Gravedad de los errores modernistas
En el Evangelio del XX Domingo de Tiempo Ordinario dijo Jesús claramente: “si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn. 6, 53).
En vista de eso, no sorprende que el Papa S. Pio X (1835-1914) declarara al permitir la Primera Comunión desde la edad de razón: “la inocencia de los primeros años, apartada de abrazarse con Cristo, se veía privada de todo jugo de vida interior” ( “Quam Singulari”, 5), como ya se comentó en “La edad de la Primera Comunión: ¿Por qué tanta prisa?”. También permitió este santo de humildes orígenes que se recibiera la Comunión con más frecuencia.
El Señor decía las cosas como las veía sin miramientos humanos, sin cambiar su mensaje porque no agradara a algunos o aunque muchos dejaran de seguirle por no querer aceptar lo que decía. Siguiendo el ejemplo del Señor, el Papa S. Pio X denunció el 8 de septiembre de 1907, en su “Carta Encíclica ‘Pascendi’ sobre las doctrinas de los modernistas” los ataques de los modernistas eclesiales con palabras que no son precisamente políticamente correctos, como muestra su comienzo:
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“Al oficio de apacentar la grey del Señor que nos ha sido confiada de lo alto, Jesucristo señaló como primer deber el de guardar con suma vigilancia el depósito tradicional de la santa fe, tanto frente a las novedades profanas del lenguaje como a las contradicciones de una falsa ciencia. No ha existido época alguna en la que no haya sido necesaria a la grey cristiana esa vigilancia de su Pastor supremo; porque jamás han faltado, suscitados por el enemigo del género humano, «hombres de lenguaje perverso»(Hch. 20, 30), «decidores de novedades y seductores»(Tit. 1, 10), «sujetos al error y que arrastran al error»(2 Tim 3, 13).
“Gravedad de los errores modernistas
“1. Pero es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido, en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia, se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, si les fuera posible, el reino de Jesucristo. Guardar silencio no es ya decoroso, si no queremos aparecer infieles al más sacrosanto de nuestros deberes, y si la bondad de que hasta aquí hemos hecho uso, con esperanza de enmienda, no ha de ser censurada ya como un olvido de nuestro ministerio. Lo que sobre todo exige de Nos que rompamos sin dilación el silencio es que hoy no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados.
“Hablamos, venerables hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia, faltos en absoluto de conocimientos serios en filosofía y teología, e impregnados, por lo contrario, hasta la médula de los huesos, con venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios del catolicismo, se presentan, con desprecio de toda modestia, como restauradores de la Iglesia, y en apretada falange asaltan con audacia todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo, sin respetar ni aun la propia persona del divino Redentor, que con sacrílega temeridad rebajan a la categoría de puro y simple hombre.
“2. Tales hombres se extrañan de verse colocados por Nos entre los enemigos de la Iglesia. Pero no se extrañará de ello nadie que, prescindiendo de las intenciones, reservadas al juicio de Dios, conozca sus doctrinas y su manera de hablar y obrar. Son seguramente enemigos de la Iglesia, y no se apartará de lo verdadero quien dijere que ésta no los ha tenido peores. Porque, en efecto, como ya hemos dicho, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia. Añádase que han aplicado la segur no a las ramas, ni tampoco a débiles renuevos, sino a la raíz misma; esto es, a la fe y a sus fibras más profundas. Mas una vez herida esa raíz de vida inmortal, se empeñan en que circule el virus por todo el árbol, y en tales proporciones que no hay parte alguna de la fe católica donde no pongan su mano, ninguna que no se esfuercen por corromper. Y mientras persiguen por mil caminos su nefasto designio, su táctica es la más insidiosa y pérfida. Amalgamando en sus personas al racionalista y al católico, lo hacen con habilidad tan refinada, que fácilmente sorprenden a los incautos. Por otra parte, por su gran temeridad, no hay linaje de consecuencias que les haga retroceder o, más bien, que no sostengan con obstinación y audacia. Juntan a esto, y es lo más a propósito para engañar, una vida llena de actividad, constancia y ardor singulares hacia todo género de estudios, aspirando a granjearse la estimación pública por sus costumbres, con frecuencia intachables. Por fin, y esto parece quitar toda esperanza de remedio, sus doctrinas les han pervertido el alma de tal suerte, que desprecian toda autoridad y no soportan corrección alguna; y atrincherándose en una conciencia mentirosa, nada omiten para que se atribuya a celo sincero de la verdad lo que sólo es obra de la tenacidad y del orgullo.
