Dos niños videntes enseñan lo que más necesita el mundo de hoy
En el Evangelio del 6o. domingo de tiempo ordinario oímos cómo el Señor le dijo al leproso tras curarle: “ofrece por tu purificación” (Mc. 1, 44). A todos sus seguidores pide que se nieguen y tomen su cruz, pero pocos lo ponen en práctica con la misma intensidad que los niños beatos Francisco Marto (1908-1919) y Jacinta Marto (1910-1920). Ellos comprendieron que lo que más necesita el mundo de hoy es la penitencia, el sacrificio ofrecido en reparación de los pecados y para la conversión de los pecadores.
Eran hermanos de sangre que murieron de bronco-neumonía a los once y a los nueve años, pero que alcanzaron la santidad en vidas tan plenas como cortas dedicándose por completo a ofrecer sacrificios por la salvación de las almas tras las apariciones que recibieron. Les preparó un ángel para su misión a ellos y a su prima Lucía (la mayor) y la Santísima Virgen María les confirmó en ella, animándoles en sus 6 apariciones en Fátima, Portugal (1917).
Les enseñó el Ángel de Portugal en 1916:“Deben ofrecer sus oraciones y sacrificios a Dios, el Altísimo.” “¿Pero cómo nos debemos sacrificar?”, preguntó Lucía. “En todas las formas que puedan ofrezcan sacrificios a Dios en reparación por los pecados por los que Él es ofendido, y en súplica por los pecadores. De esta forma ustedes traerán la paz a su país[..]. Además, acepten y soporten con paciencia los sufrimientos que Dios les enviará.”
También les enseñó la siguiente oración antes de decirles: “Tomen y beban el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo terriblemente agraviado por la ingratitud de los hombres. Ofrezcan reparación por ellos y consuelen a Dios.”:
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente, y te ofrezco el precioso cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los sufragios, sacrilegios e indiferencia por medio de las cuales Él es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y por el Inmaculado Corazón de María, pido humildemente por la conversión de los pobres pecadores.”
En su primera aparición a los tres pastorcillos, la Santísima Virgen María les preguntó: -"¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quiera enviaros, en acto de reparación por los pecados con que El es ofendido y de suplica por la conversión de los pecadores?” Los tres niños dijeron que sí querían.
La Santísima Virgen les pidió que los primeros sábados de cada mes se hicieran comuniones en reparación por todos los pecados del mundo y que rezaran el Rosario a diario: “Cuando receis el rosario decid, al final de cada misterio: “Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.” El beato Francisco recibió su Primera Comunión poco antes de morir y su hermana no llegó a recibirla, pero visitaban con frecuencia al Santísimo, quedándose horas en la iglesia.
Además les dijo la Virgen María: “Sacrificaos por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hagais algun sacrificio: ‘Oh Jesús, es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.’” Les mostró el infierno y les pidió: “Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores. Son muchas almas que van al infierno porque no hay quien se sacrifique y ruegue por ellas.” A las peticiones que le hacía Lucía de parte de otras personas respondió: “Las personas deben rehacer sus vidas y pedir perdón por sus pecados. No deben de ofender más a nuestro Señor, ¡ya es ofendido demasiado!”
Francisco decía:” ¡Que bello es Dios, que bello! pero Él está triste por los pecados de los hombres. Yo quiero consolarle, quiero sufrir por amor a Él.” Diría que más que la conversión de los pecadores:
“Yo prefiero consolar al Señor. ¿ No te acuerdas el mes pasado como nuestra Señora se puso tan triste cuando nos pidió que no ofendiéramos al Señor, que ya estaba bastante ofendido? Yo quiero consolar al Señor, y después convertir pecadores para que ellos no le ofendan más con sus pecados.”
En el siguiente vídeo se ve la casa de los dos beatos como se ve hoy en día en el exterior y el interior conservado como en tiempo de los beatos. Se ve el comedor donde se mortificaban en la comida y en la bebida y sus habitaciones, donde se levantaban por la noche para rezar por los pecadores y se ataba cada uno una cuerda a la cintura que llevaban durante el día en penitencia. Además, se ve el cuarto en que Jacinta sufrió con paciencia su última enfermedad antes de ser llevada a un hospital, donde la Virgen le reveló que moriría sola. Diría a Lucía: “Sufro mucho, pero ofrezco todo por la conversión de los pecadores y para reparar al Corazón Inmaculado de María”. También ofrecía por el Santo Padre porque recibió visiones del sufrimiento del Papa.
En su enfermedad, Jacinta dictó cosas a su madrina que le dijo la Virgen María que tampoco suenan muy bien al hombre moderno:
Sobre los pecados: -Los pecados que llevan mas almas al infierno son los de la carne. -Si los hombres supiesen lo que es la eternidad harían todo por cambiar de vida. Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte, ni hacen penitencia.
Sobre las guerras: -Las guerras son consecuencia del pecado del mundo. -Es preciso hacer penitencia para que se detengan las guerras.
Sobre las virtudes cristianas: -No debemos andar rodeados de lujos. -Ser amigos del silencio. -No hablar mal de nadie y huir de quien habla mal. -Tener mucha paciencia, porque la paciencia nos lleva al cielo. -La mortificación y el sacrificio agradan mucho al Señor. (www.corazones.org)
“Mi Dios, yo creo en ti, yo te adoro, yo te espero y yo te amo. Te pido perdón por los que no creen, no te adoran, no te esperan y no te aman.” (Oración del Ángel en su 1a. aparición)
Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué “pequeños” sacrificios ofrecían otros santos al Señor?
Mañana: San Pedro Damiano - “de rodillas” (Mc. 1, 40)
5 comentarios
Algo impresionante de las penitencias que hacían los tres niños videntes de Fátima, además de lo que les motivaba, era que no las hacían sólo una temporada sino todos los días en cada momento. No se lo decían a nadie excepto entre ellos tres para animarse. Sólo sabemos lo que ofrecían porque Lucía lo contó después de la muerte de sus primos. ¡Qué bendición es tener el apoyo espiritual de otros en el camino hacia el Señor!
Jacinta siempre aparecía a los demás como una niña bastante madura para su edad, pero me parece que consiguió alcanzar una mayor madurez que la de muchos adultos de hoy en día. En los EE.UU. se habla mucho sobre cómo la edad en la que los jóvenes de la sociedad actual muestran madurez no comienzan hasta casi los 25 años porque muchos continúan su adolescencia en los años universitarios. Llaman esa etapa una "adolescencia extendida" en la que continúan a explorar su identidad. ¡Qué contraste con los beatos Francisco y Jacinta!
----------------------------
Jaime Villamizar Villamizar, muchas gracias por haber dejado su comentario, que espero anime a los que lo lean a rezar el Rosario a diario, como recomienda.
Añado que se puede uno ganar una indulgencia plenaria cada día con el rezo del Rosario en familia o en público en una capilla o iglesia, cumpliendo las usuales condiciones (desapego a todo pecado mortal o venial, Confesión sacramental, Comunión, rezar por las intenciones del Papa).
Sigamos el ejemplo de muchos santos, como S. Padre Pio de Pietrelcina, que dieron testimonio de la importancia del rezo del Rosario en la lucha contra el demonio. Le agradezco sus oraciones y le ruego que siga teniendo presente en ellas a los que pasamos por aquí.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.