(NCR/Gaudium Press) Los libros de texto empleados en el régimen comunista informaban que un aborto era la extirpación de un tejido, pero Adasevic comenzó a tener pesadillas a causa de su trabajo. En sus sueños veía «un hermoso campo, lleno de niños y jóvenes que jugaban y reían, de cuatro a 24 años, pero que huían aterrados» al aproximarse el médico. La parte más misteriosa del sueño era la presencia de un hombre en hábito negro y blanco que lo miraba fijamente.
El sueño se hizo recurrente y una noche, Adasevic preguntó en el sueño al hombre cuál era su nombre: «Me llamo Tomás de Aquino», respondió, sin que el médico consiguiera identificarlo por falta de formación religiosa. «¿Por qué no me preguntas quiénes son estos niños?», le increpó el Santo, para luego informarle: «Son los que mataste con tus abortos». Este sueño le motivó a proponerse no realizar estas intervenciones.
Sin embargo, la carrera abortista del médico no había llegado a su fin. Una última intervención le fue solicitado por un primo, que le llevó a su novia para someterla a su noveno aborto en un entorno en el cual no era considerado delito ni algo fuera de lo común. En esa oportunidad Adasevic realizó el procedimiento de una forma distinta y, para su sorpresa, cuando extrajo el cuerpo del niño por nacer, su corazón aún latía, lo que le confirmó con certeza que había asesinado a una persona viva.
Adasevic notificó al hospital que no practicaría más abortos, convirtiéndose en el primer objetor en conciencia de su país, lo que le costó la reducción de su salario a la mitad, la expulsión de su hija de su trabajo y la negativa a su hijo de acceder a la universidad. Después de dos años de intensa presión oficial, el médico volvió a soñar con Santo Tomás, quien le dijo en esta oportunidad: «Eres mi buen amigo, persevera».
El médico se dedicó a llevar el mensaje del respeto a la vida y la necesidad de detener el aborto y consiguió que se emitiera en televisión el documental «El grito silencioso» en dos oportunidades. En esta célebre cinta, el estadounidense Dr. Bernard Nathanson, también experto abortista, relata cómo descubrió la maldad del aborto gracias a la tecnología del ultrasonido. Adasevic ha compartido su testimonio en diarios y revistas de Europa del Este y continúa su lucha en favor de los niños por nacer.