(NCRegister/InfoCatólica) De acuerdo al texto íntegro de su intervención (ver abajo), dado al Register y a Aleteia, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino dijo «que nos encontramos nosotros mismos entre la ideología de género e ISIS».
Las masacres islámicas y las exigencias libertarias «compiten regularmente por la primera plana de los periódicos», afirmó, y señaló al 26 de junio de este año. Los así llamados ataques terroristas en el mes del Ramadán en Francia, Kuwait, Somalia y Túnez tuvieron lugar ese día, como también la decisión del Tribunal Supremo (ndr: de EE.UU) permitiendo el «matrimonio» de las personas del mismo sexo a nivel nacional.
«A partir de estas dos radicalizaciones surgen las dos mayores amenazas para la familia: su desintegración subjetivista en el Occidente secularizado a través del acceso rápido y fácil al divorcio, al aborto, a las uniones homosexuales, a la eutanasia, etcétera. El cardenal Sarah afirmó lo anterior y citó como ejemplos la ideología de género, el grupo feminista radical «Femen», el lobby LGBT y la organización International Planned Parenthood Federation.
«Por otra parte», dijo, «encontramos la «pseudo familia del Islam ideologizado que legítima la poligamia, la servidumbre de la mujer, la esclavitud, el matrimonio infantil» El cardenal afirmó que se estaba refiriendo a Al-Qaeda, Isis, Boko Haram y otros grupos similares.
El cardenal de África occidental afirmó que son «varias claves» que permiten intuir el indudable «origen demoníaco» de estos dos movimientos.
A diferencia del Espíritu de Verdad que promueve la comunión, dijo, «dichos movimientos alientan la confusión» y demandan un «dominio universal y totalitario». Además, se caracterizan porque son «violentamente intolerantes, destructores de las familias, de la sociedad y de la Iglesia, y son abiertamente cristianofóbicos», afirmó. «No estamos luchando contra creaturas de carne y sangre.»
Continuó: «Necesitamos ser incluyentes y dar la bienvenida a todo lo que sea humano; pero lo que viene del Enemigo no puede y no debe ser asimilado», apuntó. «¡No puedes unirte a Cristo y a Belial (príncipe de la oscuridad!). Lo que el nazismo fascista y el comunismo fueron en el siglo XX, las ideologías homosexual y abortista en occidente, y el fanatismo islámico lo son hoy en día».
Concluyó su alocución diciendo que «debemos proclamar la verdad sin temor, el plan de Dios, el cual se expresa en la monogamia fundada en el amor conyugal abierto a la vida.»
Defensa de la fe contra los ataques de las iglesias ricas
El cardenal también hizo una llamada a «una firme y clara» enseñanza desde el magisterio de la Iglesia, añadiendo que todos los pastores «tienen la misión de ayudar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a descubrir la belleza de la familia cristiana».
En su intervención, el cardenal Sarah hizo también una llamada «para que entre nosotros exista más transparencia y respeto.» Expresó preocupación respecto de algunos procedimientos del sínodo que, dijo, «no parecieron orientados a una discusión enriquecedora y a la comunión, en la medida en que promovieron un cierto estilo a favor de los grupos de las Iglesias más ricas.»
Ante todo, el cardenal se refirió a la Iglesia en Alemania, cuya jerarquía ha estado, en gran medida, ejerciendo presión para que se conceda la Sagrada Comunión a los divorciados vueltos a casar civilmente y las validaciones de las uniones del mismo sexo. Quienes se oponen sostienen que ambas prácticas estarían en grave oposición al magisterio de la Iglesia.
El cardenal Sarah sostuvo que «esto es contrario a una Iglesia pobre, a un gozoso, evangélico y profético signo de contradicción en una sociedad secularizada.» También se refirió que no entendía «por qué algunas declaraciones que no fueron aceptadas por la mayoría cualificada del último Sínodo aparecieron en la Relatio y, posteriormente, por qué hubo quienes ejercieron presión en asuntos de gran actualidad (tales como la ideología de género), y que fueron en cambio ignorados tanto en los Lineamenta como en el Instrumentum laboris.
