No sentían nada por ese niño, nada
Una lectora del blog me mandó hoy este mensaje por correo electrónico:
“Pido oraciones para que mi cuñada no aborte. El año pasado dijo que estaba embarazada y luego no supimos más. Su hija que tiene 18 años abortó hace año y medio. Mi cuñada tiene 34 años y se separó de su esposo hace 4 años. Yo hablé con las dos intentando convencerlas para que tuvieran al bebé, pero son muy modernas y las facilidades para abortar muchas. Estoy rezando a la Santísima Virgen pero queda una semana de tiempo. Gracias, pues sé que rezarán por el bebé.”
Otra lectora del blog me comentó hace tiempo que intentó en vano convencer a una amiga muy buena suya y a su hija adolescente para que ésta no abortara cuando creía que estaba embarazada: “no sentían nada por ese niño, nada. Era una molestia y un inconveniente.” Finalmente, los análisis médicos concluyeron que no se trataba en este caso de un embarazo sino un desarreglo por tomar la joven los anticonceptivos que le daba su madre. Esa lectora del blog se sentía sola manteniéndose firme a sus principios y queriendo vivir con coherencia su fe.
¿Por qué hay madres que no aceptan la vida en su seno? ¿Por qué tomaría una madre la decisión de acabar con la vida de su bebé hasta cuando tiene los recursos necesarios para criarle?
Una posible respuesta se encuentra en la reflexión del Papa Benedicto XVI sobre por qué el Apóstol Judas Iscariote traicionó al Autor de la Vida a pesar de haber vivido con Él.
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Fragmento de la Catequesis sobre el Apóstol Judas Iscariote (18.10.2006)
“…¿por qué traicionó a Jesús? Para responder a este interrogante se han hecho varias hipótesis. Algunos recurren al factor de la avidez por el dinero; otros dan una explicación de carácter mesiánico: Judas habría quedado decepcionado al ver que Jesús no incluía en su programa la liberación político-militar de su país.
“En realidad, los textos evangélicos insisten en otro aspecto: Juan dice expresamente que “el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo” (Jn 13, 2); de manera semejante, Lucas escribe: “Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce” (Lc 22, 3). De este modo, se va más allá de las motivaciones históricas y se explica lo sucedido basándose en la responsabilidad personal de Judas, que cedió miserablemente a una tentación del Maligno. En todo caso, la traición de Judas sigue siendo un misterio. Jesús lo trató como a un amigo (cf. Mt 26, 50), pero en sus invitaciones a seguirlo por el camino de las bienaventuranzas no forzaba las voluntades ni les impedía caer en las tentaciones de Satanás, respetando la libertad humana.
“En efecto, las posibilidades de perversión del corazón humano son realmente muchas. El único modo de prevenirlas consiste en no cultivar una visión de las cosas meramente individualista, autónoma, sino, por el contrario, en ponerse siempre del lado de Jesús, asumiendo su punto de vista. Día tras día debemos esforzarnos por estar en plena comunión con Él.
“Recordemos que incluso Pedro quería oponerse a Él y a lo que le esperaba en Jerusalén, pero recibió una fortísima reprensión: “Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”(Mc 8, 33). Tras su caída, Pedro se arrepintió y encontró perdón y gracia. También Judas se arrepintió, pero su arrepentimiento degeneró en desesperación y así se transformó en autodestrucción. Para nosotros es una invitación a tener siempre presente lo que dice san Benito al final del capítulo V de su “Regla", un capítulo fundamental: “No desesperar nunca de la misericordia de Dios”. En realidad, “Dios es mayor que nuestra conciencia", como dice san Juan (1 Jn 3, 20).
“Recordemos dos cosas. La primera: Jesús respeta nuestra libertad. La segunda: Jesús espera que queramos arrepentirnos y convertirnos; es rico en misericordia y perdón. Por lo demás, cuando pensamos en el papel negativo que desempeñó Judas, debemos enmarcarlo en el designio superior de Dios que guía los acontecimientos. Su traición llevó a la muerte de Jesús, quien transformó este tremendo suplicio en un espacio de amor salvífico y en entrega de sí mismo al Padre (cf. Ga 2, 20; Ef 5, 2. 25). El verbo “traicionar” es la versión de una palabra griega que significa “entregar". A veces su sujeto es incluso Dios en persona: él mismo por amor “entregó” a Jesús por todos nosotros (cf. Rm 8, 32). En su misterioso plan de salvación, Dios asume el gesto injustificable de Judas como ocasión de la entrega total del Hijo por la redención del mundo.
