¿Somos hipócritas? Una escala para medir la rectitud de intención
La palabra “hipócrita” usada por Jesús se puede traducir como “actor”, a una falsedad que afecta la rectitud de intención. El lector Ugl1820 comentó en el artículo de ayer: “La sociedad actual, borracha de relativismo, es muy permeable a cualquier estímulo, sea este cierto o falso.” ¿Qué nos estimula a hacer el bien? ¿Lo hacemos por las debidas razones o somos hipócritas ante el mundo?
¿Por qué debemos hacer el bien? En el evangelio del IV domingo de Cuaresma la respuesta de Jesús es clara: “para que se vea que sus obras están hechas según Dios.” (Jn. 3, 21) Más aún, nos indica el Señor: “Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.”(Mt. 5, 13a.16)
Como se comentó en el anterior artículo, hay una diferencia entre “dar la otra mejilla” y ser “pusilánimes”. Dice S. Agustín: “Tampoco aquí se dice que sea ilícito el ser vistos de los hombres, sino el obrar para ser vistos de ellos. […] la regla que debe observarse es una sola: temer y rehuir, no que los hombres conozcan nuestras buenas obras, sino el hacerlas con la intención de que nuestro galardón sea el aplauso humano.”
“(Debemos) examinar con mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros intereses, si queremos servir al Señor.” (S. Gregorio Magno) Use esta escala para medir su rectitud de intención :
(no en orden de importancia o mérito, basada en los pensamientos de santos):
1) Ve sólo a Dios en su corazón.
2) Combate la envidia con benevolencia.
3) No desea volver mal por mal y perdona de corazón.
4) No busca la propia alabanza.
5) No se complace en la alabanza cuando se ofrece.
6) Cuenta siempre con la gracia de Dios y no con su nada.
7) Ama los trabajos de su mayor desagrado y de menos relieve.
8) Se queda tranquilo cuando sus planes no tienen éxito.
9) Disfruta del bien que hacen los demás como si usted mismo lo hiciera.
10) Continúa a hacer el bien a pesar de menosprecio.
Santa Catalina de Suecia (1330-1381) es un ejemplo de alguien que marcaría un 10 en esa escala. Se casó a los 13 años con un noble alemán que le consiguió su familia pero hizo un voto de continencia con su esposo. En 1348 fue a Roma, donde vivía su madre desde que enviudó. Poco después de llegar a Roma se enteró de la muerte de su esposo, lo cual le dolió mucho. La Virgen María le ayudó a superar su depresión y decidió quedarse con su madre para dedicarse por completo al Señor.
Vivían como penitentes, peregrinando a lugares santos (que en esos tiempos era peligroso y no muy cómodo), ayudando a cuidar de los pobres y a catequizarles. No siempre eran apreciadas sus obras, especialmente por los que querían casarse con ella y no entendían su elección de una vida de pobreza. Perseveró 25 años con su madre (a pesar de las dificultades que se encontraban en sus viajes) hasta la muerte de ésta a los 71 años. Llevó su cadáver a Suecia y la enterró en un convento que su madre había fundado.
Ella fue elegida superiora de la orden que fundó su madre, que tenía como fin alabar y hacer reparación por medio de la contemplación, especialmente de la Pasión del Señor, pero mantuvo siempre el mismo espíritu de penitencia y recogimiento. Estuvo 5 años en Roma para ayudar a iniciar el proceso de canonización de su madre, sin dar importancia a sus propias obras. Se dice que aparecieron luces cerca de su cadáver tras su muerte.
“El que no procura ser visto por los hombres, aun cuando haga algo en presencia de los hombres, no puede decirse que actúa en presencia de ellos: el que hace algo por Dios, no ve más que a Dios en su corazón, por quien hace aquello, como el artista tiene siempre presente a aquella persona que le encargó la obra en que se ocupa.” (S. Juan Crisóstomo)
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: En su opinión, ¿qué señales en la escala tienen más mérito y por qué? ¿Añadiría algo?
Mañana – Anunciación a la Virgen – “la luz vino al mundo” (Jn. 3, 19)
11 comentarios
1) “El que desea saber si habita en él Dios, examine sinceramente el fondo de su corazón e indague con empeño con qué humildad resiste al orgullo, con qué benevolencia combate la envidia, en qué medida vence los halagos y se alegra con el bien ajeno. Examine si no desea volver mal por mal y sí prefiere perdonar las injurias antes que perder la imagen y semejanza de su Creador.” (S. León Magno)Fuente de todas las citas: "Rectitud de intención" en Antología de Francisco Fernández Carvajal
2) “Cuánto poder tenga para hacer daño el deseo de la vanagloria, nadie lo conoce mejor que aquel que le declara la guerra; porque es fácil no buscar la propia alabanza cuando ésta es negada, pero es difícil no complacerse en ella cuando se ofrece. (S. Agustín)
3) “He aquí las señales por las que se conoce si un sacerdote obra con recta intención:
1. Si ama los trabajos de su mayor desagrado y de menos relieve.
2. Si se queda tranquilo cuando sus planes no tienen éxito; quien obra por Dios alcanza su fin, que es agradarle; quien, por el contrario, se intranquiliza al considerar el fracaso de sus planes, da indicios de que no ha obrado sólo por Dios.
