(Abc/infoCatólica) Cristianos de las principales confesiones (católica, greco-ortodoxa y armenia) acudieron el domingo a las afueras de la iglesia, en la ciudadela amurallada, donde sus líderes leyeron un escrito de protesta tras el cierre de sus puertas, de momento sin fecha anunciada para su reapertura.
Las autoridades israelíes quieren que los terrenos «comerciales» y no dedicados al rezo controlados por las iglesias paguen impuestos en Jerusalén. «Como un signo de protesta, hemos decidido dar este paso sin precedentes de cerrar la Iglesia del Santo Sepulcro», anunciaron los líderes ortodoxos griegos, apostólicos y greco católicos antes de cerrar las pesadas puertas de madera.
El alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, dijo que las nuevas políticas impositivas no afectarían a las iglesias y que cubrirían solo las propiedades pertenecientes a las autoridades eclesiásticas que se usen con fines comerciales. «En Jerusalén, todos son iguales bajo la ley: cristianos, musulmanes y judíos por igual. La Iglesia del Santo Sepulcro, como es el caso de todas las iglesias, sinagogas y mezquitas de Jerusalén, está exenta de los impuestos municipales», aseguró el alcalde en «The Jerusalem Post».
Israel tiene un impuesto conocido como arnona que se remonta a los días del Mandato Británico de Palestina. Lo recauda el municipio (o, en localidades más pequeñas, el moatza eizorit, es decir, el Consejo Regional) basado (actualmente) en el metro cuadrado de vivienda o negocio. Las tasas específicas varían ampliamente entre los municipios, con Jerusalén y Rehovot teniendo las tasas más altas en el país. En las viviendas de alquiler, los inquilinos (en lugar de los propietarios) generalmente pagan la arnona.
«Este es un impuesto a la propiedad, conocido en hebreo como arnona, no un impuesto sobre el ingreso de la Iglesia. La razón por la cual es un negocio mayor para estas iglesias tradicionales es porque poseen un gran porcentaje de la tierra en la ciudad de Jerusalén», describe el portal anglófono Israel Today, que incide en que la Municipalidad de Jerusalén ha decidido recurrir al impuesto «arnona» para únicamente de las propiedades de la Iglesia que alberguen negocio como pensiones.
En principio, ningún templo deberá pagar impuestos, pero según la Iglesia, estas disposiciones israelíes apuntan a disminuir la presencia cristiana en Jerusalén. El Santo Sepulcro está en Jerusalén Este y la comunidad internacional considera ilegal la anexión.
La Iglesia es el segundo mayor propietario del territorio más disputado del mundo, contando con terrenos como sobre los que se levantó la Knéset, el parlamento israelí, y cerca del 20% de la ciudad de Jerusalén.