(ElFarodeVigo) En un comunicado, el profesor explica que "Jacob" aparece entrelazado con la palabra griega "mártyr" –que significa "testigo"–, en una inscripción hallada por el profesor Isidoro Millán en la tumba de Atanasio, uno de los dos discípulos –junto a Teodoro– que, según la tradición, acompañaban a Santiago el Mayor. En su momento, 1988, Millán, filólogo y profesor en la capital gallega, había descubierto ya las palabras "Atanasio" y "mártir", aunque su especialidad eran las lenguas clásicas y no el hebreo.
Alarcón argumenta que la simbología de la inscripción –a la que solo ha tenido acceso, hasta ahora, por medio de reproducciones– "es muy rica" y contiene inscripciones que remiten a las halladas en las tumbas del primitivo cementerio judeocristiano de Jerusalén. En concreto, aclara, ha hallado alusiones a la fiesta judía del Shavu´ot, equivalente a la del Pentecostés cristiano, a lo que se suman, afirma, la representación de panes rituales de esa celebración que "dejaron de hacerse en el año 70" tras la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos.
Alarcón, que expuso sus conclusiones durante la clausura de la Cátedra Camino de Santiago de la Universidad de Navarra, recuerda que es en Pentecostés cuando los apóstoles predican por primera vez a todos los pueblos, según el Nuevo Testamento. "Cristo les había encargado que solo entonces podrían salir de Jerusalén y ser sus testigos hasta el fin de la tierra, el Finis Terrae", explica. En esa línea sostiene que la inscripción se refiere a Santiago como "cumplidor de ese mandato: testigo de Cristo en el Finisterre, el nombre romano de la costa gallega, y es casi contemporánea, ya que los caracteres hebreos son anteriores al 70".
El texto completo de la investigación se publica en un volumen de estudios sobre el Camino de Santiago coordinado por el profesor Piotr Roszak, de la Universidad de Torun.
Símbolos de Pentecostés y la predicación apostólica hasta el fin de la tierra
Carmen Villar entrevista al profesor Alarcón para El Faro de Vigo:
–¿Su hallazgo puede verse como prueba concluyente de que Santiago está enterrado en la catedral compostelana?
–Creo que con este nuevo hallazgo queda bastante más demostrado que Santiago predicó en Galicia. Por una parte, por la mención explícita a Jacob, escrita con caracteres hebreos propios del siglo I y anteriores al año 70. Por otra, por la simbología, que hace referencia a una fiesta judía, el Shavu´ot. Lo propio de esa fiesta desde el punto de vista de un judío cristiano del siglo I nos remite a los “Hechos de los Apóstoles”, cuando Jesús les dijo: “Cuando llegue el Espíritu Santo podréis ser mis testigos hasta el fin de la tierra”. Y Finis Terrae es la costa gallega. Es decir, la inscripción es propia de un judío del siglo I anterior al año 70, y se refiere a Jacob como mártir, es decir, como testigo de Cristo, lo que explica qué hace Santiago ahí.
–Para algunos es la tumba de Prisciliano. ¿Queda descartada esa hipótesis?
–Queda descartado por el tipo de inscripción. Son caracteres hebreos del siglo I y aluden a Jacob. Además la simbología remite a un judío proveniente de Jerusalén porque toda ella coincide con la que existe en el cementerio cristiano más antiguo que existe, el Dominus Flevit. Allí hay enterrados judíos desde unos pocos siglos antes de Cristo hasta unos pocos siglos después y toda la simbología de la inscripción coincide con la que aparece en los sepulcros de Jerusalén de la primera comunidad judeocristiana.
Además, hay unos panes que el Levítico mandaba ofrecer en las fiestas del Shavo´ut, justo el día del Pentecostés cristiano. Dichos panes tenían una forma muy particular. Su proporción era de siete de largo y cuatro de ancho y luego se le añadieron dos cuernos en los extremos, también de cuatro de largo. Esos panes dejaron de hacerse en el 70 del siglo I porque, como se ofrecían en el templo, y este fue destruido por los romanos, dejaron de ofrecerse. Además también hay dibujada una lengua de fuego. Es imposible que Prisciliano o alguien que estuviera con él supiera nada de los panes que dejaron de hacerse en el 70.
–¿Cómo encontró usted la palabra Jacob?
–En la palabra griega mártir, que Millán leyó perfectamente, los últimos símbolos corresponden a las letras hebreas Jacob. Es la primera mención explícita a Santiago hallada en el sepulcro anterior al siglo IX. Luego están esos símbolos que Millán intuía que debían tener un significado críptico, y que aluden a la fiesta del Shavo´ut, palabra que se lee en el eje vertical.
–¿Por qué se ha dedicado a investigar la inscripción?
–Veraneé en Santiago y me puse un poco al día de los estudios, hasta llegar a conocer el estado de la cuestión. A partir de ahí ofrecí unas conferencias en Pamplona, pero sin aportar nada nuevo. Hasta que un amigo de la Universidad de Torun me explicó que iban a hacer un libro sobre el Camino y me pidió que escribiese la parte del sepulcro, lo que me llevó a revisar las investigaciones realizadas. Fue ahí cuando de pronto vi esas palabras y luego tiré del hilo. Como no sabía cómo eran los panes del Shavo´ut me ayudaron desde la Universidad de Jerusalén.
–¿Se pondrá en contacto con el Cabildo para hablar de esto?
–Me gustaría exponérselo tanto al Cabildo de la Catedral como a colegas de la Universidad de Santiago para someter los aspectos más técnicos a discusión. Porque esta es una investigación científica, no es cuestión de fe, sino de evidencias. Si se mira esto con frialdad se ve claramente que hay una referencia a un mártir proveniente de Jerusalén, anterior al año 70, de nombre Jacob, y con un universo simbólico que corresponde a los judíos cristianos del siglo I de Jerusalén.
Si todo sale como me gustaría, hablaría al público de este descubrimiento porque, al margen de quien se haya dado cuenta –en descubrimientos así siempre interviene mucha gente–, es muy importante para Santiago, porque confirma la tradición, y para la historia de Galicia. Creo que es asimilable, por su importancia, a la investigación de Margherita Guarducci sobre la tumba de San Pedro, en Roma, definitiva para verificar la historicidad de la tradición. Tenemos una verificación muy similar en Santiago. Y la riqueza de contenido que tiene la inscripción es de lo mejor que hay en toda la arqueología cristiana, un tesoro. Y no me extrañaría que pueda haber otras inscripciones que pasasen inadvertidas. Por eso me gustaría obtener permiso para realizar una investigación in situ, comprobando la roca.
–El Camino de Santiago está en auge. ¿Esto lo empujará todavía más?
–Creo que para los que tienen fe cristiana resultará muy relevante.