La agenda para el curso 2010-2011

No se crean los lectores que el calor me ha constipado la cabeza, no señores. Como bien saben o irán sabiendo, la alta cúpula de La Caverna tiene una Organización muy asentada y rigurosa -amén de la Teología y la Praxis, que también. Dentro de la Organización, también llamada O.C. (Organización Cavernícola), una de las tradiciones por San Ignacio es tener hecho el “pedido del material”. Ya saben, lapiceros de esos rojo-azules y el látigo (para el editor), muchos paquetes de papel, tóneres, ratones y teclados para el director general y los directores de área, y por supuesto, las actualizaciones del sofguare y reposiciones del jardguare para todos, incluídos corresponsables, coordinadores de zona, secretarias, conserjes y demás personal.

Bueno, pues una de las partidas que más guerra da para encargar es la dichosa agenda. Tenemos que tener una “agenda pastoral”. Y hay que encargarla, para que nos la personalicen con el logotipo ese de la Bola del Mundo con la Cruz encima, dicen el señor editor y el señor director. Y eso antes de mañana. A ver si entre la Paca y yo, que hemos tenido una idea de esas de entre mil una conseguimos convencerles, pese a sus duras cabezas de chorlito.

Verán. Hasta el Concilio, nosotros todos nos arreglábamos con una “Agenda Perpétua”, que no era sino el calendario perpétuo del Misal, con el cuál sabíamos cuándo caía el día de Cristo Rey, Navidad, Semana Santa y Corpus Christi. Llegaba hasta 1975, pero ya la hubieran prolongado, decimos nosotras. Claro que por entonces ni había organizaciones ni praxis ni agenda.

Héte aquí que llegaron los malasombras del postconcilio y nos liaron pero muy gravemente. Que si los Calendarios del Perpetuo Socorro, que si la Agenda Misional, que si los Tacos de San Antonio, que si la Agenda Pastoral de la Comunidad Básica, que si la Addenda Brevis del Propio diocesano, que si la Maior del Propio de España. La cúpula de la O.C., una vez concienciado el personal, y observadas las finanzas, se decantó por el Taco de San Antonio para la mesita de escritorio y el Calendario de la Sagrada Familia para la sala de reuniones, encima del microhondas.

Claro que el Editor y el Director tenían también una de la última gama de la Agenda Pastoral de Paulinas o PPC -alternando años pares e impares-. Ya saben, ésas en las que los comentarios de personalidades con “caché eclesial” es más importante que el tamaño de los números o la veracidad de los santos y fiestas litúrgicas. Era obvia la necesidad de disimular, sobre todo para las reuniones y conferencias de prensa en público con los homólogos de los medios digitales católicos o ecuménicos. Lo que hemos disfrutado con muchas de las paginitas que arrancábamos de aquellas Agendas del Director y del Editor, con sus citas de Gandhi, Luther King y Mello, con sus dibujitos de payasos, atardeceres insólitos y cascadas misionales; guardamos como tesoros las reflexiones de los muy renombrados super-anti-cavernícolas sister Chittister o padre Pagola…

En fin, pero estamos en el 2010, y no son pocas las voces de buena parte del personal, incluídos directivos, que claman por una renovación del material, y, más concretamente, de la Agenda. Al parecer, en los meses pasados corrieron rumores más que fundados de que algunos de los directivos estaría acudiendo a esas reuniones portando una cosa llamada IPad (otros dicen que no es sino un mero móvil tipo Burberri, pero para el caso es lo mismo), a la cual se le puede meter o adosar la agenda que cada cual quiera. O sea, que con el mismo aparato unos llevan la Agenda Litúrgica Nacional, otros los “subsidios” de una web del Opus y otros los materiales de PPC-Paulinas. Y claro, el personal pide “o todos o ninguno": IPad o BB para todos, y para todos el mismo programa litúrgico.

La Paca y yo estábamos leyendo ayer un argumento incontestable (el autor no lo tenemos seguro, pero igual pasa inadvertido). Como dijo San Agustín, “in necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas". Hicimos una reunión interpretativa adulta y aplicamos la sentencia al caso: el necessariis es el jardguare, el dubiis es el softguare y el omnibús es la intimidad. Dicho lo cual, convendrán con nosotras en que, se pongan como se pongan, de aquí a mañana entre la Paca y yo solucionamos el primero lío: elegir modelo de cacharro o sea jardguare. En septiembre, que la cúpula de la O.C. decida por el “subsidio", o sea el softguare, el que más les guste. Pero para todos el mismo modelo de aparato y el mismo contenido de la agenda. Luego cada uno en su intimidad que siga con su Perpetuo Socorro, el Brevis Diocesano o la Chittister de turno.

La Rueda sin Aristas