Sufrimiento que acerca a Dios: la fe de una lectora del blog con una hija en el hospital
En el Evangelio del Domingo de la Divina Misericordia, Cristo Resucitado se aparece ante sus discípulos y: “les enseñó las manos y el costado” (Jn. 20, 20) cuando ellos se encontraban abrumados en la tristeza a causa de la Pasión y Muerte de su amado Señor. Jesucristo se muestra en la gloria de la Resurrección precisamente con esas llagas que tanto dolor le causaron.
Podría parecer incomprensible a algunos que los católicos nos gloriemos en Cristo, y Él crucificado (como expresaba S. Pablo) o que S. Pio de Pietrelcina, un sacerdote estigmático, ofreciera estos consejos a hijos espirituales padeciendo dolores de cuerpo o de alma:
“Él permite todo esto para asemejarla a su Hijo divino en las angustias del desierto, del huerto y de la cruz. Lo mejor que puede hacer es aceptar con alegría y serenidad la prueba presente.”
“Sólo te aconsejo que imites a Isaac en manos de Abraham y que esperes contra toda esperanza.”
Algunos se podrían preguntar: “¿Cómo es posible creer en Dios en medio del sufrimiento?” La respuesta se encuentra en Cristo Resucitado, que demuestra el sentido de nuestra vidas. Hay almas que por su fe católica encuentran un gran consuelo esperándolo todo del Señor, como demuestra el testimonio conmovedor de una lectora del blog, que responde a unas preguntas hechas en otro post.
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“¿Qué significado tiene en su vida el sepulcro vacío del Señor? ¿Qué pérdidas le inquietan?”
Mi hija mayor (de 21 años) está en el hospital, alimentada a través de un tubo con una jeringuilla para evitar que muera, debido a la extrema anorexia que padece. Lleva algo más de un mes allí, pero la última semana ha sido particularmente traumática.
Ayer leí su último artículo y empecé a escribir sobre el significado del sepulcro vacío como el triunfo de la vida sobre la muerte y, sobre todo, el triunfo del Bien sobre el Mal.
Me gustaría compartir la respuesta a esa pregunta [del blog] con usted y decirle por qué –desde hace unos años-no me inquieta el futuro; ni siquiera hoy, a pesar de estar envuelta en el dolor que me causa ver a mi hija en tal estado de inanición y saber el horror que le produce la idea misma de poner peso.
No ha habido mejor maestro que Jesús, y Él nos dijo: “Así que no os inquietéis por el día de mañana, que el mañana traerá su propia inquietud. A cada día le basta su propio mal.” (Mt.6:34) ¿Cuántas veces nos hemos imaginado que pasará lo que luego no pasa y hemos sufrido, por lo tanto, sin necesidad; y si ocurre lo que imaginamos habremos sufrido dos veces por el mismo mal. ¡Qué cierto y qué importante es el vivir en el aquí y ahora! Confiando en el Señor, como Abraham. “Dios proveerá” dijo, mientras seguía caminando con su hijo Isaac hacia el destino señalado por Dios en aquel momento en que iba a ofrecérselo como holocausto.
Esas palabras de Abraham, acompañadas con la oración a Dios y a nuestra Santísima Madre la Virgen María son de un gran consuelo y fuerza interior en momentos de angustia, inquietud o incertidumbre; ellas me ayudan a no imaginar más de lo que veo y a vivir el presente con esperanza, e incluso con alegría espiritual -aún cuando las lágrimas inundan mis ojos- al unir mi pequeño dolor al gran sacrificio de Cristo en la cruz.
Esto no lo he aprendido en un día. Gracias a las pérdidas sufridas, me he dado cuenta de que, como dijo Santa Teresa de Ávila: “Sólo Dios basta”. Igualmente he comprobado que con cada pérdida llega siempre también una bendición. Cada prueba que tengo que afrontar, mientras me esfuerzo con la ayuda de Jesucristo por superarla o aceptarla -según el caso- se la ofrezco a Dios y la considero como un peldaño más en la escalera que me acerca al Padre.
La cita “Buscad primero el reino de Dios y todo lo demás se os dará por añadidura” es una que repito frecuentemente. Mi madre aunque se aferraba a la vida y hacía lo imposible por nosotros y aún lo hace, nos enseño –aunque no siempre lo puse en práctica- que lo más importante es vivir con Dios y para Dios para compartir con Él la vida eterna y que Él es quien nos da lo que necesitamos, aunque no siempre sea lo que queremos.
