(Asia News) Lo que desencadenó la reacción fue la noticia publicada por medios pakistaníes, en la cual se informa que el funcionario del ministerio público Syed Anees Shah llevó a 42 prisioneros cristianos ante una corte anti-terrorismo en Lahore, en la provincia de Punjab, afirmando que podría «garantizarles su liberación» si ellos se convertían al islam. Shah, al ser contactado por un diario inglés, primero rechazó las acusaciones para luego confesar que les habría ofrecido una opción.
Los cristianos, todos provenientes del barrio de Youhanabad en Lahore, fueron arrestados por haber linchado a dos musulmanes sospechados de terrorismo, minutos después de producirse el ataque de dos agresores talibanes contra dos iglesias, el 15 de marzo de 2015.
«No está bien tratar de desviar a las personas de su camino. Esto dará una fea imagen a la Corte y a toda la comunidad judicial. El ministerio público puede ser denunciado por este acto discriminatorio. Tenemos la intención de reunirnos con él a la brevedad. El gobierno debiera rechazar esta percepción. El miedo a la muerte puede impulsar a cualquiera a cambiar de religión», afirma a AsiaNews el pastor Arshad Ashknaz de la Iglesia de Cristo, una de las iglesias que fueron atacadas en Youhanabad.
Las conversiones forzadas son un tema muy candente en el país. Organizaciones pakistaníes que defienden los derechos humanos afirman que, cada año, miles de mujeres cristianas son obligadas a convertirse y a casarse con hombres musulmanes. Según el último «Informe sobre las minorías religiosas en Pakistán» de la Comisión nacional Justicia y Paz de la Conferencia episcopal pakistaní, cinco cristianos se convirtieron al islam durante el 2014. De ellos, tres son adolescentes cristianas que fueron raptadas y obligadas a unirse en matrimonio.
El año pasado, Sind se convirtió en la primera provincia pakistaní en aprobar una ley contra las conversiones religiosas forzadas. Sin embargo, el gobierno provincial tuvo que dar marcha atrás en esta decisión de proteger a las minorías, luego de la oposición mostrada por algunos doctores coránicos.
«No hay libertad religiosa. El sistema entero sostiene el hecho de que las muchachas cristianas se casen con musulmanes, pero para los muchachos cristianos que se casan con una musulmana es un tormento. Sus familias sufren y sus casa son incendiadas», afirma el pastor Ashknaz.
Según el abogado cristiano Nadeem Anthony, la misma propuesta de conversión al islam le fue hecha a Asia Bibi, la madre cristiana que desde hace siete años se encuentra en el corredor de la muerte por estar acusada de blasfemia contra el profeta Mahoma.
Recordando su encuentro en la prisión del distrito de Sheikhupura en el año 2010, Anthony cita textualmente sus palabras: «Mi fe está viva y jamás me convertiré».
Según el abogado, activista por los derechos humanos, esta presión para convertirse al islam, «es una práctica común: mis amigos musulmanes también me piden que haga lo mismo. Estas imposiciones son obvias cuando hay una persecución religiosa».