(VaticanNews/InfoCatólica) El miércoles 24 de enero, memoria litúrgica de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas, el Papa Francisco publicó con motivo de la Jornada Mundial de la Comunicación que se celebrará el 13 de mayo de 2018, con el tema, «La verdad os hará libres» (Jn 8,32). Fake news y periodismo de paz”. En el texto el Santo Padre exhorta a los comunicadores a retornar a la esencia de su profesión, y más aún, “misión” de “ser custodios de las noticias” ya que hace falta un periodismo que “no queme las noticias, sino que busque siempre la verdad y se ocupe de buscar soluciones alternativas a la escalada del clamor y de la violencia verbal”.
La comunicación humana como proyecto de Dios
“En el proyecto de Dios, la comunicación humana es una modalidad esencial para vivir la comunión”, escribe Francisco, señalando que el ser humano, imagen y semejanza del Creador, es capaz de expresar y compartir la verdad, el bien, la belleza; “capaz de contar su propia experiencia y describir el mundo, construyendo así la memoria y la comprensión de los acontecimientos”.
No obstante, el Pontífice advierte sobre cómo el propio egoísmo orgulloso del ser humano puede hacer un mal uso de la facultad de comunicar, como lo reflejan desde el principio los episodios bíblicos de Caín y Abel, y de la Torre de Babel. Citando estos ejemplos, el Papa explica que la alteración de la verdad es el síntoma típico de tal distorsión, tanto en el plano individual como en el colectivo y que por el contrario, “en la fidelidad a la lógica de Dios, la comunicación se convierte en lugar para expresar la propia responsabilidad en la búsqueda de la verdad y en la construcción del bien”.
El fenómeno de las fake news
Consciente de que las sociedades actuales viven inmersas en un contexto de comunicación cada vez más veloz y dentro de un sistema digital, el Obispo de Roma reflexiona sobre el fenómeno de las noticias falsas, las llamadas «fake news»; motivo por el cual ha dedicado este mensaje al tema de la verdad, como ya hicieron en diversas ocasiones sus predecesores a partir de Pablo VI (cf. Mensaje de 1972: «Los instrumentos de comunicación social al servicio de la verdad»). De este modo, el Papa expresa su deseo de “ofrecer con este mensaje una aportación al esfuerzo común para prevenir la difusión de las noticias falsas, y para redescubrir el valor de la profesión periodística y la responsabilidad personal de cada uno en la comunicación de la verdad”.
¿Cómo podemos reconocerlas?
Profundizando sobre este fenómeno que generalmente alude a desinformación difundida online o en los medios de comunicación tradicionales, basada en datos inexistentes o distorsionados, que tienen como finalidad engañar o incluso manipular al lector para alcanzar determinados objetivos, influenciar las decisiones políticas u obtener ganancias económicas, el Pontífice explica que la eficacia de las «Fake news», se debe, en primer lugar, “a su naturaleza mimética, es decir, a su capacidad de aparecer como plausibles” y en segundo lugar, a que son verosímiles y capciosas, en el sentido de que “son hábiles para capturar la atención de los destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un tejido social, y apoyándose en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración”.
El peligroso uso manipulador de las Redes Sociales
Y estas falsas noticias cuentan con un potente elemento detonador: el uso manipulador de las redes sociales y de las lógicas que garantizan su funcionamiento. De modo que los contenidos, a pesar de carecer de fundamento, obtienen una visibilidad tal que incluso los desmentidos oficiales difícilmente consiguen contener los daños que producen.
Por ello, el Santo Padre advierte a los comunicadores, que la dificultad para desenmascarar y erradicar las fake news, se debe asimismo, al hecho de que las personas a menudo interactúan dentro de ambientes digitales homogéneos e impermeables a perspectivas y opiniones divergentes.
“El resultado de esta lógica de la desinformación es que, en lugar de realizar una sana comparación con otras fuentes de información, lo que podría poner en discusión positivamente los prejuicios y abrir un diálogo constructivo, se corre el riesgo de convertirse en actores involuntarios de la difusión de opiniones sectarias e infundadas”, escribe Francisco identificando que el drama de la desinformación es el desacreditar al otro, el presentarlo como enemigo, hasta llegar a la demonización que favorece los conflictos.
¿Cómo podemos reconocerlas?
El Papa pone en guardia sobre la dificultad que surge al querer identificar a las “fake news”, y de cómo nadie puede eximirse de la responsabilidad de hacer frente a estas falsedades. No es tarea fácil, añade Francisco, “porque la desinformación se basa frecuentemente en discursos heterogéneos, intencionadamente evasivos y sutilmente engañosos, y se sirve a veces de mecanismos refinados”.
En este sentido, el Sucesor de Pedro, señala que la prevención y la identificación de los mecanismos de la desinformación requieren también de un discernimiento atento y profundo, que conduzcan a desenmascarar la conocida como «lógica de la serpiente», capaz de camuflarse en todas partes y morder: se trata de la estrategia utilizada por la «serpiente astuta» de la que habla el Libro del Génesis, la cual, en los albores de la humanidad, fue la artífice de la primera fake news (cf. Gn 3,1-15), que llevó a las trágicas consecuencias del pecado, y que se concretizaron luego en el primer fratricidio (cf. Gn 4) y en otras innumerables formas de mal contra Dios, el prójimo, la sociedad y la creación. Con este planteamiento, el Papa hace hincapié en cómo la distorsión de la verdad “aparentemente leve” puede tener efectos peligrosos con consecuencias trascendentales.
“Ninguna desinformación es inocua; por el contrario, fiarse de lo que es falso produce consecuencias nefastas”, añade Francisco.
¿Cómo defendernos de las fake news?
Ante este complejo panorama, el Santo Padre propone el antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad: dejarse purificar por la verdad; una verdad que entendida desde la visión cristiana, no es solamente el sacar a la luz cosas oscuras, «desvelar la realidad», como lleva a pensar el antiguo término griego que la designa, aletheia (de a-lethès, «no escondido»), sino que la verdad “tiene que ver con la vida entera: es aquello sobre lo que uno se puede apoyar para no caer”.
Asimismo, el Obispo de Roma sugiere dos ingredientes que no pueden faltar para que nuestras palabras y nuestros gestos sean verdaderos, auténticos, dignos de confianza: la liberación de la falsedad y búsqueda de la relación, ya que la verdad, por tanto, “no se alcanza realmente cuando se impone como algo extrínseco e impersonal; en cambio, brota de relaciones libres entre las personas, en la escucha recíproca”.
La Paz es la verdadera noticia
En relación a todo esto, el Papa concluye aseverando que el mejor antídoto contra las falsedades no son las estrategias, sino las personas, personas que, libres de la codicia, están dispuestas a escuchar, y permiten que la verdad emerja a través de la fatiga de un diálogo sincero; personas que, atraídas por el bien, se responsabilizan en el uso del lenguaje.
De igual manera, el Pontífice recuerda que la figura del periodista debe ser siempre responsable, evitando expandir la desinformación y respetando siempre la esencia de su oficio: ser “custio de las noticias”...informar, ya que en el mundo contemporáneo, el comunicador no realiza sólo un trabajo, sino una verdadera y propia misión: “tiene la tarea, en el frenesí de las noticias y en el torbellino de las primicias, de recordar que en el centro de la noticia no está la velocidad en darla y el impacto sobre las cifras de audiencia, sino las personas.
“Informar es formar, es involucrarse en la vida de las personas”, afirma el Papa, resaltando la importancia de que la verificación de las fuentes y la custodia de la comunicación, “son los verdaderos y propios procesos de desarrollo del bien que generan confianza y abren caminos de comunión y de paz”.