Por último, en momentos como en el que nos encontramos mi familia y yo, trato de recordar a Jesucristo orando al Padre en el Huerto de los Olivos “Señor haz que pase de mí este cáliz, más no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Es difícil ver a una hija (preciosa, no sólo en su apariencia física sino también en su interior, inteligente y con muchos talentos) consumirse lentamente. Por eso pido/pedimos a Dios que la cure, pero sobre todo que se haga su voluntad y no la nuestra, porque sólo Dios sabe lo que es mejor para su alma.
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Nana Angarita interpreta una canción basada en “Nada te turbe” de Sta. Teresa de Jesús
“…en el momento de la lucha recuerden su fe en las verdades cristianas y de modo singular reaviven su fe en las promesas de vida eterna que el Señor ha hecho a quienes combatan con ánimo y fortaleza. Que les infunda ánimo y valor el saber que no se está solo cuando se sufre, ya que todos los cristianos del mundo sufren las mismas penas y se hallan expuestos a las mismas tribulaciones. Recordemos también que el destino de las almas elegidas es el sufrimiento, condición a la que Dios, autor de todo y de todos los dones conductores a la salvación, ha fijado para darnos la gloria.
Arriba los corazones llenos de confianza en sólo Dios. Humillémonos bajo su mano poderosa, aceptando con buena cara las tribulaciones que nos manda, para que pueda exaltarnos el día de su llegada. Toda nuestra solicitud la ponemos en su amor más de lo que se pueda decir o imaginar.” (S. Pio de Pietrelcina)
[Fuente de citas de S. Pio de Pietrelcina: “Padre Pio – El sacerdote – Cartas” (EWTN)]
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Cómo cree que puede ayudar a otros el testimonio de esa lectora del blog? ¿Conoce a alguien más que esté padeciendo con serenidad alguna enfermedad o sufrimiento?
Siguiente post – Riesgo – “Paz a vosotros” (Jn. 20, 26)
14 comentarios
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César Fuentes, añado mis oraciones a las suyas. Gracias por dejar su comentario para esa lectora, que me ha indicado que prefiere permanecer anónima.
En las palabras de esta mujer doliente estoy escuchando estas palabras de Cristo que refiere Lucas.
Luego Jesús añadió: "María eligió la mejor parte, que no le será quitada". Así es.
Cuente con mi oración desde la certidumbre de que, muy frecuentemente, es el dolor y el sufrimiento, y el acabamiento más grande, lo que nos abre los poros de la piel para que aparezca el Señor de la Vida en las galerías de nuestra vida. Si nos fijamos bien, Jesús fracasó en su predicación durante su vida terrena y fue rechazado por casi todos y orillado paulatinamente hasta que lo mataron. La gran lección de Cristo es que la voluntad del Padre se cumple en la obediencia y en la aceptación irrestricta de su misión, en la kenosis [vaciamiento] y en la tapeinosis [humillación] que Jesús, el Cristo, libremente aceptó.
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Foix, gracias por su comentario. Espero poder elegir también la mejor parte en los sufrimientos que me mande el Señor en la vida, agradecida por el ejemplo de Cristo, como hace la madre mencionada en el post.
Recuerdo que se recuperó de un problema médico ayudado por los escritos de S. Rafael Arnáiz Barón (como ya se comentó en el blog el año pasado), un santo que mostraba alegría cumpliendo la voluntad de Dios a pesar de humillaciones a causa de la diabetes que al final acabó con su vida. Lo menciono por si la madre que menciono en el post y otros en situaciones parecidas quisieran leer esos escritos del santo para encontrar consuelo y ánimo en su sufrimiento.
[Biografía de S. Rafael Arnáiz Barón (.pdf) y escritos]
El Señor es mi pastor, nada me faltará.En verdad fueron días muy especiales para mí en los que, junto a la enfermedad en sí, con su violencia, se ventilaba algo más, algo que si siquiera yo entonces era capaz de comprender del todo aunque luego fui atando cabos poco a poco. Aquellos días traté de unirme estrechamente al Señor en la oración; especialmente el día de la Exaltación de la Santa Cruz fue un día muy especial, como si por momentos me hubiera trasladado a eso que Jean Guitton llamaba la "cristosfera". Traté de vivir estos días como un tiempo de gracia y de purificación pues cuando algo así llega tan repetinamente a tu vida adviertes lo pobre que es nuestra fe y lo chata que es nuestra esperanza. Deberíamos estar preparados para la enfermedad y el sufrimiento, pues es propio a nuestra condición y al humano pasar, pero nunca lo estamos. No, nunca lo estamos.
En lugares de delicados pastos me hará descansar,
junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
me guíará por sendas de justicia,
por amor de su Nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno,
porque Tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mi
en presencia de mis angustiadores,
unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán
todos los días de mi vida;
y en la casa del Señor moraré
por largos días.
