Oportunidades para ganar Indulgencia Plenaria durante el Santo Triduo

En el evangelio del Domingo de Ramos oímos que los soldados se burlaron de Jesús “Y lo sacaron para crucificarlo” (Mc. 15, 20). En comentarios a “Profecías que cumplió Jesús en Su Pasión y Muerte”, Ugl1820 y Luis López expresaron muy bien la postura de la Iglesia respecto a los responsables de la muerte de Jesús, señalando respectivamente que los pecados que cometemos son los que llevaron a Jesús a la cruz y que la Iglesia Católica condena el antisemitismo.

Jesucristo padeció el abandono de sus amigos más íntimos durante su Pasión y sigue siendo ultrajado por su propia Iglesia a través del abuso de los Sacramentos y por los pecados de los fieles. Mientras tanto, el Papa Benedicto XVI, el Vicario de Cristo, se ha probado un verdadero “Amigo de la Cruz” frente a ataques hasta de personas en la Iglesia. S. Luis María Grignión de Montfort explica que:

“Para que un hombre suba al Calvario y se deje crucificar con Jesús, en medio de su propia gente, es necesario que sea un valiente, un héroe, un decidido, un discípulo de Dios, que pisotee el mundo y el infierno, su cuerpo y su propia voluntad; un hombre resuelto a dejarlo todo, a emprender todo lo que sea y a sufrirlo todo por Jesucristo.”(“A los Amigos de la Cruz” - lectura muy recomendable para la Semana Santa)

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Poco antes de ser elegido Papa, Benedicto XVI escribió el Vía Crucis para el Viernes Santo en el Coliseo

Estación IX – Jesús cae por tercera vez

[Vía Crucis en el Coliseo (2005) por el Cardenal Joseph Ratzinger]

V /. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R /. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 27-32

Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. Que se sienta solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; que tienda la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque el Señor no desecha para siempre a los humanos: si llega a afligir, se apiada luego según su inmenso amor.

Meditación
¿Qué puede decirnos la tercera caída de Jesús bajo el peso de la cruz? Quizás nos hace pensar en la caída de los hombres, en que muchos se alejan de Cristo, en la tendencia a un secularismo sin Dios. Pero, ¿no deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su propia Iglesia? En cuántas veces se abusa del sacramento de su presencia, y en el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. ¡Cuántas veces celebramos sólo nosotros sin darnos cuenta de él! ¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia! ¡Qué poco respetamos el sacramento de la Reconciliación, en el cual él nos espera para levantarnos de nuestras caídas! También esto está presente en su pasión. La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos (cf Mt 8,25).

Oración
Señor, frecuentemente tu Iglesia nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes. Y también en tu campo vemos más cizaña que trigo. Nos abruman su atuendo y su rostro tan sucios. Pero los empañamos nosotros mismos. Nosotros quienes te traicionamos, no obstante los gestos ampulosos y las palabras altisonantes. Ten piedad de tu Iglesia: también en ella Adán, el hombre, cae una y otra vez. Al caer, quedamos en tierra y Satanás se alegra, porque espera que ya nunca podremos levantarnos; espera que tú, siendo arrastrado en la caída de tu Iglesia, quedes abatido para siempre. Pero tú te levantarás. Tú te has reincorporado, has resucitado y puedes levantarnos. Salva y santifica a tu Iglesia. Sálvanos y santifícanos a todos.

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La Iglesia que el Señor no permitirá que se hunda, administradora de los méritos del mismo Señor Jesucristo y de todos los santos, ofrece a los fieles estas oportunidades para ganar indulgencias plenarias durante el Santo Triduo, según el Manual de Indulgencias de la Penitenciaría Apostólica:

[1.] Ejercicios espirituales
Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que practique ejercicios espirituales al menos durante tres días íntegros.(25)

[2.] Adoración del Santísimo Sacramento
Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que visite el Santísimo Sacramento para adorarlo; si lo hace por espacio de media hora por lo menos, la indulgencia será plenaria.(3)

[3.] Jueves Santo: “Adorad postrados” (Tantum ergo)

Adorad postrados este Sacramento.
Cesa el viejo rito; se establece el nuevo.
Dudan los sentidos y el entendimiento:
que la fe lo supla con asentimiento.
Himnos de alabanza, bendición y obsequio;
por igual la gloria y el poder y el reino
al eterno Padre con el Hijo eterno
y el divino Espíritu, que procede de ellos. Amén.
Les diste pan del cielo. Que contiene en sí todo deleite.

Oremos: Oh Dios que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. (Ritual de la sagrada Comunión, núms. 158 y 164).

Al fiel cristiano que rece piadosamente las mencionadas estrofas se le concede indulgencia parcial. La indulgencia será plenaria el Jueves santo después de la misa de la Cena del Señor y en la acción litúrgica de la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.(59)

[4.] Viernes Santo: Adoración de la cruz
Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que el Viernes santo de la Pasión y Muerte del Señor asista piadosamente a la adoración de la cruz en la solemne acción litúrgica.(17)

[5.] Vigilia Pascual: Renovación de las promesas del bautismo
Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que renueve las promesas del bautismo, valiéndose de cualquier fórmula usual: si lo hace en la celebración de la Vigilia pascual o en el día aniversario de su bautismo, gana indulgencia plenaria.(70)


Las condiciones para recibir la indulgencia plenaria
(una vez al día excepto en peligro de muerte) son: estar en gracia con Dios, un desapego total del pecado (incluso venial), la confesión sacramental (una es suficiente para varias indulgencias dentro de unos 20 días antes o después del acto indugenciado), recibir la Sagrada Eucaristía, rezar por la intenciones del Papa (un Padrenuestro y un Avemaría como mínimo).


Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]:
¿Intenta ganar indulgencias para usted o en sufragio para las almas en el Purgatorio? ¿Ya conocía esas indulgencias plenarias o le sorprende alguna?

Mañana – Vía Crucis, Estación X: Despojan a Jesús de sus vestiduras - “Y se repartieron sus ropas” (Mc. 15, 24)

2 comentarios

  
Ana
Intento lucrar indulgencias pero no pienso para quien. Que sea Dios quien reparta y lo hará con infinita misericordai
07/04/09 6:47 PM
  
María Lourdes
Ana, ¡qué bello testimonio de confianza en el Amor de Dios! Muchas gracias y que su Semana Santa sea muy santa hasta el final.
07/04/09 9:34 PM

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