(ACI/InfoCatólica) El 31 de agosto de este año se lanzó en el festival de Venecia, Italia, el documental The Devil and Father Amorth (El demonio y el Padre Amorth), que narra la historia del noveno exorcismo realizado a una mujer por el fallecido y reconocido exorcista italiano Gabriele Amorth.
La producción fue realizada por William Friedkin, conocido por dirigir la famosa película El Exorcista de 1973.
El filme cuenta la historia de Cristina, una mujer italiana que tras pasar por una depresión empieza a comportarse extrañamente en las fechas de fiestas religiosas y está imposibilitada de trabajar. Al no hallarse una solución médica, una psiquiatra le aconsejó que sea atendida por el P. Amorth, quien le realizó 9 exorcismos en un periodo de 9 meses.
Según el presbítero la posesión demoníaca fue provocada por su hermano y su novia, miembros de una secta satánica.
En un comunicado, Friedkin aseguró que nunca le dejó de fascinar «la naturaleza del bien y el mal y la posibilidad de una posesión demoniaca. La oportunidad de presenciar un exorcismo real y filmarlo ha llegado cuatro décadas después de que rodara “El Exorcista” y completamente por azar».
Según el crítico de cine, Robbie Collin, esta nueva obra «es un epílogo de no ficción, que no deja de ser mordaz y rara, de la película anterior de Friedkin, donde el demonio es mucho menos que un narrador: gritos repetidos de “¡Soy Satanás!”, “Somos legión”, “¡No, no, no!”, es más o menos todo lo que tiene para nosotros».
«Ya sea como resultado de la distorsión extrema del micrófono u otros acontecimientos espontáneos, durante el exorcismo la voz de Cristina cae a una octava en un gemido polifónico, que suena si patearan a tres gatos a la vez. Pero el Padre Amorth continúa sin ponerse nervioso», aseguró el experto.
Sobre este documental, Collin indica «la columna vertebral de la película se filmó por Friedkin en los modestos cuarteles del P. Amorth en Roma. La mayoría de las veces, su cámara apunta cuando Cristina se agita y gruñe en su silla, contenida por ayudantes, mientras Amorth trabaja a través del exorcismo en latín».
«De vez en cuando, la cámara se vuelve para enfocar a los familiares de Cristina, quienes están rezando y estrujando sus manos al otro lado de la habitación», añadió.
El crítico de cine enfatizó que ni Friedkin ni el escritor de la película, William Peter Blatty, habían presenciado un auténtico exorcismo en persona.
«A pesar de que la película es de solo 68 minutos, se siente tan sustancial en su forma actual como siempre se pensó, y se percibe un prólogo en el que Friedkin pasea por Georgetown, discutiendo sobre los lugares clave de la película original», añadió.
Finalmente, Collin explica que la forma exacta de cómo «desempaquetar» la verdad en el documental, es personal.
«Parece como si la mente de Friedkin estuviera establecida, como presumiblemente estaba la del Padre Amorth, y aunque es posible que Cristina fingiera, lo que vive ella parece sinceramente que tuviera sentido», aseguró.
«La película es incuestionablemente curiosa para los conversos en lugar de una suculenta exploración que dejará a muchos escépticos (incluyendo este) con antojo después, pero te deja con mucho que masticar, junto con esa cadencia satánica que hace eco en los huesos», concluyó.