Esos días descubrí cosas en las que nunca había reparado lo suficiente: la pobreza de mi fe, la precariedad de todo, el valor y el aliento de la oración y, de un modo particular, el significado de la Cruz. Un amigo me hizo notar lo que dice Isaías en 7, 9: "Si no creéis, no subsistiréis". La frase se apoya en el verbo hebreo amam que significa ser sólido, ser firme, ser estable, sostener. Por tanto, el sentido más propio de la frase sería este: “Si no os apoyáis en mí, nunca podréis experimentar que sois sostenidos por mí”. Este es, en realidad, todo el esquema de la fe. Y la frase podría traducirse, para su mejor comprensión, así:
Si no te abandonas enteramente en las manos de Dios, nunca podrás saber que es Él quien te sostiene.
Esto es rigurosamente cierto. Como somos tan calculadores y componedores, y tan tramposos, y nuestra fe es tan indigente, nos cuesta asumir ese "enteramente", como cuando ibamos a esquiar y al borde del precipicio nos decían que la única manera de controlar el esquí era volcando el peso del cuerpo hacia adelante, hacia el abismo, y a mí me parecía horroroso inclinarme y lanzarme sobre el precipicio así, tan tranquilamente; pero no había otra: o te echabas hacia delante y así podías controlar la dirección y los esquís o lo pasabas ciertamente muy mal pues reculando bajabas sin orden ni concierto, a trompicones y a expensas de la pendiente. Esto es algo así: o saltas y te pones enteramente en manos de Dios -y tu "yo" lo quitas de enmedio- o estás perdido. Muchas veces le he pedido a Santa María y a los santos que me dieran la mano para dar el salto pues, como mi fe es tan pequeña, me costaba saltar.
Pidamos a Nuestro Señor Jesús que acreciente nuestra fe, que nos ayude a comprender todo esto que vivimos, que se haga en nosotros ese "effettá" que nos permita abrir nuestros oidos, lengua, pensamiento y corazón a los misterios de Dios. Todo tiempo doliente es un tiempo de acabamientos y, además, de alumbramientos; ojalá quiera el Señor enviar Su Espíritu sobre nosotros, sobre tí, mujer doliente, y su gracia, para que estos días tan especiales sean el comienzo de una vida centrada "enteramente" en Él.
Porque todo consiste en Él.
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Foix, le agradezco que compartió su testimonio de lo que aprendió en ese tiempo de prueba. Encontrarle sentido a la Cruz es más fácil dicho que hecho y ayuda mucho saber cómo otros lo han hecho.
Sólo he esquiado dos veces: una vez bajando una colina pequeña y otra vez en terreno más nivelado. Puedo decir que las dos veces me pasé más tiempo cayéndome y caída que esquiando. No se me da nada bien. Entiendo muy bien por eso lo que explica y veo que sí refleja bastante bien los tropezones que voy dando por el camino espiritual.
Además, resulta que el siguiente post que estoy preparando tiene que ver con ese salto al vacío que comenta. Si no le importa, incluiré parte de su comentario. Un saludo.
Gracias, María Lourdes por su esfuerzo en el blog, y a todos los lectores por sus sentidos comentarios. Dios les bendiga.
Al rezar suelo pedirle a Nuestra Señora que mis oraciones vayan allá donde más se necesite, yo no voy a saber pedir, y Ella sabrá interceder para que se pida por lo que más se necesite y a quien más lo necesite. De todos modos hoy mis oraciones iran con el recuerdo de esta señora y su hija.
Gracias
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Luis Alberto, de nada. Gracias por compartir esa interpretación de música bizantina de citas bíblicas y también por recomendar el recurso a la Ssma. Virgen María como intercesora en nuestras necesidades. Ella, Madre como ninguna, sigue velando por todos para que no perdamos de vista la esperanza en Cristo. Un saludo.
Tengo ejemplos en mi propia familia muy cercana. Varios. Mañana mismo operan a una hermana mía, que ya está muy mal de salud, con dolores y muchas intervenciones graves e invalidantes, pero con gran fortaleza. La encomiendo a vuestras oraciones.
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Flavia, me conmueve mucho pensar en cómo hay personas como la madre mencionada en el post y su hermana, que animan e inspiran a otros a pesar de lo que están sufriendo ellas mismas. El Señor y la Ssma. Virgen María están siempre muy cerca de los que sufren. Cuente con mis oraciones.
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Luis I. Amorós, cuando se enfrentan dificultades, saber que alguien reza por nosotros puede hacer una gran diferencia y esas oraciones atraen las bendiciones del Señor. Gracias por dejar su comentario. Un saludo.
