(Bruno Moreno/InfoCatólica) Darío Fernández, nacido en 1973 en Sevilla y discípulo de D. Antonio Dubé de Luque, es uno de los imagineros tradicionales que conservan en España la rica herencia de las imágenes devocionales. Realizó sus primeras obras (dos Evangelistas) en 1992, para la Hermandad de la Santa Cena de Sevilla. Desde entonces, sus imágenes pueden encontrarse en iglesias y hermandades de toda España. Se pueden admirar sus obras, realizadas siempre por encargo, en su página web: www.dariofernandez.com
- Su trabajo no es muy habitual. ¿Cómo decide alguien dedicarse a la imaginería?
Se tienen que dar varias circunstancias. En mi caso, he nacido y crecido en Sevilla, ciudad que después de todo conserva un patrimonio religioso muy extenso, excepcional y variado, donde la imaginería de los siglos de oro brilla con luz propia. Además soy católico y la Semana Santa y sus Hermandades las he vivido de pequeño, por tanto, he convivido de una forma natural con todo ese patrimonio. De esta forma he educado el gusto en las artes y he hecho de la imaginería mi vocación y mi trabajo.
- ¿Cree que ser artista católico es una vocación? ¿Influye su fe en su trabajo?
Ser artista es una vocación que Dios te da cuando naces y luego se forja, independientemente de que seas católico o no. En mi caso, que sí lo soy, influye mi fe en mi trabajo de una forma sorprendente.
- ¿Es usted miembro de alguna Hermandad? ¿Ayuda ser miembro de una Hermandad para ser imaginero?
Sí, de las Hermandades del Museo y del Calvario de Sevilla, y de la Hermandad de la Borriquita de Coria del Río. Las Hermandades en Sevilla forman una parte muy importante de la iglesia católica diocesana, por su participación en caridad, cultos, formación y convivencias, durante todo el año. Por tanto, todas esas experiencias me ayudan como cristiano y me influyen en el trabajo.
- ¿Cómo se inspira para tallar una imagen? ¿Reza alguna vez mientras trabaja, al comenzar una obra o al terminarla?
Cuando me encargan una imagen, sea una Hermandad, Parroquia, Orden religiosa, etc., antes de empezar, intento conocer a las personas que están detrás del encargo y el destino, sus formas de vida, su cultura, con esto quiero contar que depende de cómo sea el cliente así va a ser la imagen, porque es una herramienta catequética. Sabido esto, después de madurar el tipo de imagen que quiero, la inspiración me suele coger en el taller, trabajando, es donde fluye mi creatividad y sentimientos. Y para rezar no tengo hora, pero sí, tengo muchos momentos especiales en mi trabajo donde rezo, y cuando termino una obra suelo dedicarle una oración.
- ¿Cuáles son las cualidades que debe tener una buena imagen religiosa?
Una buena imagen tiene que tener unción sacra, si no llama a la oración, si no conmueve, de nada sirve.
- ¿Qué sentimientos le gustaría despertar en los que vean sus obras?
Hay obras que expresan cosas muy diferentes, por lo tanto los sentimientos que se pueden generar pueden ser muchos. Para mí lo más importante es que a través de mis imágenes las personas pudieran despertar la fe, o puedan ayudarlas a crecer en ella, de esa forma mi trabajo tendría sentido.
- En algunos lugares, parece que las celebraciones de Semana Santa den más importancia al folklore que a la propia religión. ¿Qué opina usted sobre eso?
Puede ser, yo puedo hablar de la de Sevilla, que es la que conozco, y seguramente vista desde fuera la vean bastante folklórica, y no es más que una forma de expresión que hemos creado con los siglos, una forma de sentir, fruto de nuestra cultura y nuestra fe, viviendo siempre las hermandades todo el año porque somos iglesia, además del día de la estación de penitencia, como dije anteriormente.
- ¿Se puede decir que la imaginería es un arte esencialmente tradicional?
Totalmente tradicional, y se pueden aportar nuevas cosas, pero siempre sin salirte de la directriz de lo que es una imagen de culto.
- ¿De qué obras está más orgulloso? ¿Qué imagen le gustaría poder crear algún día?
Actualmente destacaría una de mis últimas obras, el Calvario realizado para el Brompton Oratory de Londres, y entregado a los Padres Filipenses este año 2012. Ha sido un reto en el plano artístico y también una satisfacción poner esta obra en Londres, con ella se abren nuevos caminos para la imaginería contemporánea.
Una de las iconografías que me gustaría representar sería el de la Piedad.
