(RV) Conmemorando el martirio de san John Ogilvie, jesuita, que cuatrocientos años atrás fuera torturado y asesinado durante la persecución anticatólica en Escocia, y haciendo el punto en la valentía de dieciséis hombres que, por una decisión nacida a partir de la sangre de aquel mártir, regresaron a Escocia para predicar el Evangelio arriesgando sus vidas, el Papa Francisco exhortó a los religiosos a tener «el mismo espíritu de dedicación que tuvieron sus predecesores»: «Amen a Jesús por sobre todas las cosas», les dijo, y «asegúrense de que su "sí", esté marcado por la firme resolución de entregarse totalmente a su formación sacerdotal», «de modo que sus años en Roma puedan prepararlos para regresar a Escocia y ofrecer su vida por completo».
«Si ustedes tienen el mismo ardor de sus hermanos de hace cuatro siglos atrás, aquel mismo amor por la Iglesia y Escocia, harán honor a la historia y a los sacrificios que hoy recordamos. Se convertirán también en nuestros días en un signo para el pueblo de Escocia, especialmente para los jóvenes, si los encontrarán en su vida cotidiana, si alcanzarán a aquellos que están alejados de Cristo».
«Muestren a todos y a cada uno de ellos que Dios está siempre con nosotros y que su misericordia permanece para siempre».
El Santo Padre concluyó su discurso rezando para que el Señor conceda a los miembros del Pontificio Colegio Escocés «la valentía y la gracia de ser fieles a Su voluntad», «dedicándose a la oración, amando a Jesús especialmente en la santa Eucaristía» y encomendándose a la protección de la Virgen María.