Para predicar bien hace falta... ¿justicia? (Mt. 3, 15) (Mc. 1, 7)
Comienza en los EE.UU. la Semana Nacional de las Vocaciones. Sta. Teresa de Lisieux escribió en su autobiografía, Historia de un alma: “¡Qué hermosa es, Madre querida, la vocación que tiene como objeto conservar la sal destinada a las almas! Y ésta es la vocación del Carmelo, pues el único fin de nuestras oraciones y de nuestros sacrificios es ser apóstoles de apóstoles, rezando por ellos mientras ellos evangelizan a las almas con su palabra, y sobre todo con su ejemplo…”
El Evangelio del domingo del Bautismo del Señor nos recuerda: “En aquel tiempo, proclamaba Juan” (Mc. 1, 7), un gran predicador por su palabra y ejemplo. Con gran humildad no quiso bautizar al Señor, pero Jesús le explicó: “conviene que cumplamos toda justicia” (Mt. 3, 15). Esta virtud, necesaria en toda buena predicación, florece en la de S. Juan Bautista y en la del Señor. Una mujer laica como yo no es quién para decirle a nadie cómo predicar, pero éstos santos predicadores, que hablan sobre la justicia, sí: