sirviendo a Satanás. 

Si somos liberados del espíritu mundano, necesariamente deberemos hablar el lenguaje de Dios y no el del mundo. Pero tal cosa no la podremos hacer si el Espíritu Santo no empapa nuestras almas de la gracia divina. Solo de esa manera podremos cumplir los mandamientos de Dios -y de paso los de la Iglesia- de corazón, no de forma meramente externa. La diferencia entre el hijo y el esclavo es que aquel sirve al padre por amor y el último lo hace por imposición. Si cumplimos los preceptos divinos por mera inercia, porque nos viene impuesto, no alcanzamos la esencia de aquello que Dios quiere para nosotros. Y aun así, es mejor cumplir los mandamientos y preceptos de la ley de Dios que rebelarse contra ellos. Antes o después, quien por gracia es fiel a la ley por ser ley -poquísimos hoy-, recibirá la gracia de ser fiel a la ley por puro amor al Autor de la ley. Y, por supuesto, se engaña quien dice que ama a Dios y no cumple sus mandamientos.

Para saber cuál es el estado de salud espiritual del pueblo de Dios hay dos termómetros imprescindibles: su forma de rendir culto al Señor y su forma de servir a los más necesitados. Y por ese orden, además. 

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5.03.15

Don Pedro Sánchez debería leerse la Constitución

El actual líder del PSOE, que ya veremos si llega como tal a las próximas elecciones generales, ha dicho que tiene intención de llevar en su programa l revisión de los acuerdos -no Concordato- entre el Vaticano y el Reino de España. También ha afirmado que cree en un estado laico. Y además nos cuenta que se siente «más identificado» con una enseñanza en la que prime la asignatura de la Educación para la Ciudadanía. 

Igualmente parece que no le gusta que la asignatura de religión sea materia evaluable y añade que la misma podría darse perfectamente en horario extraescolar.

Bien, vamos por partes:

1- La Constitución española no dice que España sea un estado laico, sino aconfensional. No es lo mismo. 

Artículo 16
1- Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.

2-Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.

3- Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Por tanto, si don Pedro quiere un estado laico, tiene que cambiar ese artículo

2- La Constitucion española defiende el derecho de los padres a que sus hijos sean educados conforme a sus creencias y valores.

Artículo 27.3

Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

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3.03.15

Como antiguo alumno escolapio os digo que sois unos traidores

Hace casi cinco años escribí uno de los artículos que más alegría me ha deparado desde que soy bloguero. Se titulaba “Aquellos escolapios…” Gracias al post han podido reecontrarse antiguos alumnos del colegio de los Padres Escolapios en Getafe (Madrid). Solo por eso habría merecido la pena

Ni que decir tiene el cariño que tengo a las Escuelas Pías y a la figura de San José de Calasanz. Siendo alumno escolapio recibí algo que se le parecía mucho a una llamada a la vocación sacerdotal, que luego, por circunstancias de la vida, no se concretó, aunque no puedo decir que esa llamada al servicio al Señor no la esté llevando a cabo, por pura gracia, de otra manera. Seamos seglares o seamos sacerdotes, el caso es dejar que la voluntad de Dios impregne nuestras vidas.

Es por todo esto que no puedo evitar indignarme hasta extremos difícilmente soportables al leer que las Escuelas Pías en Cataluña han pisoteado, vejado, abandonado y ocultado el carisma de San José de Calasanz. Es más, presumen de ello. El santo aragonés quiso fundar una escuela católica, en la que los niños fueran educados en todos los sentidos, pero, faltaría más, también en la fe de la Iglesia. No en un sincretismo laicista heredero de la mentalidad de la Ilustración y de las escuelas netamente masonas.

Ahora que los obispos, por fin, han decidido que en clase de religión católica se enseñe la fe católica y no otras religiones, los escolapios catalanes dicen que ellos llevan años sin enseñar el hecho religioso desde un punto de vista confesional. Hay que ser miserable para pretender ser una escuela católica y renunciar a la confesionalidad católica. Hay que ser muy Judas Iscariote para traicionar a Cristo con el beso de la aconfesionalidad y la secularización interna.

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