(Agencias/InfoCatólica) El Obispo de Roma denunció que el hombre está destruyendo la naturaleza, la creación y las relaciones humanas. «Estamos viviendo un momento de crisis, lo vemos en el ambiente, pero sobre todo en el hombre. El ser humano está en peligro y el peligro es grave porque la causa del problema no es superficial, sino profunda, no es sólo una cuestión de economía, sino de ética y de antropología», afirmó.
El Pontífice destacó que la Iglesia lo ha dicho en numerosas ocasiones: «Muchos dicen, sí, es verdad..., pero el sistema continúa como antes, ya que lo que dominan son las dinámicas de una economía y de una finanza carente de ética», agregó. «Así, hombres y mujeres son sacrificados a los ídolos del beneficio y del consumo. Es la cultura del desecho, del descarte. Si se rompe un ordenador es una tragedia, pero la pobreza, los necesitados, los dramas de tantas personas acaban por entrar en la normalidad», denunció.
Su denuncia fue más allá y con vehemencia agregó: «en el mundo no manda el hombre, el que manda es el dinero. Sin embargo, Dios dio al hombre la obligación de custodiar la tierra, no se la dio al dinero».
En esa línea, el papa argentino añadió que si un hombre muere de frío en una plaza o numerosos niños mueren de hambre «eso entra en la normalidad» y el mundo no se escandaliza, pero si la bolsa de valores de una ciudad baja diez puntos, «es una tragedia mundial». El papa Francisco añadió que esa «cultura del desecho, del descarte» se está convirtiendo en «mentalidad común que contagia todos».
«La vida humana, las personas no son vistas ya como el valor primario que hay que respetar y tutelar, sobre todo si son pobres o enfermos, sino todavía no sirven, como el no nacido, o no sirven más, como el anciano. Esta cultura del desecho nos ha hecho insensibles también al derroche alimentario, que es aún más despreciable cuando en todas partes del mundo muchas personas sufren hambre y malnutrición», denunció.
El Papa recordó que nuestros abuelos tenían mucho cuidado en no tirar nada de la comida que sobraba, pero subrayó que el consumismo nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo, al derroche diario de comida y muchas veces «no somos ya ni capaces de dar el valor justo, que va más allá de los parámetros económicos». «Recordemos siempre que la comida que tiramos es como si la hubiésemos robado de la mesa de quien es pobre, de quien tiene hambre», manifestó.
Sobre la creación, el Papa se refirió al libro del Génesis y dijo que Dios puso al hombre y a la mujer en la tierra para que cultivasen y custodiaran la creación, pero que el hombre «guiado por la soberbia del dominar, del poseer, del manipular, del explotar la tierra, no la custodia, no la respeta y no la considera un dono gratuito que cuidar».