(Efe/InfoCatólica) El Cardenal Tarcisio Bertone ofició la misa de Acción de Gracias en la Basílica de San Pedro, a la que han asistido unas 150.000 personas, con el sepulcro presente de Juan Pablo II que fue colocado en el Altar de la Confesión y que desde ayer ha sido visitado por 250.000 personas.
Durante su homilía, el cardenal Secretario de Estado recordó el día de los funerales de Juan Pablo II cuando "durante la ceremonia, el viento cerró dulcemente las páginas del Evangelio situado sobre el ataúd". "Era como si el viento del Espíritu hubiese querido señalar el fin de la aventura humana y espiritual de Karol Wojtyla", dijo.
El cardenal Tarcisio Bertone subrayó que el nuevo beato era "un hombre de fe, un hombre de Dios, un hombre que vivía de Dios. Su vida era un rezo continuo, constante, un rezo que abrazaba con amor cada habitante de nuestro planeta, creado a imagen y semejanza de Dios". "Juan Pablo II era un auténtico defensor de cada ser humano y no un mero combatiente por la ideología política-social", dijo. Destacó que su oración era una constante intercesión por "toda la familia humana para la Iglesia".
Y agradeció al Señor "por habernos dado un Pastor como él (...) un Testimonio como él, tan creíble, tan transparente que nos ha enseñado cómo se debe vivir en la fe y defender los valores cristianos". Agradecemos al Señor, dijo, "por habernos dado un Papa que ha sabido dar a la Iglesia católica no sólo una proyección universal y una autoridad moral a nivel nunca conocida, especialmente con la celebración del Gran Jubileo del 2000, sino también una visión más espiritual, más bíblica, más centrada sobre la palabra de Dios".
El cardenal concluyó: "Agradecemos al Señor habernos dado un Santo como él. Era un hombre verdadero porque estaba inseparablemente ligado a Aquel que es la verdad".
Fidelidad hasta la muerte
Bertone expresó que "la suya era una santidad vivida, especialmente en los últimos meses, en las últimas semanas, en total fidelidad a la misión que le había sido asignada, hasta la muerte". Aunque no se trató "de un martirio verdadero, todos hemos visto como se ha verificado en su vida las palabras que hemos oído en el Evangelio", añadió el cardenal.
"Todos hemos visto como le fue quitado todo lo que humanamente podía impresionar; la fuerza física, la expresión del cuerpo, la posibilidad de moverse y hasta la palabra". "Y entonces, más que nunca, confió su vida y su misión a Cristo, porque sólo Cristo puede salvar al mundo", concluyó el cardenal Bertone.
Al final de la misa de Acción de Gracias, peregrinos y fieles podrán continuar visitando el sepulcro de Juan Pablo II y a las 17.30 hora local se rezará un Rosario como última ceremonia por la beatificación del papa polaco.
La Basílica de San Pedro cerrará sus puertas a las 19.00 hora local y después el triple ataud con los restos del beato Juan Pablo II será trasladado a la capilla de San Sebastián, situada entre la que acoge a la "Piedad", de Miguel Ángel, y la Capilla del Santísimo.