(Bruno Moreno/InfoCatólica) Bruno Moreno entrevista a Alfonso Carrascosa:
- D. Alfonso, es usted experto en microbiología y además católico practicante. ¿Se trata de dos campos totalmente separados de su vida o la microbiología y el catolicismo tienen alguna relación?
Tienen relación. El desarrollo de la microbiología no hubiera sido posible sin científicos católicos de la talla de Athanasius Kirchner, Lazzaro Spallanzani o el propio Louis Pasteur. Además, Jesucristo hace referencia directa en su predicación al mundo microbiano cuando señala que el Reino de los Cielos es como la levadura, y demuestra que es Señor también del mundo microbiano al resucitar a Lázaro, en incipiente estado de descomposición, a la que contribuyen de manera determinante los microbios.
- ¿De dónde viene esa idea tan extendida de la incompatibilidad entre la fe y la ciencia?
Precisamente del mundo de las ideologías, del laicismo, que hace carne en España -de modo singular a como no lo hace en otro lugar del mundo- con la denominada leyenda negra. Aunque es cierto que ha habido desencuentros entre religión y ciencia a lo largo de la historia, los encuentros han sido mucho más fecundos. No hay más que caer en la cuenta del papel de la Iglesia Católica en la creación del mundo de las Academias y de las Universidades, y la multitud de científicos católicos de prestigio enorme que llega hasta nuestros días.
- La relación entre la fe y la razón es, quizá, uno de los temas más presentes en la teología y el magisterio de Benedicto XVI. ¿Entiende el mundo de hoy lo que el Papa quiere decir?
Desgraciadamente, creo que poco, pero fundamentalmente porque el mundo no lee los discursos del Papa. En El Escorial (JMJ 2011), dijo: “…la Universidad ha sido, y está llamada a ser siempre, la casa donde se busca la verdad propia de la persona humana. Por ello, no es casualidad que fuera la Iglesia quien promoviera la institución universitaria, pues la fe cristiana nos habla de Cristo como el Logos por quien todo fue hecho (cf. Jn 1,3), y del ser humano creado a imagen y semejanza de Dios”.
- ¿Alguna vez ha tenido que sufrir algún rechazo por ser un científico orgullosamente católico?
Creo que bastantes menos de los que hubiese recibido de haber sido científico de humanidades, ya que en el mundo científico experimental no existe el nivel de ideologización que hay en aquel. No recuerdo en este momento que de modo directo haya recibido ataques o desprecios. Entiendo que soy tenido por persona singular. Pero no soy el único católico practicante de mi entorno. Aunque no somos mayoría ni mucho menos, la buena relación entre ciencia y religión o razón y fe puede verse hoy día en personas concretas en número superior al que la gente se imagina.
- ¿Es cierto lo que César Vidal lleva tiempo afirmando, que en España apenas se ha hecho ciencia debido al catolicismo de los españoles?
No, no lo es. Y lo sorprendente es que alguien con el supuesto nivel de conocimiento historiográfico de César Vidal afirme tales cosas. Este tipo de afirmaciones pone de manifiesto un escaso rigor científico en la afirmación, lo que a la larga le hará sin duda perder credibilidad. Sólo en España, no tiene que retrotraerse a la época visigoda, con el fenómeno de la escuela de Traductores de Toledo, ni mencionar la Casa de Contratación -fundada por Fernando El Católico, con apoyo eclesiástico- donde apareció el primer oficio científico, el de cosmógrafo, basta con que analice la actividad en el siglo XX, con la creación del CSIC. Por cierto este tema ya se lo propuse años atrás como posible objeto de entrevistas, a lo que me contestó que era un tema muy interesante. La creación de las Academias y de las Universidades también le entretendría y le haría cambiar de parecer.
- ¿Podemos sentirnos orgullosos los católicos de nuestra aportación a la ciencia a lo largo de la historia?
Sin duda. Pero además sin complejos: ideologías como el materialismo, que tan poco han tenido que ver con la historia del desarrollo científico occidental, alardean, de un modo que resulta en ocasiones cómico, de haber planteado ellos todo. Los católicos españoles estamos un poco acomplejados intelectualmente: somos víctima de la propaganda ideológica, de la leyenda negra… Hay un problema de desconocimiento, y la historia de la ciencia está actualmente en buena medida en nuestro país en manos de posturas laicistas. Sorprende a este respecto el poco interés que parece suscitar este tema en ambientes católicos. Algunos han dado la batalla por perdida y todavía hay mucho que decir al respecto.
- Acaba usted de reeditar un libro en Vita Brevis del primer Secretario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), José María Albareda, titulado “Consideraciones sobre la Investigación Científica”. ¿Por qué ha querido editar este libro?
En 2011, se celebró el Año Internacional de la Química, y Albareda era químico, además de farmacéutico y doctor en ambas disciplinas. Se cumplieron además los 60 años de la publicación de dicho libro en Madrid, libro que Albareda dedicó precisamente a los jóvenes, y se celebró en Madrid la JMJ. Albareda fundó, junto con Ibáñez Martín de la Asociación Católica de Propagandistas, el CSIC.
Pero es que además es un libro donde el autor expresa sus convicciones religiosas mezcladas con su profundo conocimiento de la actividad científica. Esto es lo que relato en el prólogo, que se acompaña de un magnífico discurso de uno de sus más insignes discípulos, el profesor Manuel Losada Villasante, también profundo creyente además de extraordinario bioquímico, discurso en el que habla de anécdotas personales con Albareda de gran interés. La familia de Albareda y el CSIC me dieron permiso para la reedición, algo muy de agradecer.
El libro se lo he dedicado al Cardenal Rouco, gracias al cual hemos celebrado dos JMJ y además, concretamente en Madrid, la Misión Universitaria y la Misión Joven: no se puede ser más valiente para no ser precisamente un jovenzuelo ¿no?
- ¿Por qué no se conoce más a José María Albareda en España? ¿Tiene que ver el hecho de que fuera sacerdote y, además, del Opus Dei?
Creo que sí. Es lo que comentaba antes: laicismo, leyenda negra, ignorancia… Albareda hubo de huir de la Persecución Religiosa, y se evadió nada menos que con San Josemaría Escrivá de Balaguer. La evasión ha sido recientemente recreada en la película “Encontrarás dragones”. Desgraciadamente, su padre y su hermano menor discapacitado intelectual corrieron peor suerte, y fueron asesinados: hoy ambos tienen causa de beatificación abierta. Pero a todo ello, al desconocimiento de Albareda, creo que también contribuye el fenómeno del danbraunismo: esa rama del laicismo que odia al Opus Dei, promovida en España desde posturas extremas y totalitarias, pero sobre todo desinformadas.
- Para Albareda, ¿el catolicismo de un investigador y su amor por la ciencia son cosas separadas o forman una unidad?
Forman una unidad indisoluble. Que todavía haya científicos que digan que no se puede serlo si eres creyente, como los hay, es algo que no se entiende: es negar la evidencia que se da en tantos casos en la actualidad. Los científicos católicos hacemos presente, gracias a Dios, - como tantos que no son científicos- la fe sobre la tierra, y si esto es posible, es que hay uno que ha vencido la muerte, es que la vida eterna existe. ¡Resucitó!