InfoCatólica / María Lourdes Quinn / Categorías: A) EVANGELIOS, .... 1) S. Mateo, .... 2) S. Marcos, .... 3) S. Lucas, .... 4) S. Juan

24.06.09

¿Por qué se llaman las notas musicales “do”, “re”, “mi”...?

En la película de 1965 “The Sound of Music” (en España “Sonrisas y lágrimas”) [basada en la historia real de la familia Trapp], la institutriz María enseña a los 7 niños [que en realidad fueron 10] las notas musicales. Les dice:

Comencemos desde el principio, un buen lugar para comenzar.
Cuando leéis empezáis con ‘A,B,C’.
Cuando cantáis comenzáis con ‘do,re,mi’ ‘do,re,mi’.
Las primeras tres notas dan la casualidad de ser: ‘do,re,mi’.”(traducido del inglés)

Continúa cantando la canción “Do Re Mi”:

¿Por qué se llaman las notas musicales “do”, “re”, “mi”… en España?
[En los EE.UU. son: C, D, E, F, G, A, B (de “do” a “si”)]

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23.06.09

El silencio según John Cage (no creyente) y el silencio contemplativo

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El compositor no creyente John Cage (1912-1992) explicó en 1947, mientras daba una conferencia, su idea para la que llegaría a ser su pieza musical más famosa:

“[uno de mis nuevos deseos] es componer una pieza de silencio no interrumpido y venderla a Muzak Co. [que se encarga de la música que se oye en muchas tiendas]. Durará tres o cuatro minutos y medio – siendo esas duraciones lo normal para música “enlatada” y su título será “Oración silenciosa”. Comenzará con una sola idea que intentaré hacer tan seductiva como el color, la forma y la fragancia de una flor. El final se acercará a la imperceptibilidad.” (Fuente citada en Wikipedia)

No quería que pareciera un chiste y no la compuso hasta 1952, después de visitar en 1951 un cuarto en la Universidad de Harvard diseñada para que las paredes absorbieran el sonido y no se oyeran ruidos del exterior. Creía que no iba a oír nada allí, pero sí oyó sonidos.

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22.06.09

¿Qué haría si sus hijos quisieran abandonar la fe católica?

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La semana pasada, uno de mis hermanos, que me estaba llevando a casa en su coche, me preguntó: “¿Qué harías si tus hijos quisieran abandonar la fe católica? ¿Pondrías tus principios sobre tus hijos o les aceptarías?” Esas preguntas resultaron en una conversación que duró el resto del largo viaje (que se hizo así muy corto), pero no era la primera vez que me planteaba esa cuestión. Mi esposo y yo hemos hablado muchas veces sobre esa posibilidad.

Los dos mártires ingleses celebrados el 22 de junio, S. Juan Fisher (1469-1535`) y Sto. Tomás Moro(1478-1535), veían a muchos de sus compatriotas aceptando a Enrique VIII como cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Pero, ellos dieron sus vidas, mostrándose fieles al Papa y a la Iglesia Católica hasta el final. Dijo sobre los que prestaban juramento como quería Enrique VIII: “A ellos debe salvarles su conciencia; a mí, la mía”.

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21.06.09

Cuando parece que se nos hunde el barco

Según el Evangelio del XII Domingo de Tiempo Ordinario :“las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua” (Mc. 4, 37), la barca en la que estaban los apóstoles con Jesús. Todos pasamos por temporadas en que parece que se nos hunde el barco y S. Luis Gonzaga (1568-1591), Patrón de la juventud cristiana que murió a los 23 años, no era diferente en eso, aunque sí en la pureza con que conservó su “barca” intacta, en gracia con Dios.

El ejemplo del santo y una oración particularmente conmovedora del Papa Juan Pablo II dan aliento en momentos de desánimo.

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20.06.09

Cristo en la Eucaristía: Hijo de Dios, pero también Hijo de María

La Fiesta del Inmaculado Corazón de María, celebrada al día siguiente de la fiesta movible del Sagrado Corazón de Jesús (primer viernes después del Corpus Christi), indica lo unidos que están esos dos corazones. No sólo le llevó la Virgen María a Cristo en su seno antes de su nacimiento, sino que está siempre unida al Señor espiritualmente por ser Inmaculada desde su Concepción. Por todo eso tiene una especial relación con Cristo en la Eucaristía.

Según el Evangelio del Domingo del Corpus Christi, Jesús dijo al instituir la Eucaristía en la Última Cena: “Ésta es mi sangre” (Mc. 14, 24). Lo mismo dicen durante la Consagración en la Santa Misa los sacerdotes, actuando en persona de Cristo. Explica S. Ambrosio: “Este cuerpo que consagramos procede y es de la Virgen […]; verdadera carne de Cristo era la que fue crucificada, la que fue sepultada: por consiguiente, verdaderamente es el sacramento de aquella carne.” (Sobre los misterios. 53).

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