(Efe) El texto dice que las vocaciones sacerdotales en el mundo presentan «luces y sombras» y que mientras en Occidente se constata una disminución, en los otros continentes, a pesar de la escasez de medios, se asiste a un incremento «prometedor».
Según el documento, la disminución de la natalidad, unido a la «búsqueda desenfrenada de los bienes materiales y la disminución de la práctica religiosa» influyen negativamente en las vocaciones.
«Así, constatamos como los primeros invitados dicen 'no'. En efecto, la cristiandad occidental, o sea, los nuevos 'primeros invitados' en gran parte se excusan, no tienen tiempo para el Señor», precisa.
La difusión de la mentalidad secularizada desalienta, indica, la respuesta de los jóvenes al sacerdocio y no es lo único para el Vaticano, que denuncia «la gradual marginación del sacerdote en la vida social, con la consiguiente pérdida de la relevancia pública».
Celibato
«No sólo una mentalidad secularizada, sino también opciones erróneas en el interior de la Iglesia llevan a rebajar el carisma y la opción del celibato», subraya el texto, en el que se añade que «no pueden callarse los graves efectos negativos de la incoherencia y del escándalo causados por la infidelidad a los deberes del ministerio sacerdotal como, por ejemplo, los abusos sexuales».
El documento reconoce que esos escándalos «crean confusión en los mismos jóvenes que estarían dispuestos a responder a la llamada de Dios».
La congregación para la Educación Católica subraya que la familia sigue siendo la primera comunidad para la transmisión de la fe cristiana y que desde la misma se deben fomentar.
El testimonio de los sacerdotes y un ambiente escolar apropiado son necesarios también para que germinen las vocaciones, precisa el texto, que «destaca la necesidad de un prudente y sabio discernimiento de las condiciones esenciales para acceder al sacerdocio para verificar la idoneidad» de los aspirantes. «La integración y la maduración afectiva son una meta necesaria para saber acoger la gracia del Sacramento. Se deben evitar propuestas vocaciones hechas a sujetos que, aunque loables en su camino de conversión, están marcados por profundas fragilidades humana», afirma el documento.
Según el Vaticano, es importante que el aspirante al sacerdocio «perciba con claridad los compromisos que tendrá que asumir, especialmente el celibato».
El texto aboga para que los jóvenes aspirantes aprendan a colaborar y a relacionarse con toda la comunidad cristiana y a la creación de centros para las vocaciones, compuesto por sacerdotes, consagrados y seglares.
Asimismo insiste en la importancia de la familia y de la parroquia «como terreno fértil donde germinan y maduran las vocaciones, a la vez que destaca que nadie es más adecuado que los jóvenes para evangelizar a los jóvene».