Dos hermanos copatronos de Europa superan la barrera del idioma
S. Metodio (c. 815-884) y S. Cirilo (c. 827-869) oyeron claramente la llamada del Señor, que en el Evangelio del 5o. domingo de tiempo ordinario dijo a sus apóstoles: “vámonos a otra parte” (Mc. 1, 38) para predicar y extender el Reino de Dios. “Aun cuando Dios no ocupa lugar, anda, sin embargo, por lugares diversos en la persona de sus santos cuando ellos le predican en uno y otro lugar; pues Dios, que está al margen del espacio y del tiempo, con todo, se mueve en el espacio y en el tiempo cuantas veces es predicado por ellos en un lugar” (S. Isidoro de Sevilla)
S. Miguel era el mayor y S. Constantino el menor de 7 hijos de padres nobles griegos. S. Metodio fue desde jóven gobernador de la provincia de Macedonia interior (en la actual Albania), mientras que su hermano estudió en Constantinopla cuando se quedó huérfano de padre a los 14 años y el primer ministro de la emperatriz le llevó allí.

Miguel Serrano Cabeza comentó en el artículo anterior que “la verdadera pedagogía [es] la del amor, que siempre es respetuoso, humilde, firme y veraz”, lo cual mostró la Virgen María en sus apariciones a Sta. Bernadette. Como madre, me pregunto si siempre actúo así con mis hijos, y la verdad es que no siempre muestro ese amor que describe S. Pablo:
Eluana Englaro (38 años) estuvo en coma desde un accidente de tráfico en 1992 y por eso, en 1994, pasó al cuidado de las monjas de la clínica Beato Luigi Talamoni de Lecco (Italia). La noche del 2 al 3 de febrero, 2009, esas hermanas religiosas se despidieron de ella con la esperanza de volver a tenerla bajo su cuidado. Pero, ella murió ayer, tras tres días sin alimento ni hidratación, en vísperas de la fiesta de