(EP/InfoCatólica) Gallardón ha hecho esas declaraciones durante su intervención en el XVI Congreso Católicos y Vida Pública organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, que se celebra desde este viernes hasta el domingo en el campus de Montepríncipe.
Aborto como método anticonceptivo
Gallardón también ha declarado que esta cultura que «defiende el aborto como un derecho» ha introducido en la mentalidad de una parte «muy importante» de los jóvenes españoles y europeos que «el aborto es un método anticonceptivo» y, a su juicio, «se utiliza como método anticonceptivo». «Esto es brutal pero es así», ha remarcado.
Para explicar la «gravedad» de la vigencia de la ley actual del aborto, Gallardón se ha centrado en la posibilidad de las menores de abortar sin el consentimiento de sus padres, lo que considera «un ataque directo a la familia» y en el «terrible» supuesto que permite abortar si el feto tiene una malformación, algo en lo que, según ha precisado tuvo «menos apoyo» de la opinión pública.
No hay puesto de trabajo que justifique negar el derecho a la vida
«De las reformas que intenté y no conseguí, en algunas conseguí apoyos, en otras menos, en otras pocos. Fundamentalmente, lo que para mí constituyó la causa de mi propia conciencia para intentar reformar la ley fue la consideración del legislador actual de que las personas tenemos distintos derechos en función de que tengamos una discapacidad o no», ha apuntado.
En este sentido, ha subrayado que «no hay puesto de trabajo que justifique negar el derecho a la vida» y ha recordado algunos datos sobre el aborto en Europa como que al año se practican «1,1 millones» de abortos y que en una hora «más de 150» mujeres abortan.
Gallardón ha explicado que la familia es «una realidad natural» y que, por tanto, no se puede disponer sobre la misma ni tampoco sobre el derecho a la vida, pero ha aclarado que hay que «apoyarla» no solo por el «retorno» que tiene la familia para la sociedad sino «por obligación de derecho natural».
En cualquier caso, ha manifestado que «la familia es felizmente indestructible» y que el matrimonio «sigue siendo el horizonte vital de la mayoría de jóvenes» pero que son la sociedad y los poderes públicos los que ponen «obstáculos de carácter económico, social y cultural».
Asimismo, ha recordado que las familias «no pueden abdicar de su obligación de educar a sus hijos» ni deben delegar esta responsabilidad «a favor de poderes públicos ni instituciones privadas». También ha criticado que en Europa y en España, la conciliación entre la vida familiar y laboral «no es una realidad».