(Bruno Moreno / InfoCatólica) Según anuncia hoy la prensa italiana, el Papa ha decidido crear una comisión de investigación, vinculada a la Congregación para la Doctrina de la Fe, para examinar las supuestas apariciones que, desde hace tres décadas, tienen lugar en Medjugorje. Esta comisión estará presidida por el Cardenal Camilo Ruini, que conserva un gran prestigio en la Iglesia italiana, pues, aunque está jubilado desde hace dos años, fue Vicario de Roma y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, además de miembro de varios consejos y congregaciones del Vaticano.
El 24 de junio de 1981, un grupo de seis chicos y chicas (Mirjana Dragicevic Soldo, Ivanka Ivankovic-Elez, Marija Pavlovic Lunetti, Vicka Ivankovic, Ivan Dragicevic y Jakov Colo) afirmaron que habían visto a la Virgen y que ésta les confiaba secretos. Desde entonces y según los protagonistas, las apariciones se han ido repitiendo hasta el día de hoy. Durante este tiempo, la iglesia de la Reina de la Paz de Medjugorje se ha convertido en un lugar de peregrinación para millones de católicos de todo el mundo.
Diversas características de este fenómeno, sin embargo, han despertado la desconfianza de muchos obispos, teólogos y fieles. Resulta sorprendente, por ejemplo, la regularidad y frecuencia de estas apariciones, que tienen lugar todos los días a las cinco de la tarde y que suman ya más de cuarenta mil. Algunas personas han creído ver en los supuestos mensajes de la Virgen tanto errores de fe como graves imprudencias. A esto se añade que varios de los religiosos franciscanos próximos a los videntes han protagonizado graves actos de desobediencia al obispo de la diócesis y han terminado alejándose de la Iglesia. Por ejemplo, el franciscano Tomislav Vlasic, que fue director espiritual de los videntes, dejó el sacerdocio el año pasado, bajo la amenaza de una posible excomunión.
A pesar de todo, los peregrinos no han dejado de aumentar. Los defensores de las apariciones muestran como prueba de las mismas una multitud de historias de conversión y la notable afluencia al sacramento de la confesión en Medjugorje. También se alega que el mensaje fundamental de las apariciones, al margen de los detalles particulares, es el de conversión, ayuno y oración que también se ha dado en otras apariciones aprobadas por la Iglesia.
En 1991, los obispos de Bosnia-Herzegovina declararon públicamente su opinión sobre las supuestas apariciones: Non constat de supernaturalitate. Es decir, no ha quedado demostrado que estos fenómenos tengan un origen sobrenatural. Esta decisión no apoya las apariciones y, por lo tanto, las mismas no gozan de ningún reconocimiento oficial en la Iglesia. Sin embargo, la decisión tampoco estableció que las apariciones fueran falsas, de manera que la cuestión quedó abierta, lo cual ha provocado no pocas tensiones.
Según parece, el detonante de la decisión papal fue la disputa entre el obispo de Mostar, Monseñor Ratko Peric, en cuya diócesis se encuentra Medjugorje, y el Cardenal Schönborn, de Viena. El Cardenal austriaco visitó Medjugorje, participando en varios actos litúrgicos y entrevistándose con los videntes, sin notificárselo a Mons. Peric. Éste consideró el asunto como una imprudencia y una falta de cortesía y escribió una carta abierta al Cardenal, que finalmente tuvo que disculparse públicamente. El anterior obispo de la diócesis de Mostar, Monseñor Pavao Zanic, también fue siempre muy crítico con las apariciones de Medjugorje.
Otra posible razón para el deseo de Benedicto XVI de zanjar de una vez este asunto podría ser la cercanía del trigésimo aniversario de la primera aparición, que tendrá lugar el año que viene. Es muy probable que este aniversario suponga un aumento del interés por Medjugorje y del número de peregrinos, por lo que resulta especialmente importante que la Iglesia pueda ofrecer una decisión firme sobre la veracidad de las apariciones.