(Actuall) «Pedimos poner fin a la práctica vigente en nuestro país de asesinar legalmente a los niños antes de su nacimiento», señala la petición consensuada con la IOR, que ha recabado ya 300.000 firmas y espera llegar al millón.
Kiril firmó dicha iniciativa tras reunirse en la iglesia del Arcángel Mijaíl con sus promotores, las organizaciones «Por la vida» y «Voluntarios ortodoxos», que exigen defender al niño desde su misma concepción, según informó un portavoz del patriarca.
Los peticionarios exigen la introducción de enmiendas legales que reconozcan a los embriones «el estatus de ser humano, cuya vida, salud y bienestar debe ser protegida por la ley».
También llaman a prohibir terminantemente los abortos provocados, sea a través de la ingestión de fármacos o por la vía quirúrgica. «El santo patriarca Kiril agradeció a los peticionarios su esfuerzo y les dio su bendición», añadió la fuente.
Kiril ha abogado igualmente por retirar al aborto del sistema de seguro médico obligatorio.
Pese a los estrechos vínculos del patriarca con el Kremlin y el programa de promoción estatal de la natalidad para combatir el alarmante envejecimiento de la población, hasta ahora el Gobierno ruso se ha negado a prohibir totalmente el aborto.
El gesto del patriarca ruso coincide con el llamamiento de un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos que instó hoy mismo a los países a derogar todas las normas y políticas de Estado que restringen y penalizan el aborto, así como cualquier barrera que implique una discriminación en el acceso de las mujeres a servicios de salud reproductiva.
Desde Ginebra, los expertos apoyaron la iniciativa de numerosas ONG de distintas partes del mundo para que la ONU declare el 28 de septiembre como Día oficial para el aborto seguro.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, actualmente el aborto inseguro es una de las principales causas de mortalidad y morbilidad materna.
Cada año se efectúan aproximadamente 22 millones de abortos inseguros en el mundo y se estima que 47.000 mujeres mueren debido a complicaciones provocadas por la utilización de métodos inseguros para interrumpir el embarazo.
Según la legislación rusa vigente desde 2011, los abortos sólo pueden ser practicados durante las primeras 12 semanas de embarazo, aunque quedan exceptuadas las mujeres que no pueden mantener al niño o han sido violadas, que podrán interrumpir voluntariamente su embarazo durante las primeras 22 semanas.
Además, la ley estipula un período de dos a siete días, conocido como la «semana de silencio», para que la mujer pueda reconsiderar su decisión de interrumpir su embarazo.
Con anterioridad, la Iglesia rusa ya exigió que la ley incluyera el obligatorio visto bueno del marido en los casos de mujeres casadas, el consentimiento de los padres en los de menores de edad y el derecho de los médicos a negarse a practicar un aborto.
Con el fin de reducir los abortos, el Gobierno ruso ha tomado en los últimos años toda clase de medidas, como la restricción de la publicidad de esas operaciones en los medios de comunicación.
Según el Ministerio de Sanidad, Rusia tiene uno de los índices más altos del mundo, con más de un millón de abortos anuales, aunque otras fuentes hablan de varios millones, cifra que multiplica varias veces las de los países occidentales.
De acuerdo con las estadísticas oficiales, las mujeres rusas se someten a una media de dos abortos a lo largo de su vida, mientras un 20 por ciento de las parejas son incapaces de tener hijos debido a abortos mal practicados.
En muchas ocasiones, la falta de educación sexual empuja a muchas mujeres al aborto, ya que consideran que esa operación es menos dañina para su organismo que el uso de método anticonceptivos.
El número de abortos aún era más alto durante la era soviética, ya que, ante la falta de preservativos o el desconocimiento de los métodos anticonceptivos, éste era, de hecho, el único método de planificación familiar.