Visita a cuatro aldeas (1/2)
Visita a cuatro aldeas (Primera parte de dos)
Ushetu, Tanzania, 21 de octubre de 2015.
Normalmente visitamos aldeas, es uno de los trabajos mas importantes que hacemos. Visitar las aldeas, significa sobre todo la celebración de la Santa Misa, y las confesiones. Pero muchas veces se unen otras cosas, debido a que no podemos ir a muchas de ellas con frecuencia. Es por esto que en las aldeas menos visitadas aprovechan a pedir bautismos, casamientos, o visitas a los enfermos. Depende de la época del año, también se pide bendición de los frutos (de la cosecha, de lo cual ofrecen una parte a la iglesia, el matomolo) o de las semillas para sembrar al comenzar el tiempo de lluvias.
Esta introducción es porque quiero contarles de la visita a cuatro aldeas. Aunque me la paso visitando aldeas, y podría contarles de cada una, les cuento de estas que he visitado, también porque esto sirve para dejar registro de lo que va pasando en la misión, aunque no sean hechos tan importantes.
La “pagana” Senai
Hace un par de días visité dos aldeas en un día. Es un poco sacrificado hacerlo así, pero a la larga conviene, sobre todo cuando alguna aldea no es muy grande, y de esa manera ahorramos una salida otro día. La primer aldea de ese día fue Senai, que está muy cerca de la misión, como a siete kilómetros. Es la primer aldea que encontramos cuando viajamos en dirección hacia la ciudad. No es un poblado muy grande, y tiene una iglesia pequeña. De todos modos, siempre fue un poco difícil el trabajo allí, porque hay muchos paganos. Pero de un tiempo a esta parte las cosas han ido cambiando, aunque queda mucho por recorrer, pero lo que importa es que se va hacia adelante.
El año pasado, por ejemplo, cuando fui para la misa de matomolo, hubo pocas personas, y un clima de mucho silencio. Sin embargo como había ido con Filipo, luego de la misma con los tamborcitos pequeños se hicieron algunos cantos y bailes. Lamentablemente a fin de año el catequista de ese lugar cometió el error de permitir que en su casa se hiciera la fiesta de una boda pagana, de una sobrina suya que era bautizada, y por lo tanto fue un escándalo para los fieles. Vinieron luego los líderes a hablar aquí a la parroquia, y no hubo más remedio que darle “descanso” al catequista, para reparar el escándalo, y al menos que la gente viera que eso no está bien. El catequista ayudante pasó a ocupar el lugar, y la providencia supo sacar bienes de los males, otra vez. Porque a partir de allí, este catequista resultó ser muy bueno, y la aldea ha ido creciendo espiritualmente. En lo que va del año he hecho cinco casamientos, y veintisiete bautismos, muchos de los cuales han sido bautismos de adultos. Incluso han empezado con un coro, y es una alegría ver a algunas de las personas que se han casado, y que ya son gente grande, cantando en la Misa. He bautizado a unos cuatro ancianos, hombres, que también da mucha alegría y esperanza, porque puede ser el principio de la conversión de toda la familia, hijos y nietos.
Hice el casamiento de una pareja muy joven, y en este caso ella se bautizó, y recibió la confirmación. Luego de la Misa fuimos caminando hasta la casa, que quedaba bien cerquita, a unos 200 metros. Y otra vez me alegró mucho ver la sencillez de la fiesta. Llegamos a la casa, y todo estaba preparado, pero muy sencillamente. Toldos afuera para los festejos, y nosotros junto con los novios y padrinos pasamos a comer adentro. La casa de barro, las paredes sin revocar, el piso de tierra, la vajilla y la comida preparada con esmero, pero de lo más simple. Me alegraba de estar en ese ambiente, también porque afuera cantaban y bailaban los cantos de la iglesia, y todos cumpliendo la ley de nuestra parroquia de que los festejos de las ceremonias católicas sean de día. De esa manera evitamos más fácilmente que se hagan fiestas paganas.
Mjimwema, la capilla que resucitó
Luego del almuerzo seguimos viaje junto con los monaguillos, hacia Mjimwema. Esta aldea se llamaba Mabiti, que quiere decir “Hienas", pero se lo cambiaron por el de Mjimwema, que quiere decir, “aldea buena"… que parece más agradable.
Alguna vez les he nombrado esta aldea, hace mucho tiempo, porque queda en camino hacia otras aldeas del lado sur de la parroquia. Para llegar a Mjimwema dejamos el camino principal y por un muy mal camino, pero de hermoso paisaje, recorrimos nueve kilómetros. La aldea es muy pequeña también, y casi totalmente pagana. Pero aquí hay una capilla, y por lo tanto hay católicos, aunque sean pocos. Nunca había ido a celebrar Misa allí, sino que siempre pasaba, y algunas veces nos parábamos a ver la iglesia y sacar fotos. En esta aldea había un catequista que no era un ejemplo, y de buenas a primeras un día se fue, y dejó todo abandonado.
Nosotros tratamos de buscar algún catequista, pero ya sea porque era una aldea muy chica, o porque queda lejos de donde había catequistas disponibles, nunca lográbamos que el catequista fuera más de dos o tres veces y también abandonara. Así por un tiempo de dos años. Serán las oraciones de los fieles, o de ustedes, y las nuestras… que la Providencia envió un joven que era catequista ayudante en una aldea de otra parroquia, y que se vino a vivir justamente allí, porque quería poner un pequeño negocio, que no me animo a llamar farmacia. Les digo sinceramente, no lo conozco muy bien al nuevo catequista, pero pedimos noticia al párroco de donde viene y nos dio buena referencia. Lo importante es que los feligreses han vuelto a rezar… y ese día fui a celebrar mi primera Misa allí… luego de casi dos años que no tenían el Santo Sacrificio. Hicimos los “bautismos de misericordia", y también bendijimos el matomolo. Luego de la Misa habían preparado comida para todos, y fue muy lindo comer en familia, todos debajo del gran árbol de mangos… grandes y chicos. Los niños, temerosos al principio, y ya en confianza hacia el final, algo muy bueno porque no están acostumbrados a ver al padre mzungu.
Durante la comida me fui enterando de algunas cosas, en la conversación con algunos de los fieles. Una señora me contó que ése es su terreno, y que ella ha dado ese lugar para la iglesia. Ella es la que se esforzó en que este recién llegado a la aldea, digamos “farmacéutico", sea el catequista. Y entre dos o tres han animado al resto para que comiencen a rezar de nuevo. Y me contaban que la gente ya no iba a rezar ni aportaba ayuda porque decían: “la capilla murió". Me produjo cierto dolor escuchar eso… porque es como decir que “la iglesia de Mjimwema había muerto". Pero no, aquí estaban dando señales de vida, y con la gracia de Dios, seguirán adelante. Volví con alegría de esta visita, ya que tantas veces había pasado, y temía que algún día la capilla se comenzara a caer, como en otros lugares, y sin embargo, Dios no quiso eso. Se veía mucho ánimo en todos, y rezamos para que sigan así.
(Continuará…)
3 comentarios
Que Dios le bendiga y le ayude
Un cristiano criticón
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Muchas gracias! Hay que mejorar, así que bienvenidas las críticas constructivas!
P. Diego.
Muchas, muchísimas gracias por la alegría que nos transmite cada blog suyo !
Que Dios y su Madre bendigan a usted , a quienes lo ayudan y a todos los que lo reciben a ÉL por su intermedio.
¡Tanto sacrificio , tanta humildad, tanta alegría, tanta Gracia !
Saludos y mi oración.
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