(Aci/InfoCatólica) En su última publicación de su blog personal en el sitio web de la Archidiócesis de Nueva York, el Cardenal respondió a quienes afirman que «¡Esa Iglesia pasada de moda, polvorienta, fuera de lugar, atascada en el fango, simplemente tiene que seguir adelante! ¡Tiene que ponerse al día con las nuevas épocas o va a perder fieles!»
Con un claro tono de ironía, el Cardenal comenta que también unos dicen que el Papa Juan XXIII iba a iniciar algunos cambios con el Concilio Vaticano II para «poner al día» a la Iglesia, pero que el «indeciso» Pablo VI y «el polaco de mente cerrada» Juan Pablo II, y el «autoritativo Panzerkardinal» Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, «¡lo arruinaron todo con su conservadurismo!»
A continuación el Cardenal explica que el Papa Juan XXIII reunió al Concilio para debatir la mejor forma de transmitir la fe «sin comprometer o diluir su integridad. Y, de acuerdo a las enseñanzas del mismo Concilio, es el Papa, unido a los Obispos de la Iglesia, quienes dan y proporcionan la genuina interpretación del significado del Concilio».
El Cardenal afirma luego que lo que debe adecuarse a los tiempos es la forma en que se presenta la fe y que la misión de la Iglesia y sus enseñanzas no deben alterarse, sino estar en conformidad con la revelación de Dios en la Biblia, el derecho natural, las enseñanzas de Jesús y el Magisterio de la Iglesia (las enseñanzas del Papa y los obispos).
Tres ejemplos
Para dejar aún más claro que las enseñanzas de la Iglesia no están «pasadas de moda», el Cardenal pone tres ejemplos concretos.
El primero tiene que ver con la convivencia antes del matrimonio y la vida sexual activa, que según la Iglesia pertenece sólo al ámbito del matrimonio. «Tal afirmación, como saben, es calificada de tonta, impráctica y represiva».
Sin embargo, prosigue, «no fue un diario católico –sino todo lo contrario– el New York Times (April 15, 2012, BW SR, 4) el que informó de las sombrías estadísticas de que ¡vivir juntos antes del matrimonio genera altas tases de infelicidad marital y divorcio!»
El segundo caso es el de una mujer que busca a su párroco para pedirle consuelo porque no puede quedar embarazada porque, le explica su médico, durante unos 15 años ha tomado la píldora anticonceptiva, un tema con el que se burlaba de la Iglesia. «Ella concluye que el respeto de la Iglesia por la integridad natural del cuerpo no está para nada ‘pasado de moda’».
El tercer caso es un hombre que se acerca al mismo Cardenal a contarle su drama: está viejo, solo y va a morirse. Dejó a su esposa e hijos hace una década, buscó dinero, prestigio, propiedades y una esposa más bonita y más joven. Hace unos años se burló del sacerdote que le advirtió de los peligros de «adorar el dinero y el placer».
«Y ahora –dice el Cardenal Dolan– el hombre se está muriendo solo, recordando las palabras de Jesús: ‘¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si al hacerlo pierde su alma?’ El hombre admite que, después de todo, la Iglesia tenía razón».
El Arzobispo señala que «la Iglesia ‘no está fuera de foco’, sino que está en medio de todo y bastante más adelante de nosotros porque tiene los ojos en lo eterno. Es una madre amorosa y sabia, fundada sobre aquel que es ‘el Camino, la Verdad y la Vida’».
Ella, la Iglesia, no tiene que cambiar de perspectiva, sino que nosotros tenemos que cambiar de vida. Olvídense de ‘adaptarse a los nuevos tiempos’ en la fe y la moral. En vez de eso ‘¡estén al día con la eterna (la Iglesia)!’