“[…De la elección de S. Matías] sacamos una última lección: aunque en la Iglesia no faltan cristianos indignos y traidores, a cada uno de nosotros nos corresponde contrarrestar el mal que ellos realizan con nuestro testimonio fiel a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.”
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El Evangelio del V Domingo de Pascua nos narra que fue: “Cuando salió Judas del cenáculo” (Jn. 13, 31) y se iba a llevar a cabo su entrega a la Pasión y a la Muerte, que el Señor mandó a Sus discípulos: “que os améis unos a otros; como Yo os he amado, amaos también entre vosotros” (Jn. 13, 34). Con plena libertad cada madre puede elegir amar hasta el ser humano más pequeño en su seno, dispuesta a dar su vida por él (como el Señor dio Su vida por nosotros), o puede elegir que se destroce esa vida. Puede elegir “entregarse” a sí misma y sacrificarse para cuidar de él, o puede elegir entregarle a la muerte.
¡Qué contraste entre la prisa de Judas por alejarse del Señor para reunirse con los fariseos que buscaban Su muerte y la de la Ssma. Virgen María (inesperadamente embarazada con el Señor) para visitar a su prima Isabel que también llevaba vida en su seno! Es el contraste entre la silenciosa traición secreta que se desarrolla en la oscuridad de la noche y el alegre Magnificat de agradecimiento por la presencia del Señor, Luz del mundo, en nuestras vidas.
Roguemos al Señor para que las mujeres que están pensando en abortar acepten la Luz de la Vida para sus hijos y no las tinieblas de la muerte y para que la Ssma. Virgen María, ejemplo de acogida a la vida, acompañe como verdadera Madre a todas las que están enfrentando tales decisiones (sean éstas propias o de seres queridos).
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué palabras de ánimo puede ofrecer a los que están intentando convencer a seres queridos a no abortar?¿Por qué cree que haya madres que consienten el aborto? ¿Qué alternativas al aborto hay en su país para las que piensan abortar?
Siguiente post – 3er. Misterio Gozoso – “como Yo os he amado” (Jn. 13, 34)
6 comentarios
- Que no usen argumentos sentimentales. Primero, porque no funcionan. Segundo, porque carecen de objetividad. Lo objetivo es que un aborto acaba con una vida humana.
- Que no usen argumentos de tipo religios con quien no sea persona religiosa. Ahora bien, si quien va a abortar dice de sí misma ser persona religiosa (haberlas haylas) entonces muéstreseles su enorme contradicción.
- Que ofrezcan las alternativas reales que hay en su comnunidad, en su entorno para acoger a ese niño. Y, si son valientes, que se ofrezcan a criar al bebé. Y que sea un ofrecimiento autèntico; aunque tampoco suele funcionar: ninguna abortista quiere ver criarse al niño que quisieron matar, como un dedo acusador de por vida recordándoles su infamia. Prefieren acabar con él cuanto antes y olvidarse.
- Que no se desanimen si fracasan. Si han hecho todo lo posible, no se les puede pedir más,
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Yolanda, le agradezco esos consejos que resumen muy bien diferentes situaciones que uno se podría encontrar. No se me había ocurrido eso de que el niño criado fuera un "dedo acusador" (aparte de las propias conciencias de las que abortan), pero recuerdo anuncios pro-vida de personas agradeciendo a sus madres que no abortaron sino que les dejaron nacer y dejaron que otros les adoptaran. Supongo que dolerá oír esa verdad si una ha abortado.
Más pronto o más tarde sentirán algo por ese bebé. Una vez conocí a una señora que había abortado y se arrepintió cuando tuvo dificultad concibiendo a otros hijos. Su conciencia no le dejaba tranquila.
Añadiría que no dejaran de rezar. Un saludo.