El cardenal Sarah dijo que su «primera esperanza» era, por lo tanto, que el sínodo pudiera mostrar más «libertad, transparencia y objetividad», y pidió que los resúmenes de las intervenciones se publicaran «para facilitar la discusión y evitar cualquier prejuicio o discriminación al aceptar los pronunciamientos de los Padres sinodales.»
Al hablar para el Register y Aleteia al final de una reunión de obispos africanos el sábado, el cardenal Sarah dijo que al conservar los tres polémicos párrafos en el Instrumentum laboris, cree que «hay una agenda que ellos están intentando imponer.»
Afirmó que esta segunda semana el sínodo sería «difícil» , conforme el sínodo se desplace a discutir la parte «más seria y grave»; la tercera parte del Instrumentum laboris. Las cuestiones discutidas se encuentran en su mayor parte relacionadas con la doctrina, por lo que «tomarán más tiempo», dijo. «También permitirán hablar a los delegados que han sido invitados.»
Dijo que durante la primera semana, el énfasis «también recayó sobre la doctrina en todos los informes.» Dijo que las intervenciones en la segunda parte del documento se desarrollaron «en una línea aceptable.» Añadió que todavía hay conferencias de obispos «algunas, no todas» en Occidente que «quieren abrir las puertas (a todos), pero son pocas». Los obispos del «oriente son ortodoxos», dijo, como es el caso de «África y de América».
En términos generales, el cardenal Sarah subrayó la necesidad de «insistir en el plan de Dios para la familia, porque comenzamos de un modo un poco equivocado. Necesitamos empezar con el plan de Dios para la familia. En lugar de lo anterior, comenzamos mirando hacia las dificultades. Pienso que no fue una manera adecuada de empezar. Pero incluso así, en este momento veo que el Espíritu Santo lo estaba guiando bien»-
Texto completo
Intervención de Robert Cardenal Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Sínodo Ordinario de la Familia, octubre 2015
Su Santidad, Sus Eminencias, Sus Excelencias, participantes en el Sínodo:
Propongo estas tres líneas de pensamiento:
Más transparencia y respeto entre nosotros.
Experimento una profunda necesidad de invocar al Espíritu de Verdad y Amor, la fuente de la parresía al hablar y de la humildad al escuchar, el cual es el único capaz de crear verdadera armonía en la pluralidad.
Lo digo francamente: en el Sínodo previo, en relación a varios asuntos experimenté la tentación de rendirme a la mentalidad del mundo secularizado y del occidente individualista. Reconocer las así llamadas «realidades de la vida» como un locus theologicus significa renunciar a la esperanza en poder transformador de la fe y del Evangelio. El Evangelio que alguna vez transformó culturas está ahora en peligro de ser transformado por ellas. Además, algunos de los procedimientos utilizados no se enfocaron a una discusión enriquecedora y a la comunión, en la medida en que promovieron un cierto estilo de los grupos de las Iglesias más ricas. Esto es contrario a una Iglesia pobre, de un gozoso, evangélico y profético signo de contradicción en el mundo secularizado. No se puede entender por qué algunas declaraciones que no fueron aceptadas por la mayoría cualificada del último Sínodo aparecieron en la Relatio y, posteriormente, por qué hubo quienes ejercieron presión en asuntos de gran actualidad (tales como la ideología de género), y que fueron en cambio ignorados tanto en los Lineamenta como en el Instrumentum laboris.
Por lo tanto, la primera esperanza es que, en nuestra labor, gocemos de más libertad, transparencia y objetividad. Por esto, sería benéfico publicar los resúmenes de las intervenciones, para facilitar la discusión y evitar cualquier prejuicio o discriminación al aceptar los pronunciamientos de los Padres sinodales.
Discernimiento de la historia y de los valores.