La frase del post que mejor resume el testimonio de esta señora es la del P. Pio que se cita más abajo: "el destino de las almas elegidas es el sufrimiento (...) condición que Dios ha fijado para darnos la gloria" o como diría Sta Teresa: "en la cruz está la vida y el consuelo y ella sola es el camino para el cielo".
un abrazo.
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Esperanza, también es cuando sufrimos algo por amor de Dios que nuestras oraciones tienen más valor porque están unidas a la Cruz del Señor. Pero, cuando rezamos unos por otros, aunque sea unos segundos, no es tiempo perdido.
Oí una anécdota de Madre Angelica de EWTN, en la que contaba que un día en el que no le estaba saliendo nada bien y se sentía más necesitada de paciencia, cuando se le perdió un pequeño tornillo para una máquina, le llamó alguien por teléfono pidiendo que rezara por la curación de alguien. Ella dijo que lo haría y por un segundo pidió al Señor que le ayudara a esa señora y se olvidó de ella porque estaba tan atareada y seguía buscando ese tornillo.
Meses después recibió una donación muy generosa de esa señora y muy sorprendida le llamó por teléfono por si hubiera un error. Madre Angelica no se acordó de haber rezado por ella, pero al final se dio cuenta de que el Señor había escuchado su oración aunque ella misma no había puesto mucho interés. Eso nos debería animar mucho a pedir por otros, aunque nos parezca inconveniente hacerlo en ciertas situaciones. ¡Qué bueno es el Señor!
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Ana, ¡qué diferencia hace esa actitud que describe! Se podría haber hundido a sí misma y a otros, pero al contrario, eligió ayudar a otros a salir adelante. La gracia de Dios ayuda a hacer las cosas más llevaderas, a ser optimistas con una alegría pascual que no es como la felicidad que ofrece el mundo, sino una esperanza que se puede compartir hasta en el dolor. Gracias por compartir la experiencia de su familia.
La vida de fe da otra dimensión totalmente nueva a nuestra forma de ver y vivir la vida.No por nuestros méritos, sino por puro amor de Dios.
AUnque algunos nos critiquen, muchos desearían tener una fe profunda que les dé esa paz y serenidad.
Mis oraciones para todos los que las necesitan.
Flavia: sigo rezando por tu hermana.
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Susi, comento en el siguiente post algo sobre esa fe y paz que no llegan a entender todos. Son una gran bendición de Dios.
SI no te parece mal el consejo, empieza a leerlo aunque sea a poquitos, pues seguro que te encanta. Yo lo tengo en mi mesilla y cada día leo algo y siempre me ayuda mucho.
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Susi, lo leí de la misma forma, muy poquito a poquito y hasta lo dejé algún tiempo. Pero, volví a leerlo de nuevo poquito a poquito y también me hizo mucho bien. Un saludo.
Flavia, tendré presente a su hermana en mis oraciones y pediré a la Virgen María que la sostenga en sus brazos de Madre y que la conforte en su dolor.
Gracias María Lourdes por todos sus posts, son de una gran ayuda espiritual. ¡Que Dios les bendiga a todos!
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Madre agradecida, gracias por su testimonio en un momento tan difícil para su familia. Espero que su hija mejore de salud y pueda volver a casa pronto. Un saludo.
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Un hombre que..., le agradezco que haya compartido cómo está enfrentando esa tormenta con la ayuda del Señor. Les tendré particularmente presente a usted y a su familia cuando vaya a Misa hoy para que el Señor y Ntra. Ssma. Madre les acompañen en todo momento con sus bendiciones.
O si Jesucristo, a quien admiro profundamente y a quien respeto mucho no hubiera resucitado de nuevo?.
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Creyente, Dios Todopoderoso y Omnipotente (no cabe duda de ello) sí nos ha dejado un "mensaje de texto". En la Biblia podemos leer que Dios Se ha revelado, mandándonos un Verbo: Jesucristo, y Él crucificado por amor nuestro y resucitado.
Claro que, como nos enseña el Señor en la parábola del hombre rico y Lázaro poniendo en boca de Abraham: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos [cosa que ha hecho el Señor], tampoco se convencerán" (Lc. 16, 31). Un saludo.
El sufrimiento moral o sufrimiento via dolor físico es una realidad misterios, está profundamente unido al Amor, Jesus nos redimio por su sufrimiento en la cruz.
No hay mayor escuela de crecimiento humano que el sufrimiento o dolor.
Estaremos rezando por usted, por la salud de su hija y su familia.
Un abrazo
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Enrique, muchas gracias por haber dejado su comentario para la madre del post, un comentario que puede ayudar también a otros que se estén preguntando sobre el sentido cristiano del dolor y del sufrimiento. Uno mis oraciones a las suyas por la madre del post y otros en situaciones parecidas.
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