(Zenit/InfoCatólica) El Departamento en que trabaja Halperin estudia desde 1998 las dinámicas sociales que provocan la difusión de las enfermedades de transmisión sexual en los países en vías de desarrollo, es decir, lo que más están golpeados por el flagelo del sida. El estudio, publicado en PloSMedicine.org, ha sido financiado por la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional, de la que ha sido consejero Halperin, y por el Fondo de las Naciones Unidas para la Población y el Desarrollo.
Halperin ha utilizado datos estadísticos y análisis sobre el terreno, como entrevistas y focus group, que le han permitido recoger testimonios entre personas que pertenecen a los grupos sociales más pobres. Hace ya unos años Halperin se había preguntado cómo es posible que las políticas de prevención “más significativas hayan sido realizadas hasta ahora basándose en evidencias que resultan sumamente débiles”, es decir, la ineficacia de los preservativos.
Observaciones y conclusiones
La tendencia de diez años es evidente: desde 1997 a 2007 el índice de infección entre la población adulta ha descendido del 29 al 16 por ciento. Tras su investigación, Halperin no tiene dudas: la repentina y clara disminución de la incidencia del sida ha avanzado con “la reducción de comportamientos arriesgados, como las relaciones fuera del matrimonio, con prostitutas y esporádicas”.
Según el estudio, es evidente que el drástico cambio de comportamientos sexuales de la población de Zimbabue “ha recibido ayuda de programas de prevención en los medios de comunicación y de proyectos formativos promovidos por iglesias”.
“Con este estudio Halperin promueve una seria y honesta reflexión sobre las políticas hasta ahora adoptadas por las principales agencias de lucha contra el sida en los países en vías de desarrollo”, afirma L'Osservatore Romano, al dar la noticia en su edición italiana del 26 de febrero.
En definitiva, según el estudio de Halperin, es necesario “enseñar a evitar la promiscuidad y promover la fidelidad”, apoyando iniciativas que busquen construir en la sociedad afectada por el sida una nueva cultura. Como ha dicho Benedicto XVI, es necesario promover una “humanización de la sexualidad”.