(EP/InfoCatólica) El cardenal aseguró que "no podemos escatimar esfuerzos para alentar las vocaciones sacerdotales y subrayar ante los fieles el verdadero significado y la necesidad del sacerdocio ministerial", convencido de que del «grado de fervor de los sacerdotes" y de su entrega a sus hermanos depende su vida diaria.
El Arzobispo de Madrid también habló de la Eucaristía, para señalar que "sin Eucaristía no hay Iglesia y sin sacerdotes no hay eucaristía, por lo tanto no hay Iglesia", y recordar la "presencia misteriosa pero real y auténtica del Señor" en la Eucaristía. "No debemos olvidar que la seguridad para el hombre de poder acercase al verdadero altar de Dios depende decisivamente del ministerio sacerdotal que se realiza en la Iglesia como Ministerio eucarístico", aseveró.
En este punto, recordó que el ministerio sacerdotal se encuentra entre los caminos de los jóvenes, y aludió así a la "gran cita que tenemos en Madrid en agosto de 2011", donde sonarán de nuevo las palabras de Juan Pablo II en la 4° Jornada de la Juventud cuando animó a los jóvenes a no tener miedo "a ser santos". "Tenemos que invitar a los jóvenes del mundo a acercarse al Señor con corazón sincero para a robustecer la fe, robustecer su fe", dijo el Presidente de la CEE.
Finalmente, el prelado recordó a los sacerdotes presentes que con la oración "las comunidades cristianas a las que servimos llegan a ser auténticas escuelas de oración, como quería y pedía Juan Pablo II", y subrayó que el Congreso que hoy se inicia "constituye una renovada invitación a dar gracias a Dios por nuestro ministerio y por el don supremo de la eucaristía que hay que acoger con devoción".
Procesión, lucernario y celebración de renovación de las promesas sacerdotales
Previamente al acto de oración y de renovación de las promesas que los sacerdotes hicieron el día de su ordenación, se celebró una procesión y un lucernario, desde el Seminario, con el que se invocó a Cristo "como luz y padre" y como expresión "de fe, invocando el nombre del Señor, del Dios Santo, fuerte e inmortal", manifestó.
Junto al Cardenal Rouco, que presidió esta celebración en el altar mayor de la Catedral, en cuyo centro se situó la Custodia de Arfe, concelebraron esta oración, entre otros, el Arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez; y su predecesor en Toledo, actual Prefecto para la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y miembro del Comité para el Congreso Eucarístico Internacional, Cardenal Antonio Cañizares.