(Vicente Jara/ RIES) La Kabbalah, o Cábala, surgió en el siglo XII en el ambiente judío español, sefardita, aunque los seguidores de la misma la llevan a remontarse hasta Adán o a Moisés, como revelación de los secretos ocultos por Yahweh a la humanidad, o al menos a los iniciados. Hablar de la Kabbalah supone explicar muchos conceptos, conceptos judíos, místicos, gnósticos, y también conceptos de numerología, de escritura hebrea, etc.
Sin ser prolijos y limitándonos a lo concreto, sin perdernos en una nube de humo que a nada conduce, digamos que se puede definir la Kabbalah como una gnosis, un conocimiento, una revelación de las relaciones entre lo espiritual y lo material. Es una iluminación y una interpretación de la realidad, dicen los kabbalistas. Por medio de la Kabbalah es posible lograr la felicidad, la armonía y la paz, logrando la iluminación por el conocimiento. La Kabbalah considera que la Torá (el Pentateuco para los cristianos) es la revelación de todo ese conocimiento, ya que al ser la Palabra de Yahweh, de Dios, en ella se revela todo, lo pasado, lo presente, y lo futuro.
Y se revela no solamente en su lectura textual, la lectura normal y corriente, sino por medio de herramientas de interpretación del texto, de manera alfabeticológica y numerológica. Por ejemplo, se agrupan palabras, siempre escritas en hebreo y sin vocales (propio del hebreo antiguo), a modo de cuadrícula y con lecturas no horizontales, sino en vertical, se consiguen leer nuevas palabras, y por lo tanto, nuevas revelaciones escondidas. Otras lecturas pueden ser en continuidad, de derecha a izquierda las líneas impares y de izquierda a derecha las pares, etc. Otras formas son usar de las formas anagramáticas, o por acróstico, o cambiando las consonantes por números de manera ordenada y sumando éstos para lograr resultados numéricos que han de ser coincidentes con respuestas pretendidas, y que también se han de encontrar sumando otras consonantes del texto en otro lugar.
La Kabbalah también engloba el uso de palabras, frases, y expresiones como solución ante problemas, enfermedades, situaciones difíciles, y como vemos, con un sentido totalmente mágico, donde la recitación de palabras logra como por encantamiento o hechizo una solución práctica. El libro principal de la Kabbalah es el Zóhar (“Libro del Esplendor”), escrito en el s. XIII por Moisés de León. En el Zóhar se explica cómo a partir de la Divinidad Oculta nació una primera esfera o Sefirá que tiene el nombre de Kéter o Corona, de la que surgen otras nueve Sefirás (La Sabiduría, la Inteligencia, la Grandeza, la Justicia, la Belleza, la Victoria, la Eternidad, el Fundamento y el Reino).
Los kabbalistas consideran al Zóhar como el libro que permite decodificar el texto de la Torá, y así conocer todo, las leyes que gobiernan el mundo, el universo, la explicación del Big Bang incluso, las relaciones causa-efecto, las relaciones entre las personas, las sociedades, la influencia de los astros, todo, todo lo que queramos, la realidad en su conjunto, ya que la palabra de Dios es veraz y ha querido revelárnosla. Sin ningún fundamento ni base científica alguna, la posibilidad de encontrar relaciones de palabras y significados ocultos en cualquier texto, sea la Torá, los Evangelios, el Quijote, o el guión de una película de Indiana Jones, no viene a ser demasiado complicado ya que con algo de paciencia y debido al hecho de que son pocas las consonantes de cualquier alfabeto, es posible rellenar de consonantes configuraciones en cuadrículas para insertar luego vocales al propio gusto y ver palabras o significados ocultos al gusto del buscador o iniciado. No hay nada oculto ni en las letras colocadas de forma alterada, aunque sea en una lengua antigua o casi olvidada, como no lo hay en los astros, ni en los posos del café o del té; todas ellas son formas de intentar acceder a una sabiduría al margen de la fe y de la razón, únicos modos de conocimiento, y apartarse de estos últimos buscando las certezas y verdades vitales siempre lleva a desvaríos como los de la Kabbalah.