El riesgo de creer en Dios: un salto sobre el vacío
En el Evangelio del Domingo de la Divina Misericordia: “Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, se puso en medio y dijo: ‘Paz a vosotros’” (Jn. 20, 26).
“Hay algunos que de tal manera se admiran de este hecho, que hasta corren peligro, aduciendo contra los divinos milagros argumentos contrarios de razón. Arguyen, pues, de este modo: Si el cuerpo que resucitó del sepulcro es el mismo que estuvo suspendido de la cruz, ¿cómo pudo entrar por las puertas cerradas? Si comprendieras el modo, no sería milagro. Donde acaba la razón, empieza la fe.” (S. Agustín, serm. Pasch)
Explica S. Agustín que “La fe es la escalera que lleva al conocimiento; el conocimiento es el premio de la fe” (Sermón 126), pero advierte también que: “la fe no es propia de los soberbios, sino de los humildes”(en Catena Aurea, vol. VI, p. 297). ¿Cuánto estamos dispuestos a hacer para llegar a ese pleno conocimiento de Dios que se tendrá en el Cielo viéndole cara a cara?
¿Somos capaces de dar un salto sobre el vacío de nuestras dudas? En el siguiente vídeo se ve a un grupo de niños que se desplazan 800m por un cable, colgando sobre una pendiente de 200m de altura. ¿Nos atreveríamos a hacer espiritualmente lo que estos niños en Colombia están acostumbrados a hacer para ir a la escuela?