“A la verdad, Nos habíamos esperado que algún día volverían sobre sí, y por esa razón habíamos empleado con ellos, primero, la dulzura como con hijos, después la severidad y, por último, aunque muy contra nuestra voluntad, las reprensiones públicas. Pero no ignoráis, venerables hermanos, la esterilidad de nuestros esfuerzos: inclinaron un momento la cabeza para erguirla en seguida con mayor orgullo. Ahora bien: si sólo se tratara de ellos, podríamos Nos tal vez disimular; pero se trata de la religión católica y de su seguridad. Basta, pues, de silencio; prolongarlo sería un crimen. Tiempo es de arrancar la máscara a esos hombres y de mostrarlos a la Iglesia entera tales cuales son en realidad.”
["El descenso de los modernistas hacia el ateísmo", de E. J. Pace en “Christian Cartoons", publicado en 1922 - En los escalones se lee: Cristiandad / La Biblia no es infalible / El hombre no está hecho a imagen de Dios / No hay milagros / No al nacimiento virginal de Jesuscristo / No hay Deidad / No hay expiación / No hay resurrección / Agnosticismo / Ateísmo]
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Anteriormente, el 3 de julio de 1907, el Papa S. Pio X había aprobado “Lamentabili sine exitu: Decreto sobre los errores del ‘Modernismo’”, en la que condenó 65 puntos como herejías.
Este mismo santo mostraba gran bondad con sus enemigos. “Un escritor de Mántua publicó un libro de carácter sensacionalista en el que lanzaba infames acusaciones contra Pío X; éste no quiso emprender ninguna acción legal, pero, en cuanto supo que el calumniador se hallaba en bancarrota, el Papa le envió ayuda: ‘Un hombre tan desdichado, comentó, necesita oraciones más que castigos.” (www.corazones.org) Su celo por la Iglesia Católica como Papa muestra que compartió la preocupación del Buen Pastor por la vida eterna de todas las almas.
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Le parecen desmedidas las palabras del Papa S. Pío X sobre los modernistas? ¿Cómo definiría el modernismo eclesial? Hoy en día, ¿todavía se lucha contra el modernismo eclesial?
Mañana: S. María, Virgen Reina – “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” (Jn. 6, 52)
22 comentarios
Creo que esta encíclica es de lectura obligada para afrontar la situación actual.
El Papa Santo, desgraciadamente, fracasó. A los cincuenta años de su muerte, se convocó con buenas intenciones un Concilio, a partir del cual los errores condenados y los herejes que los sustentaban llegaron a cátedras y cargos y confundieron a los fieles. Recinen hoy la infección progresista comienza a ceder. Tomará décadas purificarse de ella, como ocurrió con el arrianismo
"Éstas ya no conciernen a una situación espiritual propia del mundo pero aún externa a la Iglesia, sino a una verdadera herida en el Nous católico: no a partes desmembradas de un sistema, sino más bien al espíritu inmanente a todas ellas.Según Romano Amerio, eso indica que "el documento no condena partes separadas, sino un espíritu, que en última instancia es el espíritu de independencia." Continúa en el mismo capítulo:
Esto se clarifica también en el hecho, revelado por la encíclica, de que el modernista «plures agit personas ac velut in se commiscet» ("Representa y como si dijéramos, mezcla en sí mismo varias personas"- Denz. 2071), siendo a la vez filósofo, creyente, teólogo, historiador, crítico, apologeta y reformador." (1, 26)
"[...] tenemos dos proposiciones condenadas: el catolicismo es conciliable con la civilización moderna (Pío IX) y el catolicismo es inconciliable con la verdadera ciencia (San Pío X).
