¿Cómo celebraban la Eucaristía los primeros cristianos?
Jesucristo nos recuerda en el Evangelio del I Domingo de Cuaresma: «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo darás culto” (Lc. 4, 8). Él como Redentor nuestro eleva sus oraciones también a Dios Padre por nosotros, sobre todo sobre el altar, donde se hace presente en la Eucaristía como verdadero Dios y verdadero Hombre que es. Sta. Teresa de Jesús, recordando todos los ultrajes que recibe Cristo en la Eucaristía y cómo hay en el mundo almas que no le dan a Dios Padre culto por medio de la Iglesia Católica, rezaba así a Dios Padre:
“ Pues ¿qué he de hacer, Criador mío, sino presentaros este Pan sacratísimo y, aunque nos le disteis, tornárosle a dar y suplicaros, por los méritos de vuestro Hijo, me hagáis esta merced, pues por tantas partes lo tiene merecido? Ya, Señor, ya ¡haced que se sosiegue este mar! No ande siempre en tanta tempestad esta nave de la Iglesia, y salvadnos, Señor mío, que perecemos.” (“Camino de perfección”, Cap. 35, 5)
En ese capítulo de su libro, Sta. Teresa de Jesús tiene particularmente en cuenta el daño que hacían a la Iglesia los luteranos de su época. Desde entonces, han aparecido más divisiones aún entre los cristianos.
No es de extrañar, pues, que en 1828 el ahora Venerable John Henry Newman, (entonces anglicano) comenzó a leer en orden cronológico los escritos de los Padres de la Iglesia, investigando cómo se daba culto a Dios desde el tiempo de los primeros cristianos. Ese estudio culminó en su “Ensayo sobre el desarrollo de la Doctrina” (enlace en inglés), para el cual escribió un prefacio pocos días antes de su conversión, que tuvo lugar el 9 de octubre de 1845. Éste es un fragmento [traducción mía del inglés]:
“…la hipótesis más natural, el más agradable a nuestro modo de proceder en casos paralelos y el que toma precedencia sobre todos los demás, es considerar que la sociedad de Cristianos, que los Apóstoles dejaron sobre la tierra, era de esa religión a la que los Apóstoles les había convertido; que la continuidad externa de nombre, profesión y comunión, argumenta una real continuidad de doctrina […]”
Le parecía lo más lógico que sin haber prueba de lo contrario, que se pensara que la Cristiandad de los s. II, IV, VII, etc. era la misma religión que Cristo y Sus Apóstoles enseñaron en el primer siglo. Dejó de escribir ese ensayo porque descubrió cómo la Iglesia Católica se había mantenido fiel a sus orígenes desde que fue fundada por Cristo.
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¿Cómo celebraban la Eucaristía los primeros cristianos?
[Fuente: “Liturgia” en la Enciclopedia Católica]
“La Eucaristía se celebraba siempre al final de un servicio de lecturas, salmos, oraciones y predicación, que era meramente una continuación del servicio de la sinagoga. […]Esto es lo que se conoció después como la Liturgia de los Catecúmenos. Luego seguía la Eucaristía, en la que sólo estaban presentes los bautizados. […]
“Esto se confirma por el siguiente testigo, Justino Mártir. Justino (muerto hacia 164), en su famosa relación de la Liturgia, la describe tal como la vio en Roma (Bardenhewer, op. cit., 206). El pasaje a menudo citado es (1 Apología):
“LXV. 1. Conducimos al que cree y se une a nosotros, después de que le hemos así bautizado, a los que se llaman los hermanos, donde se reúnen para rezar oraciones en común por nosotros mismos, por el que ha sido iluminado, y por todos los que están en cualquier parte….2. Nos saludamos entre nosotros con un beso cuando se acaban las oraciones. 3. Luego se trae pan y una copa de agua y vino al presidente de los hermanos, y habiéndolos recibido eleva alabanza y gloria al Padre de todo por medio de su Hijo y del Espíritu Santo, y hace una larga acción de gracias por haber sido hechos dignos de estas cosas por Él; cuando se terminan estas oraciones y acciones de gracias todos los presentes exclaman ‘Amen’…. 5. Y cuando el presidente ha dado gracias (eucharistesantos’, ya un nombre técnico para la Eucaristía) y todo el pueblo ha respondido, aquellos a los que llamamos diáconos dan el pan y el vino y el agua por la que se ha hecho la ‘acción de gracias’ (Eucaristía) para ser probado por los presentes, y la llevan a los ausentes.