Una segunda esperanza: que el Sínodo honre su histórica misión y no se limite a sí mismo al hablar sólo sobre ciertas cuestiones pastorales (como ocurre en el caso de la posible comunión para los divorciados vueltos a casar, sino que ayude al Santo Padre a enunciar claramente verdades y una guía real a escala global. Hay nuevos retos con respecto al sínodo celebrado en 1980. Un discernimiento teológico nos hace capaces para visualizar en nuestra época dos amenazas inesperadas (casi como dos «bestias apocalípticas») ubicadas en polos opuestos: por una parte, la idolatría occidental de la libertad: por otra, el fundamentalismo: el secularismo ateo versus fanatismo religioso. Para usar un lema, nos encontramos nosotros mismos entre «la ideología de género e ISIS.» Las masacres islámicas y las demandas libertarias regularmente contienden por la primera plana de los diarios. (¡Recordemos lo que ocurrió el 26 de junio último!). A partir de estas dos radicalizaciones surgen las dos mayores amenazas para la familia: su desintegración subjetivista en el occidente secularizado a través del acceso rápido y fácil al divorcio, al aborto, a las uniones homosexuales, a la eutanasia, etcétera (cf. La teoría de género, el FEMEN, los grupos de presión LGBT, IPPF…). Y, en el otro extremo, la seudo familia del Islam ideologizado, la cual legitima la poligamia, la servidumbre de la mujer, la esclavitud sexual, el matrimonio infantil (cf. Al Qaeda, Isis, Boko Haram…).
Son varias las claves que nos permiten intuir el mismo origen demoníaco de estos dos movimientos. A diferencia del Espíritu de Verdad que promueve la comunión en la diversidad (perichoresis), aquéllas promueven la confusión (homo-gamia) o la subordinación (poli-gamia). Además, se caracterizan porque son «violentamente intolerantes, destructores de las familias, de la sociedad y de la Iglesia, y son abiertamente cristianofóbicos».
«No estamos luchando contra creaturas de carne y sangre...» Necesitamos ser incluyentes y dar la bienvenida a todo lo que sea humano; pero lo que viene del Enemigo no puede y no debe ser asimilado», apuntó. «¡No puedes unirte a Cristo y a Belial (príncipe de la oscuridad! Lo que el nazismo fascista y el comunismo fueron en el siglo XX, lo son hoy en día las ideologías homosexual y abortista en occidente y el fanatismo islámico.
Proclamar y servir a la belleza de la Monogamia y de la Familia.
Enfrentados con estos dos mortales y sin precedentes retos («homo-gamia» y la «poli-gamia»), la Iglesia debe promover una verdadera epifanía de la familia. Tanto el Papa (como portavoz de la Iglesia) como los obispos y pastores del rebaño cristiano, en su actuar individual, pueden contribuir a esto: «la Iglesia de Dios, la cual Él ha obtenido al precio de su propia sangre» (Hech.: 20:28).
Junto con una firme y clara Palabra del Supremo Magisterio, los Pastores tienen la misión de ayudar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a descubrir la belleza de la familia cristiana. Para hacer esto, se debe primero promover todo lo que represente una genuina Iniciación cristiana de adultos, ya que la crisis del matrimonio es esencialmente una crisis de Dios y, al mismo tiempo, una crisis de fe, lo que implica una pueril iniciación cristiana. Por esta razón debemos discernir aquellas realidades que el Espíritu Santo está ya revelándonos en la Verdad sobre la Familia como una comunión íntima en la diversidad (hombre y mujer) que es generosa con el don de la vida. Nosotros, los obispos, tenemos el urgente deber de reconocer y promover los carismas, movimientos y las realidades eclesiales en las cuales la Familia es genuinamente revelada, este prodigio de armonía, amor y esperanza en la Eternidad, esta cuna de fe y escuela de caridad. Y existen tantas realidades ofrecidas por la Providencia, junto con el Concilio Vaticano Segundo, en el cual se ofrece este milagro.
Traducción por Fernando Martín López Avalos del equipo de traducción de InfoCatólica