De la comparación entre las dos se desprende la inecuación entre la civilización moderna y la verdadera ciencia. La Iglesia separa ambas, pero no abandona la condena del espíritu del siglo. Puede haber auténtica sabiduría en una civilización asentada sobre principios falsos, pero entonces está investida de un falso espíritu y es necesario, con una especie de acción reivindicadora, desnudarla de él y revestirla de la verdad que se encuentra en el sistema católico, poniéndola bajo el principio verdadero." (1, 26)
Estoy segura que conocerá el texto que cito a Ayante de "Iota Unum", en el que el autor trata a fondo el Concilio que menciona. También tengo esperanza para el futuro, como Ayante. Un saludo.
Yo creo que el modernismo eclesial consiste en querer anular verdades de fe porque personas ajenas las consideran antiguas, irracionales e incongruentes: resurrección, eucaristía, encarnación y reemplazarlas por dudas, sustituciones o acogimiento de otras religiones, de las que el cristianismo es una forma más de vinculación a Dios a través de la historia y Jesús uno más de los que se han relacionado con Dios.
Se lucha aún contra el modernismo eclesial y yo no soy tan optimista como Luis, ya se refiera su pregunta a consagrados o a laicos.
También soy optimista, el gran sistema inmunológico del Cuerpo de Cristo, después de 40 años (el tiempo de la travesía en el desierto) comienza a reaccionar. Y derrotará la infección, no le quepa duda.
Recuerdo haber oído en algún programa de EWTN que lo que hace diferente de los problemas que enfrenta la Iglesia en tiempos modernos es que los que antiguamente se hubieran apartado de la Iglesia Católica por no estar de acuerdo con lo que enseña hoy en día se quedan en ella insistiendo en llamarse católicos cuando por sus creencias y prácticas no lo son.
Eso me parece que es lo que más dificulta la lucha y la razón por la que admiro que el Papa S. Pio X insistió en delinear claramente las ideas heréticas que, desgraciadamente, persisten hasta nuestros días. Pero, me mantengo optimista. Un saludo.
Me parece interesante y lleno de esperanza lo que resalta sobre los 40 años. Gracias.
Que el Señor no cambia por ser Dios perfecto me parece maravilloso. Siendo Camino, Verdad y Vida, lo es todo para nosotros y se ofrece a estar muy cerca de todos en esta vida, en todo momento, aún cuando le defraudamos, aún cuando le damos la espalda, aún cuando le negamos hasta el poco amor imperfecto que tenemos. ¡Qué Buen Señor tenemos!
Un saludo.
Reciba mi afecto en Cristo. Su nombre me es particularmente querido por ser idéntico al de mi hermana muy amada.
Me parece muy interesante lo que comenta sobre el luterano Bultmann intentando separar mito de realidad en el Nuevo Testamento. Nunca he estudiado la teología formalmente, o sea que no puedo comentar sobre la influencia de Bultmann, pero sé que alrededor del mismo tiempo en el s. XX estaba planteando Joseph Campbell [que por cierto estudió matemáticas algún tiempo], por ejemplo, la mitología comparativa y la religión comparativa. En los años 80, poco antes de morir, grabó un video sobre el poder de la mitología que todavía se puede ver por televisión en los EE.UU.
Mi impresión es que esa es la "teología" popular que se traga muchas veces la persona media en los EE.UU., que no suele tener formación teológica y apenas conocimientos fundamentales de su propia fe. No está entonces uno preparado para poder discernir por uno mismo si un teólogo moderno se atiene a la doctrina católica, por ejemplo. Para la persona media, una que otra idea puede sonar igual de bien. Si no es usted católica, sabrá mejor que yo si es así también en su tradición de fe.
Por cierto, tengo bastantes hermanos, pero ninguna hermana. Me alegro que se lleve tan bien con su hermana. Un saludo.
Papa Santo, ora pro nobis.
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