(EFE / InfoCatólica) El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, aseguró que la Iglesia Católica sigue recordando a sus mártires en la Guerra Civil española «no por un sentimiento de venganza» sino porque «matados por odio a la fe, respondieron a sus asesinos con el perdón». El cardenal se expresó así durante su homilía en la beatificación de los denominados mártires de Nembra, celebrada en la Catedral de Oviedo, el primer acto de este tipo que se realiza en Asturias, y con el que la relación de beatos asturianos se eleva a 33 e incorpora, por primera vez, a tres seglares.
La beatificación, seguida por el único descendiente vivo y sus familiares de una de las cuatro personas asesinadas el 21 de octubre de 1936, ha sido concelebrada junto al representante del Papa por el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz así como por el prelado emérito de la diócesis, monseñor Gabino Díaz Merchán, y otros cinco obispos.
Para el cardenal Amato, la década de los años 30 fue «sacudida por la tormenta ideológica marxista, que provocó innumerables víctimas» en Asturias tanto en el periodo de la Revolución de Octubre de 1934 como en «los cuatrocientos días de zona roja» durante el primer año del conflicto bélico.
En ese periodo, ha afirmado, fue prohibida la enseñanza religiosa en la escuelas públicas «y fue retirado el Crucifijo y se confiscaron los inmuebles eclesiásticos además de dictarse leyes contra la institución familiar» en lo que constituyó «una tiranía feroz a favor del ateísmo social».
«La finalidad de la persecución era la anulación de la Iglesia Católica, exterminando a sacerdotes, religiosos y fieles y profanando, quemando y destruyendo todo», ha añadido Amato, que ha calificado de «espantoso» el balance final en España con la muerte de 13 obispos, 6.838 religiosos «y decenas de miles de laicos, asesinados sólo por su condición de católicos practicantes».
A su juicio, ochenta años después «las heridas se están cicatrizando poco a poco« y la tragedia «se aleja más y más, haciéndose cada vez menos visible» por lo que se ha preguntado por qué no se cancela «esa página negra de la historia española» y por qué la Iglesia sigue evocando aquella «matanza de inocentes».
«Contra el riesgo real de la desaparición de aquel suceso sangriento, la Iglesia reclama, no por un sentimiento de venganza y de odio hacia los perseguidores de entonces sino por un justo deseo de recuerdo. Si se olvida el pasado, estamos condenados a repetirlo», ha añadido.
Según Amato, los beatificados hoy, un sacerdote, dos mineros y un estudiante de Magisterio, murieron «por odio a la fe, respondieron a sus asesinos con el perdón, convirtiéndose así en héroes de auténtica humanidad y vencedores inermes de una diabólica y ciega violencia».
El cardenal ha hecho además una semblanza de los cuatro nuevos beatos –Genaro Fueyo Castañón, Antonio González Alonso, Isidro Fernández Cordero y Segundo Alonso González–, cuya causa de martirio se abrió en 1991 impulsada por sus familiares.
Durante la ceremonia, las reliquias de tres de ellos, ya que el cadáver de Antonio González nunca fue localizado, han sido trasladadas en procesión en la Caja de las Ágatas hasta el altar mientras sonaba el himno de los Mártires de Nembra, compuesto para esta celebración.
En el altar de la basílica ovetense se ha descubierto además el cuadro con los retratos de los cuatro nuevos beatos realizado por encargo de la parroquia de San Martín de Turón, donde se exhibe, antes de que el arzobispo de Oviedo recibiera del representante del Papa la denominada Carta Apostólica.
Tras esta ceremonia, a la que han asistido también representantes de la Adoración Nocturna a la que los cuatro beatos pertenecían, la diócesis de Oviedo pasará a tener una fiesta más, la del 21 de octubre, en memoria de los Mártires de Nembra.