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Martha Carrillo, veo por su blog que está haciendo algo para dar a conocer ese mensaje de cambio. Anima mucho ver a otras madres haciendo todo lo posible para enseñar a sus hijos. Tengo la esperanza de que hay muchas madres que sí procuran hacerlo, aunque no captan la atención de los medios de comunicación. En los EE.UU. el aborto es cada vez menos aceptado entre los jóvenes.
Hay personas como esas dos lectores que menciono en el post, que sí quieren hacer una diferencia y a quienes les afecta la posibilidad de que alguien que conocen desee abortar. No están solas, aunque se podrían sentir así a veces. Un saludo, y gracias por compartir el enlace de su blog.
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ML,
eso lo digo por un caso muy reciente (bueno, hace cosa de un año) que he conocido. La chica abortó a pesar de una oferta absolutamente seria de hacerse cargo del bebé renunciando la familai de acogida a todos los derechos sobre el niño y aceptando sin embargo todas las obligaciones.
Sólo se le pedía proseguir el embarazo, tomar el bebé en acogimiento respetando la posibilidad de reclamar al niño en cualquier momento, en fin...
La chica, con toda tranquilidad, dijo que no podía vivir sabiendo que tenía un hijo por ahí... Si se deshacía de él, era más fácil olvidarlo.
Repugnante.
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Yolanda, se me salen las lágrimas leyendo eso. Según lo que dicen los testimonios de personas trabajando en clínicas abortistas, las que piden un aborto suelen parecer estar muy desapegadas del bebé y no es hasta mucho después, cuando ya es muy tarde, que toman conciencia de lo que ha pasado, de lo que han hecho. En las clínicas no se ocupan muy bien tampoco de ellas, porque ellas no quieren saber nada y sólo quieren olvidar todo.
¡Qué ignorancia pensar que se puede olvidar un aborto así por así! Como si la conciencia fuera un grifo que se puede abrir y cerrar a voluntad...
Por cierto, la lectora que pide oraciones me envió un mensaje diciendo que leyó el post y que esta tarde visitó a su cuñada con su esposo para asegurarle que al bebé no le faltaría nada, que ayudarían a cuidarle. Su cuñada lloró al oír eso y al ver que lo decían en serio, que le ofrecían dinero también. Espero que el Señor toque el corazón de esa madre para que no aborte y doy gracias a Dios de que tenga parientes que se preocupen por ella y por el bebé.
”¿Por qué tomaría una madre la decisión de acabar con la vida de su bebé hasta cuando tiene los recursos necesarios para criarle?”
Me he llevado años haciéndome la misma pregunta. Habiendo nacido y crecido en una época en que la defensa de la vida, amenazada o disminuida, resultaba de una obviedad tan evidente que no necesitaba demostración, me he sentido siempre inclinado a buscar la respuesta a esa pregunta en el dramatismo de vidas desesperadas por la tragedia: el peligro cierto de la propia vida, la indefensión de los hijos si la madre muere en un parto extremadamente arriesgado, la violación de una menor agravada por el incesto, …
Pero la tristeza me invadió el corazón a medida que desentrañaba la realidad del aborto masivo… Bajo el paraguas de las excusas hipócritas de supuestos estadísticamente irrelevantes, se esconde la verdadera causa del aborto, que no es otra que la sexualidad frívola y superficial, desvinculada del amor para toda la vida, ajena al matrimonio indisoluble.
La sico-patología socialmente dominante hoy pretende que el sexo es un fin en sí mismo y los otros, hombres o mujeres, son sólo instrumentos para la satisfacción instantánea de un placer que se anuncia ”sin consecuencias”. Nada que ver con un compromiso de fidelidad, con una promesa de amor para toda la vida. En definitiva, un ámbito totalmente hostil para la maternidad y la paternidad.
Esta vivencia de la sexualidad necesita el aborto, porque sí hay consecuencias. Por muchos anticonceptivos, por mucho rigor en su aplicación y en su uso, el modo natural de la procreación humana tiene mucha fuerza y siempre hay una probabilidad de fallo que, aún siendo baja, deviene certeza cuando la promiscuidad se extiende.
Así, he aprendido que ”el sexo por el sexo” es un modo de vida que paga un tributo, el aborto, porque nunca los padres de esa nueva criatura han pensado, ni por lo más remoto, en un proyecto de vida juntos, atados por un hijo que no quieren… Sólo querían ”sexo seguro y sin consecuencias”…
Y también he aprendido que en el aborto, la mujer paga un tributo doble, porque ella, para ”desentenderse” de las consecuencias imprevistas de una relación sexual, necesita matar la criatura que crece en su vientre y el hombre, no.