LXVI. Este alimento es llamado por nosotros la Eucaristía. (sigue el conocido pasaje sobre la Presencia Real, con la cita de las palabras de la institución). [Ver a continuación de esta cita]
LXVII. “El día que se llama Domingo se hace una reunión de todos los que viven en las ciudades y campos; y se leen los comentarios de los Apóstoles y los escritos de los profetas durante tanto tiempo como se puede. 4. Luego, cuando el lector ha terminado, el presidente nos amonesta en un discurso y nos excita a imitar estas gloriosas cosas. 5. Luego todos nos levantamos y rezamos oraciones y, como se ha dicho más arriba, cuando se ha terminado de rezar se trae pan y vino y agua; y el presidente eleva oraciones de acción de gracias por los hombres, y el pueblo aclama diciendo ‘Amen’, y se da a cada uno una fracción de la Eucaristía y se envía a los ausentes mediante los diáconos.”
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Pasaje de S. Justino sobre la Presencia Real, con la cita de las palabras de la institución
[Fuente:www.primeroscristianos.com]
“A nadie le es lícito participar en la Eucaristía, si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó.
“Porque no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria, sino que así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne y sangre a causa de nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias, que contiene las palabras de Jesús y con que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es precisamente la carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó.
“Los apóstoles, en efecto, en sus tratados llamados Evangelios, nos cuentan que así les fue mandado, cuando Jesús, tomando pan y dando gracias dijo: “Haced esto en conmemoración mía. Esto es mi cuerpo”.Y luego, tomando del mismo modo en sus manos el cáliz, dio gracias y dijo: “Esta es mi sangre”, dándoselo a ellos solos. Desde entonces seguimos recordándonos unos a otros estas cosas. Y los que tenemos bienes acudimos en ayuda de otros que no los tienen y permanecemos unidos. Y siempre que presentamos nuestras ofrendas alabamos al Creador de todo por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo”. (Carta a Antonino Pío, Emperador, año 155)
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Liturgia Eucarística actual (a continuación de la Liturgia de la Palabra en la Santa Misa)
A) Rito de las ofrendas: presentación y preparación de las ofrendas
B) Plegaria eucarística:
1) Prefacio - acción de gracias, “santo”
2) Epíclesis - el sacerdote extiende sus manos sobre el pan y el vino, invocando al Espíritu Santo para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo
3) Narración de la institución y Consagración - momento más solemne en que tiene lugar la Transubstanciación, la transformación real del pan y vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo
4) Anámnesis - memorial de la Pasión, Resurrección y Ascensión del Señor
5) Oblación - ofrecimiento a Dios Padre
6) Intercesiones
7) Doxología final - glorificación de Dios y “Amén” de los fieles)
C) Rito de la comunión: oración dominical (“Padre nuestro”), rito de la paz, gesto de la fracción del pan, inmixión o mezcla (el sacerdote deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz), “Cordero de Dios”, preparación privada del sacerdote, el sacerdote muestra a los fieles el Cuerpo de Cristo, distribución de la Comunión, oración después de la Comunión
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“Acordaos que hay pocas almas que le acompañen y le sigan en los trabajos; pasemos por Él algo, que Su Majestad os lo pagará. Y acordaos también qué de personas habrá que no sólo quieran no estar con Él, sino que con descomedimiento le echen de sí. Pues algo hemos de pasar para que entienda le tenemos deseo de ver. Y pues todo lo sufre y sufrirá por hallar sola un alma que le reciba y tenga en sí con amor, sea ésta la vuestra. Porque, a no haber ninguna, con razón no le consintiera quedar el Padre Eterno con nosotros; sino que es tan amigo de amigos y tan señor de sus siervos, que, como ve la voluntad de su buen Hijo, no le quiere estorbar obra tan excelente y adonde tan cumplidamente muestra el amor que tiene a su Padre.” (Sta. Teresa de Jesús, “Camino de perfección”, Cap. 35, 2)
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Le llama la atención algo del testimonio de S. Justino? ¿Le parece importante saber cómo practicaban su fe los primeros cristianos? ¿Por qué ó por qué no?
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12 comentarios
Sobre las otras preguntas, claro que es importante conocer la descripción que de la primitiva liturgia hacía S. Justino, pero en mi opinión tampoco hay que "obsesionarse" con "calcarla" en nuestras celebraciones. Más que nada porque la Iglesia también ha continuado viva en los siglos posteriores...
Por cierto, Maria Lourdes, que si tuviera que señalar cuál es para mi "la frase del post" subrayaría esta referida a Nuestro Señor: "todo lo sufre y sufrirá por hallar sola un alma que le reciba y tenga en sí con amor, sea ésta la vuestra"
Buen finde!!