3. Si disfruta del bien que hacen los demás como si él mismo lo hiciera, y ve sin envidia que los demás emprendan las obras que emprenden, deseando que todos procuren la gloría de Dios.” (S. Alfonso de Ligorio)
4) “Aquel que, después de ser menospreciado, deja de hacer el bien que hacia, da a entender que actúa por el aplauso de los hombres; pero si en cualquier circunstancia hacemos el bien a los demás, tendremos una grandísima recompensa.” (S. Juan Crisóstomo)
Uno de los grandes pecados de nuestra sociedad, como bien dices, es la hipocresia, que se manifiesta en todos los ámbitos de nuestra vida, desde nuestras relaciones laborales o sociales a nuestra relación con Cristo. El parecer ser lo que uno realmente no es revela una falta de confianza en uno mismo y en los demás atroz, que hace comportarse a la gente de forma equivocada, siguiendo cánones que no benefician para nada.
En el ambito religioso, podríamos decir que hay muchos creyentes "fariseos", más preocupados por parecer que por ser. Eso, como bien demostró Jesús, no agrada al Señor. El Padre quiere una experiencia sincera y real de la fe, y no una simple fachada. En este punto, es necesaria una cura de humildad y, para ello, me viene a la mente, por ejemplo, la cita de San Josemaría en Camino donde nos invita a que por nuestros modos de actuar los demás puedan decir que vivimos la vida de Jesucristo. No se trata de aparentar, sino de vivir nuestra fe fuera de la hipocresía del parecer.
En el listado que nos ofreces, añadiría una que considero muy importante y la razón de ser de la vivencia cristiana: el amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo. Muchos hipócritas van a misa y se dicen cristianos, pero olvidan algo esencial: el amor, seña de identidad de un cristiano y que, si se practicara más, seguro que los corazones de tantos "fariseos" modernos se ablandarían.
+ CREDO IN UNUM DEUM
"El amor constituye la base del cristianismo: Mirad como se aman, decían los antiguos paganos y si esto pudieran decirlo los nuevos paganos, talvez nuestro mundo encontraría un motivo de conversión. La fe es el principio, pero el amor es el que remata la salvación, pues cuando Jesús preguntó a Pedro después de su cobarde negación, no le dijo si crees, mas si me amas. Y esta es la pregunta que Jesús nos dirige a todos los que en el creen. S Juan de la Cruz afirma que en este mundo estamos para aprender a amar. Y en el cielo só entrarán los que han querido amar y quieren vivir amando."
El amor, entendido a la manera de Dios, es un concepto totalmente antagónico al de hipocresía. Si la vivencia cristiana la guiara el amor, a través del Espíritu Santo paráclito, muchos comportamientos hipócritas desaparecerían.
Que Dios te bendiga.
Me parece que todos luchamos contra el orgullo, cada uno diferentes aspectos. Sta. Bernadette de Soubirous dijo una vez, señalando la palma de su mano: "la que no tenga orgullo que ponga su dedo aquí". Por eso esa escala sirve como un exámen de conciencia, más para examinarse a sí mismo que a otros.
En mi caso, me ayuda a reflexionar, por ejemplo, si escribo por motivos humanos o sólo para dar gloria a Dios (como me recomendó el blogger Bruno al comienzo de este blog). Que otros vean lo que hacemos por amor a Nuestro Señor Jesucristo y den gloria a Dios.
Bastante alto parece el listín de la más perfecta pureza de intención, pero creo que la escala ayuda a reflexionar el grado de nuestra rectitud de intención cuando decimos que obramos por el Señor. Creo que es muy práctica la recomendación de S. Juan de Crisóstomo de hacer el bien en toda circunstancia, a perseverar en hacer el bien a pesar de que la rectitud de intención no llegue a ser perfecta.
Leí hace tiempo, no recuerdo dónde, una discusión sobre el altruismo, sobre si uno puede ser en verdad altruista y amar de verdad si en el fondo siente placer siendo altruista, si puede uno considerarse a sí mismo altruista. Es como lo que se dice de la humildad: que en cuanto uno se sabe humilde, deja de ser humilde. Pero, si uno dejara de ser "altruista" desanimado por tales críticas definitivamente mostraría no ser altruista. Un saludo.
Me ha dado que pensar que esta Parroquia está formada por piedras muy vivas que dan su tiempo y sus cosas a Dios y piedras muy silenciosas, se ve el resultado no las manos. no hay protagonista. Sólo hay un Cristo
Quizá el problema es que si nos intentamos medir con esa escala es porque estamos intentando alcanzar el cielo por nuestras fuerzas, cuando el verdadero uso que los santos harían de esa escala es para refinar su propia humildad, la realidad de que nos falta una infinitud para acercarnos a ella.
Cristo, conociendo lo que hay en el corazón del hombre, dio otra escala con que medirnos, mucho más realizable porque en gran parte no depende de nosotros (véanse los puntos 3, 4 y especialmente el 8):
1) Dichosos los pobres de espíritu
2) Dichosos los mansos
3) Dichosos los que lloran
4) Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia
5) Dichosos los misericordiosos
6) Dichosos los limpios de corazón
7) Dichosos los pacíficos
8) Dichosos los perseguidos a causa de la justicia
Es como los frutos del Espíritu, si los das es porque el Espíritu obra en ti, pero no puedes conseguir el Espíritu a base de intentar dar esos frutos.
Estoy de acuerdo en que es una escala para que viéndonos pequeños podamos comprender y apreciar mejor la Grandeza de la Bondad de Dios, que siempre está dispuesto a concedernos Su Gracia si miramos hacia Él y no hacia nosotros. Un saludo.
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