(InfoCatólica) En una reciente entrevista publicada por AlfayOmega, el arzobispo de Maracaibo, Monseñor Ubaldo Santana, ha denunciado la grave situación que vive Venezuela, en un contexto en el que en las últimas semanas los obispos venezolanos han endurecido las críticas al Gobierno.
«No hay derecho a que nuestra gente tenga que sufrir tanto», había dicho ya el arzobispo de Maracaibo con lágrimas en los ojos, a un emocionado auditorio en una charla organizada la semana pasada por la iniciativa jesuita EntreParéntesis y la cátedra de América Latina de la Universidad Pontificia de Comillas.
A la mañana siguiente, en una entrevista con AlfayOmega durante su visita a la Conferencia Episcopal Española, expresó su preocupación por «la desnutrición infantil» y la falta de medicinas, «sobre todo las que se necesitan para los tratamientos más costosos, como el cáncer o la diabetes». Otro problema serio es, para él «la polarización política» en Venezuela, que dificulta una salida a la crisis. Todo ello –recuerda– acaban de denunciarlo los obispos venezolanos en su recién aprobada exhortación pastoral Jesucristo: luz y camino para Venezuela.
Relación con el gobierno
Respecto a la relación de los obispos venezolanos con el gobierno, Monseñor las califica como «difícil». Señala el incremento de robos y asaltos a las parroquias con una forma de actuar que «estuviera como articulada o concertada». Agrega que esto «todavía es inicial, y no sabemos si va a aumentar en el futuro, pero indudablemente no han mejorado las relaciones entre la Iglesia y algunos estamentos del Gobierno nacional».
Grupos armaros en todo el país
Respecto a la pregunta de la existencia de grupos armados ha afirmado que los hay «en todo el país», pero en Maracaibo tienen adicionalmente el problema de «grupos de delincuentes y pandilleros que parecieran gozar de cierta impunidad». Denuncia que la situación de hacinamiento en las cárceles ha hecho que las autoridades algunas veces opten por «la liberación masiva de presos para descongestionarlas». A esto se suman «grupos de extorsión» de los que muchos están « encubiertos por organismos de la seguridad, y no pocas veces reforzados por efectivos de algunos de esos grupos» y los «grupos armados irregulares en la frontera, procedentes de Colombia».
Respecto a los paramilitares observa que «guerrilleros, del ELN y de algunas facciones de las FARC, siguen todavía operando. No todas las FARC se han desmovilizado».
Baño de sangre
Aunque ha agregado que en estos momentos «hablar de una guerra civil sería en términos muy asimétricos», «eso no significa que no pueda existir un baño de sangre. De hecho, podemos decir que en Venezuela hay ya un baño de sangre de considerables proporciones. Hablamos de cerca de 30.000 asesinatos al año».
Puede leer la entrevista completa en el siguiente enlace: