(Cope/Aleteia) El cardenal habló sobre la polémica acerca de la comunión de los divorciados vueltos a casar:
«La prensa da la impresión de que la preocupación más grande que hay sobre la familia y al matrimonio es la de los divorciados y su deseo de volver a casarse además de recibir la eucaristía. Los divorciados vueltos a casar que sufren de verdad por no recibir la eucaristía no son muchos porque si uno desea recibir la eucaristía sabe muy bien lo que tiene que hacer.
El problema de fondo que la Iglesia y la sociedad tiene que ponderar es el giro que se está produciendo en la comprensión del matrimonio y en la valoración de la familia. Da la impresión de que está en marcha un plan para reconfigurar la noción de matrimonio y familia y de esa manera se reconfigura la sociedad entera y la vida del hombre. Es una pretensión verdaderamente arrolladora porque es suplantar a Dios en la creación».
El purpurado recordó que «la Iglesia no se inventó el matrimonio y la familia. Es portadora de la mente divina por la revelación. Si el hombre quiere remoldear la convivencia y la sociedad entera no solo va contra la doctrina de la Iglesia va contra la sabiduría y los proyectos de Dios». Es por ello por lo que insta 'a un trabajo de campo'.
Ideología destructiva
«Hay que acercarse a las personas que están siendo víctimas de esta ideología profundamente destructiva, incluso a quienes la defienden de buena voluntad. La actitud cristina es estar a favor de las personas y ayudarles a no caer en esta trampa que nos destruye».
Por último pidió ser testigos de la palabra de Cristo. «Con la oración hay que valorar a Jesús, su figura, su persona y su aportación. Sin Cristo el mundo es imposible y su influencia va mucho más allá de la Iglesia y del propio cristianismo. Muestra el camino de la vida, de la justicia y de la paz a la humanidad entera. Los cristianos tienen que ser entusiastas de Cristo pese a las dificultades. Es la hora de mostrar el amor, la lealtad y la confianza. Hay que tener confianza en el Señor y no dejarlo solo en los momentos de la contradicción».