A partir de la triste realidad, la sexualidad masculina se impone sobre la femenina hasta el punto de que muchas mujeres sucumben al drama del aborto tratando de ser el hombre que nunca serán.
Es necesario el testimonio del matrimonio cristiano, porque hay que enseñarles a los jóvenes que otra opción es posible. La opción de la confianza en la fidelidad, la de apostarlo todo por la otra persona, la de la entrega recíproca para siempre, frente a lo efímero y pasajero, provisional e inseguro, frente a la desconfianza y la traición, frente al amor que nace con fecha de caducidad.
Y es aquí donde está nuestra responsabilidad. Nuestros hijos nos miran y, en la mayoría de las ocasiones, somos sus espejos. No enseñamos con la boca, enseñamos con la vida.
Fíjese en los casos que nos presenta: Una niña de 16 años abortó. Ahora tiene 18 y su madre, en trance de abortar, tiene 34 y lleva 4 años separada de su marido. Esta mujer tuvo, pues, a su hija con la misma edad que ésta, ahora, ha abortado, después de que su padre y su madre llevaran dos años separados… Las consecuencias del sexo irresponsable se pagan… por uno mismo o por otros o por todos.
En el segundo caso, no hubo finalmente aborto porque ”…los análisis médicos concluyeron que no se trataba en este caso de un embarazo sino un desarreglo por tomar la joven los anticonceptivos que le daba su madre”
De nuevo, una madre que educa a su hija para la sexualidad y no para el amor… El aborto se hará, antes o después, una opción necesaria.
¿Y dónde está el hombre? El aborto deja a la mujer sola… La responsabilidad compartida del hijo común, la colaboración amable, la ayuda mutua, el respeto recíproco… todo desaparece con el aborto, todo muere con el feto… y, entre los despojos, también se va la dignidad de la mujer convertida en instrumento para el disfrute frívolo y sin consecuencias para el varón.
¿Palabras de ánimo para alguien que esté tratando de convencer a un ser querido de que no aborte? Pues el que se deriva de la seguridad de saber que el aborto no es la solución a ningún problema, sino, más bien, un problema sin solución, porque la muerte del hijo es algo fatalmente irreversible... Algo que queda en la conciencia durante toda la vida, por más que se quiera disimular. Porque las leyes no hacen que lo malo sea bueno… sólo que sea legal… Pero eso no le basta al corazón ni a la conciencia.
Recemos por las víctimas del aborto, por sus madres y por sus padres. Dediquémosles el final del salmo 27:
” Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino, que tengo enemigos,
guíame por la senda llana;
no me entregues a la saña de mi adversario,
pues se levantan contra mí testigos falsos
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
--Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.”
Saludos.
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Winston, se nota por su comentario que ha reflexionado mucho sobre el tema y me alegro mucho que haya compartido sus pensamientos, con pies puestos sobre la realidad pero también terminando con palabras de esperanza. ¡Qué salmo más hermoso y pertinente!
Me parece que, como dice, se vende la sexualidad como algo que libera a la mujer, pero tal y como se presenta en los medios de comunicación en general, más que nada roba a la mujer de la dignidad que Dios la dio y se ve muy claro cuando la maternidad cesa de ser un don de vida, un don de Dios.
Pero, por muchos errores y por muy graves que hayan sido, siempre tenemos la posibilidad de mejorar, de cambiar nuestro comportamiento, sobre todo si tenemos la ayuda de otros. Admiro que las lectoras que menciono en el post no se dan por vencidas. En el primer caso, ella podría decirse que no le hicieron caso antes y que allá ella, pero no es así. Aumenta sus esfuerzos. En el segundo caso, ella podría haber dudado de sus convicciones, pero no lo hizo tampoco. Ellas comprenden que "el aborto no es solución", como dice, y espero que otros se animen por el ejemplo que dan. Muchísimas gracias por haber dejado su comentario.
La verdad es que sólo se me ocurrió decirle que un niño no cuesta tanto, que hay ayudas tanto públicas como privadas, que saldrán adelante...