Pero además, de los Padres Apostólicos -y dicho sea de paso del propio Pablo, que habla de "un altar" del que sólo comen los cristianos (Hb. 13,10), y abundando más, del propio Jesús en la última cena (Mt. 26,28)- se deduce otra enseñanza fundamental para los cristianos de hoy, y es la conciencia de Sacrificio que tenían los primeros cristianos que participaban en el manjar eucarístico. Por ejemplo, San Ignacio de Antioquía, a inicios del siglo II, habla de un "altar del sacrificio", precisando que sólo el Epískopos puede presidir la ceremonia.
Lo que de paso deja a las claras el carácter sacerdotal que Jesús confirió a los doce en la última cena, y la sucesión de éstos en los obispos.
Se entregaron sin reservas y recibieron los dones del Espíritu Santo a raudales, creyeron de verdad.
Respecto de la eucaristía, la cuidaban y apreciaban, desde la fe, de tal manera que no permitían el acceso a la misma sin una condiciones previas a los candidatos,y, además bien acreditadas por sus catequistas. Me parece un valor a recuperar, urgentemente, la actual práctica de la pastoral sacramental dista mucho de lo que nuestros mayores en la fe vivían.
Lamentablemente, he presenciado eso en un retiro del Santo Tríduo. Mi esposo y yo creíamos que iban a tener una cena con comida tradicional de la pascua judía para darnos una idea de cómo era esa celebración históricamente, pero en medio de la cena el sacerdote sentado a mi mesa, después de que alguien leyó unas lecturas para meditación (o eso creía), consagró el pan y el vino en la mesa. Creíamos que iba a haber una Misa en la capilla, pero eso resultó ser la Misa. Todavía no me he recobrado de la sorpresa y eso sí que llamé a la Oficina de Liturgia de esa diócesis (no la mía) para denunciar.
Me alegro que le gustó esa cita que resalta. Esto es del mismo capítulo:
"Y cuando no comulgareis, hijas, y oyereis misa, podéis comulgar espiritualmente, que es de grandísimo provecho, y hacer lo mismo de recogeros después en vos, que es mucho lo que se imprime el amor así de este Señor. Porque aparejándonos a recibir, jamás por muchas maneras deja de dar que no entendemos. Es llegarnos al fuego que, aunque le haya muy grande, si estáis desviadas y escondéis las manos, mal os podéis calentar, aunque todavía da más calor que no estar adonde no haya fuego. Mas otra cosa es querernos llegar a El, que si el alma está dispuesta -digo que esté con deseo de perder el frío- y se está allí un rato, para muchas horas queda con calor."Buena cita para inviernos espirituales, en mi opinión. Un saludo.
Hace poco estuve en una Misa en la que se explicaba antes de la Misa a los alumnos de la catequesis (Primera Comunión y Confirmación) cosas sobre la Misa. Se resaltó mucho la importancia de la reunión y comunidad de fieles (supongo que para animarles a que se hicieran presentes en las Misas dominicales), pero no tanto ese sentido del Sacrificio del Señor.
¡Qué gran misterio de Amor es ese Sacramento!
Tampoco se puede descuidar la preparación antes de comulgar, disponiéndonos lo mejor posible para recibir al Señor. Esos primeros cristianos estaban dispuestos a morir por su fe, dispuestos a morir antes que pecar. En comparación, mi vida espiritual es muy tibia. Pero, para eso estamos en Cuaresma, ¿no?
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Tamara, edité su comentario porque no tiene que ver con el post. Espero que en los momentos de alegría como el que expresa no se olvide de agradecérselo al Señor, por quien recibimos todo bien. De los 10 leprosos a quienes curó el Señor, sólo 1 volvió para darle las gracias. La Misa es la mejor forma de darle gracias a Dios por medio de Su Hijo Jesucristo.
Gracias por este artículo.
Solo Jesucristo, Dios y Salvador, por el don de la fe y por su gracia, nos puede permitir creer en El para verlo y sentirlo en este Divino Sacramento. Jesus, te amo. Gracias por amarnos tanto. Perdóname y perdonamos a todos, porque no habrá jamás amor más grande que el amor de. Dios , que vino a la tierra como hombre para darse como cordero en sacrificio eterno para salvarnos el alma del maligno enemigo.
Solo por el don de la fe podemos comprender tu presencia en el Pan y Vino consagrados.
Por gracia de Dios, podemos decidir abrir nuestro corazón a ti, dejando todo lo que te ofende, para recibirte dignamente.
Alabado seas, Dios y Señor Jesucristo
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