(VI) Fundada en 1973 e inspirada en la corriente de la Renovación Carismática, la Comunidad de las Bienaventuranzas tuvo en sus primeros treinta años un rápido crecimiento que la condujo a fundar más de 66 casas en los cinco continentes. Después fue reconocida en 2002 por la Santa Sede, y desde entonces –se lee en la reconstrucción de su historia que narra el comunicado– comenzaron a aparecer las primeras “fragilidades, errores y derivas”.
En el comunicado se mencionan tres casos: el primero es el de Pierre-Etienne Albert, muy cercano al fundador de la Comunidad de las Beatitudes, Ephraim Croissant. Pierre-Etienne Albert fue acusado de pedofilia en 2003 y en 2008 confesó.
Otro capítulo doloroso que afronta el comunicado involucra al fundador de la Comunidad, Ephraim Croissant, por los “delitos en contra de la moral de la Iglesia” que cometió al atentar, sobre todo, en contra de las “hermanas” que vivían en la comunidad. “Su prestigio de fundador carismático –se lee en el comunicado–, aunado a la seducción de su palabra, condujo a la mayor parte de sus víctimas a dejar que abusaran de ellas”.
El tercer caso es el del cuñado de Ephraim, Philippe Madre, que le sucedió en la guía de la Comunidad como primer moderador general. Después de numerosas denuncias en su contra, fue declarado culpable en una sentencia de primera instancia por la Oficina interdiocesana de Toulouse en mayo de 2010; inmediatamente fue expulsado de la comunidad.