Es mi primera experiencia de este tipo y he decidido (con más firmeza después de leer este artículo) que voy a acompañar a esta chica, si se deja, para que no se sienta "sola contra el mundo" (ya que su familia y la del novio les insisten en que aborte), que voy a asegurarles que si es por mi no le va a faltar comida ni ropa a esa criatura... Es cierto que no puedo hacer ese ofrecimiento a todas las mujeres que se acerquen a abortar, porque mi situación económica no es buena... Pero donde comen 2 comen 3...
¿Que los argumentos sentimentales no sirven? Confío en que sirva el ejemplo de vida. Hoy he quedado con ella y he llevado a mi niña, he contado mis propios problemas para salir adelante y cómo ella es la luz de mi vida y mi alegría.
Y sobre lo de que el crío es un "dedo acusador"... Pues no lo sé... El peso más grande que tengo sobre la conciencia es haberme tomado la píldora del día después. Hoy en día no lo haría por nada del mundo, pero la tentación es muy grande, las facilidades son enormes y la presión social influye más cuando menos edad tienes... Fue hace años, pero todavía lloro al recordarlo... Sin embargo mi hija es lo que me recuerda, no mi pecado, sino mi redención.
Un abrazo
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Marta, le agradezo mucho de todo corazón que compartió su experiencia. Espero que su testimonio anime a otros no sólo a aprender de los errores que hayan cometido, sino también a ayudar a otros a evitarlos.
Es una verdadera bendición de Dios que haya personas como usted dispuestos a poner en práctica su fe, que esa pareja presionada a abortar encuentren ayuda y esperanza por medio de usted y su hija. ¡Qué buen ejemplo le está dando también a su hija!
La Providencia Divina no les defraudará a esa chica y a su bebé si confian en Dios y ella decide no abortar. Como se suele decir, el Señor nunca se deja ganar en generosidad. Les tendré presente en mis oraciones a esa chica que menciona y a su familia, al igual que a usted y a su familia. Un abrazo.
== Decirles que no están solos, porque muchos los acompañamos con la oración, y que no abandonen el combate. Ante todo, que informen a las embarazadas de las instituciones que pueden ayudarlas. Incluso, si son familiares, que no duden en acompañarlas a esas instituciones de ayuda. Que sean muy objetivos, muy concretos, en la ayuda.
A la segunda pregunta:
== Porque han perdido todo el sentido de maternidad y feminidad, porque se han dejado manipular por lo peor de la sociedad, porque han perdido el sentido religioso. Salvo excepciones, me parece que eso es lo que sucede. Yo también he oído a chicas jóvenes hablar con gran frialdad sobre el aborto, así que no podemos ponernos sentimentales con este tema.
Y cuando de verdad detectemos un problema de auténtica desesperación en una embarazada, ayudémosla de corazón dándole las informaciones oportunas. Pero no nos hagamos muchas ilusiones.
A la tercera pregunta:
== En mi país hay varias instituciones que ofrecen información y ayuda a las embarazadas en riesgo. En cualquier parroquia pueden informarlas.
== También me consta que hay familias dispuestas a adoptar.
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Flavia, lo que me comenta me hace pensar que en las parroquias en las que he estado en los EE.UU. no es muy difundida la información de instituciones que ofrezcan ayuda y apoyo a las mujeres embarazadas. Me acabo de mudar hace unos pocos meses y si me encontrara con alguien embarazada pensando en abortar, no podría decir nada más que recomendar que fuera a alguna parroquia para pedir ayuda.
He visto eventos para recaudar fondos y donaciones para ayudar a personas necesitadas, pero no información sobre las instituciones (nombres, números de teléfono, páginas web, etc.) que podrían dar ayuda concreta a alguien y ayudar a los que están intentando ayudar a alguien que conozcan. Quizás alguien pensando en abortar no escucharía a un sacerdote o a un religioso, pero sí a un buen amigo en quien confiaran.
Sería bueno que se imprimieran folletos con esa información para poner en tablones de anuncios o dejar a la salida de la iglesia con otros folletos, o incluír un número de contacto en los boletines parroquiales, o enlaces en las páginas web de la parroquia. Quién sabe... ¡eso podría salvar la vida de algún bebé! Un saludo.
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