(Agencias/InfoCatólica) El primero en ser rescatado, un joven de 31 años emergió de la cápsula «Fénix 2» tras un recorrido de apenas 15 minutos por el pozo que durante 33 días excavó la perforadora Scramm T-130. Miles de espectadores de todo el mundo tuvieron oportunidad de presenciar como Ávalos -con gafas negras para evitar la luz- mantenía una gran serenidad, a diferencia de su pequeño hijo Byron, quien le esperaba junto a su esposa, Mónica Araya, y su otro hijo, Alex.
Los familiares rompieron a llorar y se fundieron en abrazos con él, mientras una sirena alertó al campamento “Esperanza” de que el salvamento más milagroso de la historia de la minería había comenzado con éxito. El ministro de Salud, Jaime Mañalich, lo acompañó hasta una camilla y fue conducido hasta un pequeño contenedor cercano al punto donde la cápsula alcanzó la superficie para ser sometido a un primer análisis médico.
Mario Sepúlveda, el animador de los vídeos
Una hora después, Mario Sepúlveda, un electricista de 39 años, llegaba a la superficie desde las profundidades de la mina haciendo gala de un gran sentido del humor y un extraordinario dinamismo. Sepúlveda, que ofició de “animador” en los vídeos en que los atrapados describían las condiciones de su encierro, gritaba sarcásticamente desde la jaula “¡Ya, pueh!”. Los alaridos de Sepúlveda se escucharon nítidamente en la superficie y provocaron las carcajadas de los rescatadores y las autoridades, necesitadas a esa altura de la noche de una vía de escape de la tensión acumulada a lo largo de la jornada.
Ya arriba, antes de abandonar la cápsula, gritó “¡Viva Chile, mierda¡” y empezó a regalar piedras que sacó de un morral que llevaba consigo desde el fondo del pozo. En un arrebato de espontaneidad, Sepúlveda comenzó a abrazar a todos los que le esperaban en la plataforma, e inadvertidamente dejó casi para el final al presidente chileno, Sebastián Piñera, a quien el corpulento minero “estrujó” en tres ocasiones.
Como Ávalos, Sepúlveda fue recibido con ansiedad y cariño por su esposa, Elvira Valdivia, y sus dos hijos, tras fue trasladado en camilla al lugar donde le practicaron el primer chequeo médico. Su padre dijo a los periodistas que estaba “contento, orgulloso y emocionado”, y celebró que su hijo saliera con un estado anímico “muy bueno”. “Si lo dejan libre en un rato andará por aquí”, dijo en alusión a la vitalidad de la que hizo gala el segundo de los rescatados.
Mensaje cristiano
Al ingresar en la cabina, los mineros se colocaron un casco con audífonos y micrófono inalámbrico, lentes que filtran toda la luz, un cinturón biométrico, un traje térmico impermeable e incluso un vendaje para evitar trombosis en las piernas. Los mineros llevan una camiseta que en la parte delantera lleva el lema “Gracias, Señor” y en la trasera la cita “son suyas las profundidades de la tierra, son suyas las cumbres de los montes. A Él la gloria y el honor”.
Antes de izar a los primeros mineros, la cápsula “Fénix 2” había sido sometida a una prueba de descenso que sirvió para revisar el trayecto con una cámara de vídeo y detectar eventuales anomalías. Posteriormente, el rescatador Manuel González subió a bordo de la jaula para llegar hasta el refugio de los mineros, a los que explicó el funcionamiento de cápsula, que cuenta con un complejo sistema de comunicación y está pintada con los colores de la bandera de Chile; blanco, azul y rojo.
En una comparecencia de prensa improvisada a los pocos minutos de la salida de Ávalos, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, puso a los 33 obreros atrapados como ejemplo de unidad, coraje y perseverancia a seguir por sus compatriotas para superar los problemas del país. “Al igual que las víctimas del terremoto y que los que trabajan en la reconstrucción, (los mineros) demuestran que cuando Chile se une en la adversidad somos capaces de grandes cosas. Ojalá que su ejemplo se quede siempre con nosotros”, apuntó.
El mandatario anunció que en el lugar que hoy ocupa el llamado “campamento Esperanza” se erigirá un memorial para que las futuras generaciones recuerden esta hazaña. Además, aseguró que el yacimiento San José y otras minas en donde se han repetido los accidentes laborales no volverán a operar “hasta que no garanticen que la vida y la seguridad de sus trabajadores están resguardadas”.