(LifeSitesNew/InfoCatólica) En un nuevo documento de 90 páginas titulado «El don de la vocación sacerdotal», la Congregación para el Clero afirma que los que viven el estilo de vida homosexual, apoyan la «cultura gay» o tienen «tendencias homosexuales profundamente arraigadas» se encuentran en una situación que les impide gravemente relacionarse correctamente con hombres y mujeres».
«Uno no debe pasar por alto las consecuencias negativas que pueden derivarse de la ordenación de personas con tendencias homosexuales profundamente arraigadas», continúa.
El don de la vocación sacerdotal cita directamente la Instrucción de la Congregación para la Educación Católica del año 2005 sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y las órdenes sagradas.
Subraya que sería «gravemente deshonesto» que un hombre oculte sus inclinaciones homosexuales en busca de la ordenación y que los confesores y directores espirituales «tienen el deber de disuadir» a los candidatos atraídos por el mismo sexo «en conciencia antes de proceder a la ordenación».
Mentir sobre las atracciones sexuales muestra una «actitud engañosa que no corresponde al espíritu de verdad, lealtad y apertura que debe caracterizar la personalidad de aquel que cree que está llamado a servir a Cristo y a su Iglesia en el sacerdocio ministerial», reitera el documento, citando de nuevo a la Instrucción de la Congregación para la Educación Católica del 2005.
Si un candidato al sacerdocio experimentaba «tendencias homosexuales que sólo eran la expresión de un problema transitorio» como «el de una adolescencia aún no superada», entonces ese caso sería «diferente», dice el documento. Sin embargo, «tales tendencias deben ser claramente superadas por lo menos tres años antes de la ordenación al diaconado».
«Debe recordarse que, en una relación de diálogo sincero y la confianza mutua, el seminarista está obligado a revelar a sus formadores las dudas o dificultades que tenga al respecto».
También, «la posibilidad de un candidato que tiene tendencias homosexuales» debe ser considerada cuando un hombre es psicológicamente evaluado para entrar al seminario. El candidato debe tener «autocontrol y una sexualidad bien integrada» para ser adecuado.